viernes, 12 de agosto de 2016

Eddie, el Águila



Ahora que estamos de Olimpiadas, rescato este film que pasó de puntillas por la cartelera del 2016, seguramente porque se equivocó de mes.

Eddie, el águila es una película de aspecto pequeño, aunque su producción no debe haber sido nada cómoda, dada su temática y personaje central. Simpática, un punto sensiblera pero sin pretensiones excesivas, discurre ágil y liviana para contarnos la historia de este jovenzuelo británico que consiguió ir a los Juegos Olímpicos de Invierno como único saltador de sky del equipo, a fuerza de voluntad, picardía, inconsciencia y temeridad.

Todo está algo visto y es sencillo de digerir: el chico soñador, el padre pragmático, la madre entrañable, los estirados del equipo olímpico,… Pero el actor que encarna al héroe tiene un punto muy suyo que lo hace querible y original. Funciona para aportar lo nuevo de una fórmula vieja. Hasta permite ver sin estridencia a Hugh Jackman darle la réplica a Eddie, haciéndolo como saltador fracasado, borrachín y sin norte, pero sin cuchillas.

Por supuesto, rodada con solvencia y medios más que suficientes, huye del énfasis siempre que puede, lo que va en su beneficio y en el nuestro, aunque solo sea para no tragarnos otra historia de superación con tufo a hagiografía.

Mucha nieve y viento en la cara. Refrescante ahora. Y olímpica.


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