lunes, 15 de agosto de 2016

Steve Jobs


Se diría una interesante película sobre el genio Steve Jobs, interpretada por el camaleónico Michael Fassbender. Esto será así quizá para aquellos que fueron a verla al cine atraídos por el actor, por el personaje o porque era la película de estreno disponible a la hora en la que se podía ir y en ese cine al que normalmente van, cada vez menos.

Pero esto es un blog, amigos. No demasiado exitoso, moderno ni movido, pero blog al fin y al cabo. Eso me convierte en blogger (cielo santo), aunque personalmente el cargo me da un poco de risa. De modo que hoy no vamos a limitarnos a decir que la película es brillante como artefacto e ilustrativa respecto al personaje (tan genial y perfeccionista en lo suyo como intransigente y soberbio para con todos a su alrededor).


Fassbender, por descontado, está muy bien, todos los intérpretes están muy bien, la puesta en escena bien, la fotografía bien… Entonces, ¿qué falta por decir? Pues algo cinéfilamente relevante y más en este caso: que el guión pertenece al mejor guionista vivo del entertainment anglosajón y que dicho libreto está dirigido por uno de los pocos autores británicos de relieve internacional.

En fin, que podemos abrir un debate en paralelo al de la propia película: ¿es la Compañía –encarnada en sus equipos, su consejo de administración y el director general nombrado por la misma- o es Jobs y sólo Jobs el que ostenta el mérito e impone su línea en la invención, el desarrollo, la comercialización y la presentación de las criaturas que dicha Compañía y los correspondientes equipos diseñan y fabrican?

Olvidémonos aquí, hablando del film, de la productora y el equipo técnico y artístico, salvo los dos pesos pesados del Cine que participan en la fiesta y la condicionan. La pregunta queda como sigue: ¿Es ésta una película de Aaron Sorkin, que la escribe con mimo y millones de bytes de talento, o de Danny Boyle, que la dirige con solvencia y ritmo para que ese guión reluzca en cada fotograma? 


Yo creo que Steve Jobs es preferentemente de Sorkin, que consigue que su guión sobrevuele todo lo demás con juicio y elocuencia, aunque haga alguna concesión argumental de último momento que Jobs no hubiera hecho.

Boyle se traga su querencia por la adrenalina, o la lleva al terreno de las bambalinas de un modo más hábil y contenido de lo que suele, porque hay un carácter volcánico detrás de cada personaje a punto de salir a escena y los diálogos que miden cuánta lava se puede o debe escupir son el meollo de la película.

Tanto es así que he oído desde el estreno un par de opiniones recurrentes: “Qué hubiera hecho un director mejor con semejante guión” y “ojalá se hablase en la vida como en los guiones de Aaron Sorkin”.

En cuanto a Apple, al Mac o al Iphone… ¿A quién coño le importa cuánto han alterado el mundo? Es Rosebud lo que cuenta. No el de Kane inventado por Welles. El Rosebud de Jobs, inventado por Sorkin.


7 comentarios:

  1. Ya lo dijo Billy el guión, el guión y el guion

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  2. Pero este guion dirigido por Billy podría haber sido una película de 9 o 10 y para mí con Boyle es de 7.

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    1. Totalmente de acuerdo.
      Por eso se puede decir que la peli es más de Sorkin que de Boyle.

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  3. Pero querido Luisito un 7 hoy día es un milagro!!!

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  4. Acabo de ver que yo le puse un 8. . . Nadie es perfecto

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  5. Yo soy más generoso que tú y pongo 7, 8 o 9 con relativa facilidad... Eso sí, no a Sorrentino ni a Wes Anderson, faltaría más.

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  6. Me gustó mucho ésta.
    Fassbender es muy bueno.

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