domingo, 19 de septiembre de 2021

Cinco películas con Mario

Mario Camus, director de cine fallecido ayer, empezó en el oficio en los sesenta, lo que para mí no es ningún demérito, pues cada uno empieza cuando le toca en edad, no en régimen (a ver si nos vamos enterando, o los tachamos a todos aquí y en el planeta tierra). 

Estaba aún en la veintena cuando dirigió Young Sánchez, con "Nuevo Cine Español" (siempre hay un "nuevo" cine en casa despegando), con clase obrera, con Barcelona y con boxeo. En blanco y negro neorrealista, la película es impropia en madurez y claridad para un tipo de 28 años, aunque entonces 28 eran lo que ahora 35. No era la primera, antes se había marcando Los farsantes en el mismo año. Piden ambas revisión inmediata, a ver esa TVE.

Después nos regala Con el viento solano, un drama español de primera, donde la gitanería se encarama a los altares cinematográfcos que merece y rara vez alcanza. Antonio Gades  hace su primer gran papel en el cine. No lo descubrió Carlos Saura, sino Francisco Rovira Beleta y Mario Camus

Se curte en series de televisión como Los camioneros, Curro Jiménez (la escuela de toda una generación de estupendos cineastas, Pilar Miró incluida) y la mejor pieza televisiva de la historia de España (pública y privadas): Fortunata y Jacinta, basada en la obra cumbre de Benito Pérez Galdós.

 

De hecho, en los años ochenta, Camus demuestra que cuando maneja un texto literario de calidad sideral, muy pocos adaptadores de la novela al cine pueden toserle en el mundo audivisual entero. Para muestra, sus dos obras maestra de los ochenta: La colmena (basada en la novela de Camilo José Cela) y Los santos inocentes (basada en la de Miguel Delibes). Ambas son un prodigio de dirección, guión, intérpretes, dirección artística, banda sonora y montaje (que es lo que hace a una película grande, dejémonos de mierdas).

 


Camus salta de década y, ya talludito, se saca de la manga en 1997 una película mágica, inesperada, deliciosa: El color de las nubes. Con una actriz salvaje, un doblador metido a señorito resentido y unos niños milagrosos que hablan de una guerra en la que Europa se puso de perfil (como suele).

Tambien salta de milenio y sigue en activo hasta 2007, haciendo un par de obras correctas (ya no tiene aquellos materiales de partida de calidad sublime y guonistas tan leídos y solventes). Se retira discreto, sin pecar de jarrón chino del cine. Y ayer se muere. Quedan unas obras a sus espaldas de quitarse el sombrero. Sobre todo, cinco. 

Grande, Mario Camus.

2 comentarios:

  1. Añado entre sus mejores obras Los pájaros de Baden Baden.
    Sombras en una batalla, con una buena Carmen Maura, aborda el tema de ETA desde un prisma inhabitual en aquellos años.

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