Se diría una interesante película
sobre el genio Steve Jobs,
interpretada por el camaleónico Michael
Fassbender. Esto será así quizá para aquellos que fueron a verla al cine
atraídos por el actor, por el personaje o porque era la película de estreno
disponible a la hora en la que se podía ir y en ese cine al que normalmente van,
cada vez menos.
Pero esto es un blog, amigos. No
demasiado exitoso, moderno ni movido, pero blog al fin y al cabo. Eso me
convierte en blogger (cielo santo), aunque personalmente el cargo me da un poco
de risa. De modo que hoy no vamos a limitarnos a decir que la película es brillante
como artefacto e ilustrativa respecto al personaje (tan genial y perfeccionista
en lo suyo como intransigente y soberbio para con todos a su alrededor).
Fassbender, por descontado, está muy
bien, todos los intérpretes están muy bien, la puesta en escena bien, la fotografía
bien… Entonces, ¿qué falta por decir? Pues algo cinéfilamente relevante y más
en este caso: que el guión pertenece al mejor guionista vivo del entertainment anglosajón y que dicho
libreto está dirigido por uno de los pocos autores británicos de relieve
internacional.
En fin, que podemos abrir un
debate en paralelo al de la propia película: ¿es la Compañía –encarnada en sus
equipos, su consejo de administración y el director general nombrado por la
misma- o es Jobs y sólo Jobs el que ostenta el mérito e impone su línea en la
invención, el desarrollo, la comercialización y la presentación de las criaturas
que dicha Compañía y los correspondientes equipos diseñan y fabrican?
Olvidémonos aquí, hablando del film,
de la productora y el equipo técnico y artístico, salvo los dos pesos pesados
del Cine que participan en la fiesta y la condicionan. La pregunta queda como
sigue: ¿Es ésta una película de Aaron
Sorkin, que la escribe con mimo y millones de bytes de talento, o de Danny Boyle, que la dirige con
solvencia y ritmo para que ese guión reluzca en cada fotograma?
Yo creo que Steve Jobs es preferentemente
de Sorkin, que consigue que su guión sobrevuele todo lo demás con juicio y
elocuencia, aunque haga alguna concesión argumental de último momento que Jobs
no hubiera hecho.
Boyle se traga su querencia por
la adrenalina, o la lleva al terreno de las bambalinas de un modo más hábil y contenido
de lo que suele, porque hay un carácter volcánico detrás de cada personaje a
punto de salir a escena y los diálogos que miden cuánta lava se puede o debe
escupir son el meollo de la película.
Tanto es así que he oído desde el
estreno un par de opiniones recurrentes: “Qué hubiera hecho un director mejor
con semejante guión” y “ojalá se hablase en la vida como en los guiones de Aaron Sorkin”.
En cuanto a Apple, al Mac o al Iphone…
¿A quién coño le importa cuánto han alterado el mundo? Es Rosebud lo que cuenta. No el de Kane inventado por Welles. El Rosebud de Jobs, inventado por Sorkin.
Ya lo dijo Billy el guión, el guión y el guion
ResponderEliminarPero este guion dirigido por Billy podría haber sido una película de 9 o 10 y para mí con Boyle es de 7.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo.
EliminarPor eso se puede decir que la peli es más de Sorkin que de Boyle.
Pero querido Luisito un 7 hoy día es un milagro!!!
ResponderEliminarAcabo de ver que yo le puse un 8. . . Nadie es perfecto
ResponderEliminarYo soy más generoso que tú y pongo 7, 8 o 9 con relativa facilidad... Eso sí, no a Sorrentino ni a Wes Anderson, faltaría más.
ResponderEliminarMe gustó mucho ésta.
ResponderEliminarFassbender es muy bueno.