viernes, 26 de marzo de 2010

La importancia del montaje (parte 2)

Bueno, pues como esta semana se cumplen 20 años del estreno de Pretty Woman y es peli que siempre pasan en periodos vacacionales aquí os dejo el trailer de Pretty Woman 2. Realmente hábil.

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jueves, 25 de marzo de 2010

VUELVE LA SOBRINA : Crónica a pachas.


Dejemos de lado el nivel de coherencia en el hecho de que el Festival de Málaga se presente en la Casa de América de Madrid, porque resulta obvio que la disponibilidad de los profesionales del cine para acudir a estos saraos es mayor en la capital que desplazándose en masa para una farra con fotos hasta Andalucía, cosa que todos harían –dicho sea de paso- encantados, si las agendas y los presupuestos lo permitieran. Dejemos también al margen la utilidad real de esta fórmula, porque imagino que un photocall y un montón de fotógrafos, cámaras y alcachofas sirven pare difundir razonablemente bien lo que ofrecerá el Festi o cuando menos hará ruido mediático en torno a él. Pero aquí lo que realmente le importa a la concurrencia virtual es quiénes asomaron la nariz, cómo fue el zurre y de qué modo se coló la sobrina en su tercera glam-session en menos de 15 días. Claro que con esto último pasa como con los trucos de magia, en cuanto lo explicas queda ramplón. Así que no seré yo quien lo haga.
Gracias por cederme el paso y poder decir que la organización de este sarao me dejó pasmada. Ir por la puerta de los fotógrafos, con mi mochila al hombro, como si mi cámara fuera dentro, no parecía una gran baza. Pero creo que mi modelo de becaria-intelectual y el hecho de que mi acompañante tenga un doble en el mundo del cine, influyó en el resultado.
Mientras toda la tropa hacía guardia para fotografiar farándula y los que serán homenajeados este año se perdían palacio adentro para una sesión de fotos más elaborada, nosotros cazamos un banco de jardín e iniciamos un encendido debate similar al que cuelga del post anterior, comentario va comentario viene, el cine español esto el cine español aquello. A nuestro lado, la espalda de Carmelo Romero, el director del Festival, que aguantaba tralla sin revolverse, con mucho oficio. Al otro lado del banco, dos chavalas que podían ser jefas de producción, de prensa o de casting, pero no eran ninguna de las tres cosas, acabaron entrando en nuestra conversación y suspirando por una cerveza como el que más.
Porque aquello no parecía tener sentido, allí estábamos pasando el rato, sin saber muy bien a qué narices veníamos. Que si flash por aquí, famoso por allá… pero los que íbamos sin cámaras en la mochila, pues poco plan teníamos. Pero bueno, en este caso nos hicimos amigos de las del banco (ya no de las de la mesa), y eso permitió que nuestra discusión sobre la eficiencia de la industria del cine se relajara un poco… o al menos que yo no me sulfurase tanto.



Abajo, al fondo, al ataque. Ronda al fin de cerveza fría. Aún no se puede fumar porque Juan Diego no ha llegado. Vengo observando que cuando él entra en un recinto donde rige la prohibición y se echa el primer pitillo, como nadie se atreve a amonestarle, se acaba la norma y los fumadores se entregan a lo suyo. Al fin viene Juan y mi pronóstico se cumple. Fumamos observando el famoseo y saludando conocidos (porque al final, en cuanto vas a tres cine-partys acabas encontrándote a los mismos de siempre y ellos se topan también contigo, claro). El tiempo pasa. Revolotean algunos tórtolos alrededor de mis acompañantes. Cosas de las fiestas.
Es en este momento de la noche cuando me entero de que una de nuestras acompañantes, Luisa, resulta que trabaja en la misma empresa de publicidad de mi otro tío (que yo soy sobrina allá donde se me necesite). Nunca me dejaré de sorprender con este tipo de casualidades, y siempre me extrañará que en el trabajo sea llamado Nico y en la familia Nicolás. ¿Dónde se ha visto eso? En fin, no solo había sed sino que el hambre también apremiaba, y aunque bajo el foco estábamos bien iluminadas, el ir a la zona de la que salen los canapés, al fin y al cabo, resulta mucho mejor. No hay duda, aun a pesar de que te persigan por toda la sala para seguir remoloneando. Si es que no se puede ir bien acompañada…


Bajan a abrevar nuestros compañeros de Yuglo, Paulino el prudente y Edgar, camarada de fatigas en la anterior edición malagueña. Tramamos acuerdos y escupimos sobre los presupuestos. Mi sobrina se marca unos bailes a lo Shakira. Nos tiramos unas fotos con un Bardem, la elegante Asumpta y el jefe de cóctel de Muchachada. Me encuentro con Manuela Vallés, la protagonista de un piloto para largometraje en el que hice de paramilitar mamón por amistad con el dire y mi inglés de acento germánico. Anda de palique con Julio Medem (hicieron juntos Caótica Ana) y como resulta obvio que una película pesa más que un piloto la invito a un cigarrillo y me largo a ver cómo va la crónica de mi sobrina.

Cuando bajaron los hombres, yo me uní al grupo de mujeres. Esto como en el cole, cada uno con los suyos. Y no pudimos evitar cuchichear sobre los modelitos de la gente. Nosotras, como íbamos de intelectuales (por fin una vez que no tenia que ir glamourosa, y sin tacones, qué a gusto se va así, madre mía), nos sentíamos con más libertad para ser criticonas. Y ya en momento de desinhibición, decidí que tocaba marcarse unos bailes, que una no tiene siempre la oportunidad de hacer el ridículo delante de actores y directores. Era mi momento para mostrar que no tengo vergüenza alguna (sólo para hacerme fotos con la gente, pero no hay problema, porque eso ya lo hace el hiperfotogénico de la familia, que tampoco sufre de vergüenza).


Cuando la batería se está agotando, los camareros desaparecen discretamente en medio de la confusión. Todos a la calle. Sobrina querida, creo ya tienes hecho el rodaje. A partir de aquí vuelas sola para una nueva sección del blog que titularemos, por ejemplo “Crónicas de la sobrina”.
Pues hasta la próxima.



Ah, coño, que casi se nos olvida:
(no me extraña, a los que montaron la fiesta también se les olvidó contarnos por qué era todo aquello. Bastante que había cartelitos y una pantalla que soltaba imágenes de las pelis, que son…)

Sección Oficial a concurso del Festival de Málaga 2010:
• ‘Una hora más en Canarias’, de David Serrano.
• ‘Héroes’, de Pau Freixas.
• ‘Que se mueran los feos’, de Nacho G. Velilla.
• ‘La vida empieza hoy’, de Laura Mañá.
• ‘El idioma imposible’, de Rodrigo Rodero.
• ‘Bon Appétit’, de David Pinillos.
• ‘El dios de madera’, de Vicente Molina Foix.
• ‘Circuit’, de Xavier Ribera Perpiñá.
• ‘Propios y extraños’, de Manolo González.
• ‘Planes para mañana’, de Juana Macías.
• ‘Rabia’, de Sebastián Cordero.

sábado, 20 de marzo de 2010

Dos por una: Pájaros de papel y El mal ajeno.

Ayer me puse heroico y me fui a ver consecutivamente dos pelis españolas. Dos de las que de un tiempo a esta parte se apuntan a la fórmula de comercialización estilo americano (la única que compite), consistente en hacer un trailer realmente vendedor que cuente la mejor versión posible de lo que te espera en sala, y sacarlo después a todas horas por televisión, internet y donde se tercie, hasta que nadie deje de saber que el título se estrena y hay que verlo.
En el primer caso, Pájaros de papel, la promoción estaba más que garantizada. Hablamos del debut en la dirección cinematográfica de Emilio Aragón, un tío que suele convertir en oro cuanto toca y que, como el propietario de Jurassik Park, John Hammond, puede decir orgullosamente “no hemos reparado en gastos”. No sólo en la promoción para estrenar a toda caña con el apoyo de Antena 3 y la cadena que él mismo preside, sino también en el coste de la propia producción, donde además de ofrecer localizaciones, ambientación y vestuario profusamente, se rodea de un montón de profesionales de primera fila, empezando por el guionista de El hijo de la novia, Fernando Castets, pasando por el veterano José Salcedo en el montaje, hasta llegar al mismísimo director de casting Luis San Narciso. Y ya que hablamos de casting, lo mismo puede decirse del reparto: A su disposición Imanol Arias, Lluis Homar, Carmen Machi, Roger Princep, Diego Martín, Jose Ángel Egido o Cristina Marcos, en una colaboración que hace explotar la pantalla con uno de los momentos realmente conseguidos de emoción que encierra esta película.

Es, curiosamente, la ambición emotiva lo que lastra el resultado de Pájaros de papel, porque la historia en lo geográfico y en lo político –guerra y posguerra civil españolas- se mueve por parámetros demasiado vistos, lo que seguramente influye en que se perciban ya casi como un mero esquema de trabajo más que como un valor narrativo. Pero juega su baza principal en la emotividad de partida que ofrecen un padre huérfano, un amigo doblemente acosado por el régimen y un niño entre la picardía y el desamparo, metidos a artistas de varietés por los caminos de España. Aunque esto no es El viaje a ninguna parte ni lo pretende. Es un homenaje a otro tipo de cómicos: No los que hacen el repertorio de los Álvarez Quintero de pueblo en pueblo, sino los que ofrecen malabarismo, magia, mimo, ventriloquia, cuplé y lo que se pueda, con decorado felliniano mil veces zurcido en teatros venidos a menos, pero de verdad.

Ahí tenía Aragón su auténtica baza, en el conocimiento privilegiado del medio artístico que retrata, pero del que apenas consigue transmitir la esencia, ni tirando de escenas corales ni con el detalle desconocido y revelador. Sólo algunos apuntes (el truco del cigarrillo, los reflejos de Imanol ante el accidente del monociclo) permiten atisbar las posibilidades que ofrecía ese camino. En cambio, el director busca una película total y se siente en la necesidad de mezclar a su troupe con la emoción de la guerra y el drama de la hambruna, con la orfandad del hombre y la del niño, con el miedo del homosexual detestado por los vencedores (que no falte el falangista abyecto), con la conspiración política, con el infiltrado y hasta con la sorpresa argumental de penúltima hora. Y todo ello, secuencia tras secuencia, prolongando las situaciones más allá de lo aconsejable, incluso cuando acierta (¡qué gran escena la del mítico Miliki si hubiera renunciado a apurarla!).

Se diría que el director no está del todo seguro de si contar clásicamente una historia de siempre, sorprender desde el intimismo o firmar un producto de género, cuando, paradójicamente, parece capaz de desenvolverse en las tres variantes. Mezclarlas con equilibrio es harina de otro costal y no está al alcance de muchos debutantes. Al salir del cine, recordando la secuencia en la que vuelan los pájaros de papel del título, me acordé del viejo refrán “más vale pájaro en mano que ciento volando”.


Como la experiencia, aunque agridulce, no me había quitado el apetito, me fui a ver El mal ajeno, la primera de Oscar Santos, otro debutante que tampoco lleva malos compañeros de viaje: Amenábar a la producción, Sánchez Arévalo de guionista, Eduardo Noriega y Belén Rueda como cabezas de cartel… y una idea mucho más precisa y acotada de cómo contar su historia.

Película de atmósfera bien conseguida, donde el misterio y el dilema moral que éste encierra van alternando en peso e interés, El mal ajeno es un ejercicio de dirección francamente medido aunque no llegue tampoco a ser redondo. La puesta en escena de la acción, eficacísima, y la calidad (o el carisma) de los actores, suplen hábilmente las carencias de un material sorprendente que genera momentos realmente poderosos, más en la primera mitad que cuando se dirige hacia su desenlace.

El problema de esta película no es su exceso de pretensiones, aquí Santos ha ido claramente a facturar una de género. Lo que falla es una cierta morosidad en los giros y en la importancia de los personajes secundarios para la progresión dramática (el padre, la chica joven, el enfermo beligerante, la viuda a la deriva…). La historia, que hubiera agradecido un poco más de “aire” para un desarrollo que carga fuertemente hacia la tensión y la angustia propias de la Unidad del dolor de un hospital omnipresente, trata de concentrarse en lo esencial y eso no le permite mayor densidad sino que descubre la liviandad de su tesis. Amenábar debiera haber metido mano en ese guión, para dotarle de las necesarias dosis de entretenimiento y, con el mismo misterio, la peli se habría subido al podio de los ganadores. Quizá la próxima vez, porque Santos tiene talento para conseguirlo.

¿Conclusión? Que ninguna de las dos películas me deslumbró, pero tampoco maldije el tiempo empleado en ellas. A juzgar por los comentarios de los demás espectadores (bastantes, por cierto), creo que la sensación era compartida. Se han estrenado dos nuevas películas con gancho, algo desiguales, pero interesantes en cualquier caso. Si todas las películas “regulares” que estrene el cine español alcanzan la calidad de éstas, será un gran año.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Mi sobrina y los Premios Fotogramas

He descubierto una fórmula fantástica para glosar galas sin castigarme el hígado: un negro periodístico. Gracias a la sorprendente capacidad de Nerea para hacer amigas, en este caso la actriz Carla Nieto, la sobrina se convierte en corresponsal del corresponsal y nos cuenta los premios Fotogramas 2010. Ea, que uno tiene una edad y mucho que dibujar...

Tras una tarde estresada de compras, aparecí con mi modelo (cual bailadora de tangos) a la hora acordada (¡increíble!) en el kilómetro 0, donde me esperaba, reluciente, Carla. Y nos dirigimos a la Joy. Allí esperamos pacientemente al reparto de invitaciones, saludos por aquí y por allá… Frases del tipo: ¿Cómo tú por aquí? ¿En qué andas trabajando ahora? Y, como no podía ser de otra manera, nos encontramos rodeados de curiosos que decidieron que los protagonistas de la noche hicieran un fotocall doble: uno con ellos como acompañantes, y luego el propio de la fiesta.

Tras haberme colado por la puerta “Glam”, que era sólo para las y los que harían pase ante las cámaras, pasé luego, también de strangis, a la zona aún más “VIP” donde estaban los nominados y los que darían los premios. Nos acomodamos las dos damas, de un modo peculiar y poco glamouroso, junto a compañeros de reparto de Acusados.

La gala resultó amena e incluso divertida, gracias a Anabel Alonso, aún a pesar del constante “Shhhh” entre el público, pidiendo el merecido respeto que se debía a los que estaban sobre el escenario. De hecho, Antonio Resines, al que supuestamente habían encontrado en el bar de enfrente tomando algo… (uno de los guiños a la gala de los Goya), tuvo que pedir silencio en la sala. Pero no me extraña tanto jaleo, ¡si allí no cabía ni un alfiler!

Los premios, pues bastante poco comprometidos. Todos subieron tranquilamente a recogerlos, como si estuvieran en su propia casa. Se notaba que estaban en su ambiente. Entre belleza, bellezón, y grandes figuras del cine, se repartieron los premios: Penélope Cruz, cuyo premio subió a recoger su hermana Mónica; Luis Tosar, quien ya parece que sabe lo que es reivindicar en condiciones y exigió más portadas para el cine español; Juan Diego, que como apuntador de la gala dijo que en realidad Fotogramas no lleva 60 años dando premios, sino 43; Concha Velasco, quien pidió perdón a José Coronado, pues le había dado plantón hacía pocos días por sufrir gastroenteritis (seguro que los bífidus ayudaron a tal cuestión…); Adriana Ugarte, que se marcó un baile; Sergi López, quien agradeció el premio a través de una videocámara y parecía ligeramente trasfigurado, cual avatar; y por último Amaia Salamanca como la persona más buscada en la página de Fotogramas; Daniel Monzón, antiguo crítico de la revista durante unos 10 años, a recoger el premio a mejor película española…

El momento “cerveza 2” llegó poco después de que acabara la gala, pero no sólo la cerveza voló, hubo una actriz que también quería echar alas… Pero no tuvo esa suerte, las alas no la rescataron. Muchas risas, bailoteo, miradas para retocarse en la invitación-espejo y barra libre, hicieron que la noche pasara tranquilamente. El lifting que sufría Carla, gracias a su impresionante trenza que la acompañaba desde las 4 de la tarde, hizo que no disfrutara todo lo posible, pero el final de la noche y esas risas en "compló" (algo que queda en petit comité) compensaron todo momento incómodo.

Fin de la crónica de Fotogramas, para ver foticos y demás...a la web oficial del evento, que pa’ eso está.


Saludines/ Besines de la verdadera sobrina.

lunes, 15 de marzo de 2010

Cine español versus cine de Hollywood (8)

Los camaleones de Fernando Marañón: Robert De Niro.

Los camaleones de Fernando Marañón: Javier Bardem.

Los camaleones de Benjamín Lois: Javier Bardem.

Los camaleones de Benjamín Lois: Robert De Niro.

viernes, 12 de marzo de 2010

nuestro John Ford de las letras*

*La definición es de Fabrizio. No había otra mejor, amigo.


Cualquiera que se haya leído El camino, sabrá lo que acabamos de perder. Delibes, además de otras muchas cosas, era un novelista prodigioso, hábil para el paisaje, el personaje y el detalle. Duro y piadoso, versátil e identificable, convincente y convencido. Cazaba historias sin pensar en trofeos, hacía bien su trabajo. En fin, valores que parecen en desuso pero que siguen destacándose, aún hoy, a la hora de la despedida.

Unos cuantos cineastas, casi todos retirados, supieron de las posibilidades que ofrecía Delibes en el cine español, quizá cuando la identidad del cine español estaba más definida. Y Delibes tuvo bastante suerte, porque varias adaptaciones de sus textos salieron francamente bien: El camino, de Ana Mariscal; Retrato de familia, de Jiménez Rico, basada en la novela Mi idolatrado hijo Sisí; La guerra de papá, de Antonio Mercero, basada en El príncipe destronado; Función de noche, de Josefina Molina, a partir de la representación teatral de Cinco horas con Mario; y, por supuesto, Los santos inocentes, donde Landa, Pávez y Rabal demostraron lo que pueden hacer los grandes actores españoles cuando hay un material de primera con el que trabajar, y con la que Mario Camus firmó su mejor película.

El disputado voto del señor Cayo a su lado parece menor, aunque a mi me encanta y más de un político debería vérsela una vez a la semana. El tesoro, La sombra del ciprés es alargada, Una pareja perfecta (basada en Diario de un jubilado) y Las ratas no salieron tan bien. Quizá porque el cine español y su espectador estaban ya en otras cosas que no vamos a entrar a valorar.

Es un consuelo saber que este grande no se va a recordar por “He venido a hablar de mi libro” o “A la mierda”. No tendremos su momento friki en youtube, para destruir el talento de una vida con un minuto de patochada. En lugar de eso, puede encontrarse fácilmente el corte en el que Rabal llama a su milana, que hoy vuela sobre España como un crespón negro cada vez más frecuente. Buena caza, Miguel.

jueves, 11 de marzo de 2010

La importancia del montaje

Hoy toca un juego que se marcaron en los Goya de este año a costa de Celda 211, supongo que inspirados por estas perlas que cuelgan de Youtube hace tiempo, reinterpretando trailers de películas o creándolos con retales y que demuestran la importancia del montaje y la facilidad de manipular con él al espectador (algo que en realidad ya se hace frecuentemente en los trailers originales). Echemos un vistazo:

La primera, El resplandor de Kubrick convertido en comedia:




Otro alarde, la supuesta segunda parte de Titanic:




Toy Story convertida en una de terror, si Eisenstein levantara la cabeza...




Si queréis ver más, hacerle una visita a http://www.thetrailermash.com/

martes, 9 de marzo de 2010

Avatares de los Oscars

la noche de los Oscars en el Círculo de Bellas Artes

El lugar de la retransmisión

Los que no pudieron venir, por tener otros compromisos

El cronista y Carla

Rosa, Carla y Nerea: la mejor compañía

Hasta Oscar tenía sed

Entre premio y premio (ojito al colega tras las chicas, todavía tiene resaca)

Nerea con Alberto Ammann, el prota de Celda 211

Escoltado por Nerea, mi sobrina más cinéfila y fiestera, acudí al Círculo de Bellas Artes para la noche de los Oscars organizada por el Canal Plus y la Cadena SER. Vamos a resumir la cosa del oropel y la logística rápidamente con un calificativo comodín: DESPLIEGUE. La capacidad de convocatoria del Plus sigue intacta, el catering despreció la crisis y la barra libre garantizaba overbooking hasta bien entrada la noche. Y en fin, que la fiesta bien, como prueban las fotos adjuntas. Ya sabéis que estas cosas son un poco como bodas, acabas de amiguete de quien te toca en la mesa, en nuestro caso la encantadora actriz Carla Nieto (Trash, Acusados), y su no menos encantadora amiga Rosa Hernández. A partir de ahí, la espera, las caras más o menos conocidas y recientemente premiadas, algún encuentro inesperado, la tradicional porra, la conversación cinéfila (“Me encantó tu película”), alguna bebida regando la mesa, una copa de agua llena de intriga... y, al fin, la ceremonia de los Oscars a toda pantalla.
Yo había previsto en A vivir Madrid que Avatar ganaría por acumulación de premios técnicos, pero me equivoqué. Una de artificieros también puede presumir de sonido (dos categorías) y montaje (otra más). Si a esto le añades guión y dirección, la batalla contra Avatar está ganada. Claro, ahora es fácil verlo claro. Lo demás no tenía tanto problema, actores cantados (sólo tienes que fijarte en quién está nervioso, ese es el que va a ganar), peli de animación y banda sonora para Pixar, hasta lo de El secreto de sus ojos era predecible (Campanella trabaja allí y eso cuenta). Mi gran decepción vino por La dama y la muerte, el corto de Recio con música de Sergio de la Puente que al final no lo consiguió, aunque no es poco mérito llegar hasta allí. Por lo demás, Baldwin y Martín correctitos y Stiller realmente gracioso (prácticamente el único). Lo de las recurrentes y cansinas presentaciones de cada cosa por actores plantados en alguna plataforma es, para mí, inexplicable. En fin, que el mosqueo de Clooney fue lo más original del espectáculo. Así que finalmente, el escenario donde lo vimos este año, el salón del Círculo o las butacas de la sala de al lado, fue lo que nos marcó la diferencia.
Había allí mucha “sobrina” suelta. Pero creo que la única de verdad era la mía. Por cierto, Nerea, te recuerdo que le pases a tu madre-mi hermana las llaves de mi casa para que me las devuelva, que no puedo vivir sin ellas.

Fin de la crónica. Fotografía: varios autores. Estilismo: Elena Osorio



domingo, 7 de marzo de 2010

sábado, 6 de marzo de 2010

An education


Una colegiala a punto de cumpir 17, buena estudiante en una Inglaterra mortalmente aburrida, conoce a un granuja maduro y se deja encandilar por su capacidad de maniobra, gracias a la cual (y a la inexperiencia de ella) cada cita resulta deslumbrante en su novedad: el concierto de clásica, la cena distinguida, el club de jazz, la escapada a Oxford, el fin de semana en París… hasta que, como diría el poeta, la verdad desagradable asoma.

Un pequeño argumento en una pequeña película muy bien realizada que descubre además a una actriz llena de encanto, Carey Mulligan, en un mundo británicamente triste pero solvente y parisinamente prometedor pero efímero.

El guión no cuenta nada que no sepamos. Ni el romance, ni las trivialidades cotidianas, ni la falsa rigidez familiar, ni el colegio inglés y sus ingredientes aportan grandes ideas -la más interesante, la que enfrenta diversión al día con esfuerzo a futuro-, pero todo viene atravesado de un encanto melancólico inusual en el que la actriz aguanta el resto con aplomo e inocencia, como a veces sucede a los 17.

En fin, una lección inglesa difícil de aprender.

jueves, 4 de marzo de 2010

La muñeca de Roberson

Monica Bellucci

Elvis


Marilyn Monroe


Siempre es un placer hablar de los amigos, en este caso de un ilustrador con una muñeca prodigiosa. Como el cine es lo que prima aquí, cuelgo varios dibujos suyos relacionados con el tema. Pero Roberson es mucho más, así que os dejo también el link de su blog. De los Oscars ya hablaremos.

martes, 2 de marzo de 2010

Shutter island


Scorsese suele decir que hace una para él y otra para el estudio. Siempre ha sido un tipo listo, hasta en la forma de cubrir los patinazos. Se lo perdono, porque ha filmado Malas Calles, Taxi Driver, Alicia ya no vive aquí, El último vals, Toro salvaje, El rey de la comedia, Jo, qué noche, El color del dinero, Uno de los nuestros, El cabo del miedo o La edad de la inocencia, y algunas de esas maravillas eran para el estudio. Pero de un tiempo a esta parte (etapa Di Caprio) sería bueno que avisara. Ésta la he hecho para ellos, esta para mí. Y luego, que el espectador tire una moneda al aire.

Shutter Island, a la que fui con mucha ilusión porque me había salido cara, prometía mil delicias entre la niebla, mantuvo el tipo con esos jardineros encadenados y la amenazante fortaleza de piedra y gritos aún sin oír, avivó mi interés en el primer rifirrafe de polis frente a loqueros… y luego se desinfló. Al cabo de 25 minutos de los 149 que dura, todo lo relacionado con la maquinaria interna al servicio de un misterio me pareció previsible y –seguramente para evitar esa previsibilidad- farragoso hasta el bostezo. El misterio se ve venir y el camino hacia su descubrimiento en pantalla se hace interminable, errático y decepcionante.

Por supuesto que hay imágenes poderosas, exquisita recreación de ambiente, momentos muy brillantes y secuencias logradas, pero los agujeros del guión son muchos y llamativos -sobre todo, desde el planteamiento puramente de género que la película nos propone-. Y de paso, Ben Kingsley y Max Von Sydow sólo ponen su empaque para reforzar las dudas del espectador, pero no tienen más papel. Quiero decir que su papel no es de personajes con valor narrativo, sino de puro casting al servicio del truqui que sostiene la película.

Como vengo comentando desde el jueves en otros blogs, donde opinan a favor o en contra pero con criterio tíos curtidos y cinéfilas sinuosas, no me parece que esta valoración surja porque se trata de Scorsese y se establezcan comparaciones con sus obras maestras -lo sé, lo sé, empecé citándolas...- o porque la nueva de este gran cineasta genere demasiadas expectativas. Al contrario: Creo que si Scorsese no firmase al final (si no supiéramos desde el principio que es suya), la percepción general sobre la película empeoraría notablemente. Un tal Mick LaSalle, del San Francisco Chronicle resume el asunto –venenosamente- diciendo: "La leyenda se interpone en el camino del artista (...) Scorsese debería dejar de intentar hacer obras maestras y probar a hacer buenas películas".

Juicios aparte, espero no haber destripado nada y que aún puedas arrojar tu moneda.