martes, 23 de junio de 2020

Schumacher

Ha muerto ayer el señor Joel Schumacher (ayer o anteayer, que uno nunca sabe entre el cambio de horario y el cierre de las redacciones). Schumacher no es que tuviese una cinematografía apabullante, aunque sí aseada y con un buen puñado de méritos. 

Pero tengo que retomar filmografías, paralelismos, guerras cinéfilas, estrenos o algo, porque este blog se está convirtiendo en una noche de difuntos. 

Adiós, Joel, me quedo con tus: St Elmo punto de encuentro, Línea mortal, Tiempo de matar, El cliente, Un día de furia, Verónica Guerin y Un toque de infidelidad.

Muchos te van a recordar por los pezones de Batman. No lo tomes a mal, aquí en España -por ejemplo- somos muy de eso, aún con autores propios y de mayor fuste. Imagínate lo que importan estas simplificaciones aplicadas a un newyorkino de ascendencia sueca. 

domingo, 21 de junio de 2020

45 años sin perder el apetito



"Los peces son amigos, no comida". Ese era el mantra repetido por los asistentes a la reunión de tiburones anónimos en la que trataba de reeducarse el gran blanco a quien dieron un papelito en Buscando a Nemo.

Los peces quizá, pero allí de los humanos no se decía nada. Y si son rubias y se bañan en pelotas, para que te cuento.

En los escualos, como en cualquier otra especie, el verdadero problema con la gula es probar el primer bocado. Ya no te vas hasta que dejen de sacarte raciones. Así pasen décadas.

sábado, 20 de junio de 2020

Bilbo se ha puesto el anillo

Y desapareció. Buen viaje a Rivendel, Ian Holm.



jueves, 11 de junio de 2020

La Sardá


Adiós, reina


jueves, 4 de junio de 2020

Un amigo extraordinario


El amigo extraordinario (absurda revisión del titulo original, que ni se acerca), es éste de arriba, Tom Hanks, encarnando al muy popular en su país Fred Rogers. Rogers fue un presentador de programa infantil adorado en USA, puesto que muchas generaciones de estadounidenses han crecido ante sus enseñanzas televisivas.

Tanto es así, y tanto tira la presencia de Hanks en los créditos, que en no pocos resúmenes del argumento se dice que la película es un biopic sobre Rogers. Ya les vale. El protagonista de verdad es el de abajo, un hombre de familia de probado pesimismo ante el género humano y con pasado desatendido por un padre díscolo que ahora busca reconciliarse.

Hanks hace de coach, confesor, santón budista y lo que tú quieras. Hanks es el actor más grato y solvente, querible y creíble que queda en Hollywood. Pero el problema no es mirar la historia desde el descreimiento o el colmillo retorcido. Es que, aparte las cuatro o cinco canciones ñoñas y dos momentos de marioneta que dan alipori, la película es tan bienintencionada como plana. La escena del metro o la del restaurante, que debieran conmover, producen estupor. 

Y el protagonista Matthew Rhys, no es que haga de gris (como Ruffalo en la anterior película comentada aquí), es que ES gris. Su ausencia de carisma le hace naufragar ante su esposa y su niño de meses, la hermana de dos minutos y no digamos ya el gran Chris Cooper o el propio Hanks.

En fin, que se deja ver con no poco esfuerzo (tampoco es vistosa), esperando que Hanks haga algo inesperado o que a uno le entre el espíritu norteamericano de los buenos sentimientos nivel navideño. Pero cuando al fin acaba no eres mejor, y de eso deben ir estas películas. Si no, ni extraordinarias, ni leches. 



miércoles, 3 de junio de 2020

Aguas oscuras


Esta película buena, sombría y poco superficial tiene un lastre inevitable: el precedente de Erin Brockovich, que trata de forma bienhumorada un caso de infección consciente de aguas comunitarias muy similar al narrado en Aguas oscuras.

Todd Haynes es un cineasta elegante, de tempo lento, capaz de meterse en honduras mayores y hacerse entender muy bien en ellas, cosa que a Soderbergh le cuesta más. Pero Steve es astuto, tuvo la sonrisa y el wonderbra de Julia Roberts de su parte, además de que Albert Finney es muchísimo más empático (y simpático) que Tim Robbins.

Así las cosas, la última película cuidadosa y de Estudio sobre cómo las gastan las grandes corporaciones cuando se contraponen salud del común frente a beneficios económicos, se queda en un correcto e interesante ejercicio de denuncia al hollywoodiense modo.

Llega a las mismas conclusiones que la de Soderbergh, pero peores. ¿Habíais oído hablar de los errores y horrores que arrastra el rentabilísimo invento del teflón? ¿Se ha prohibido su uso en las sartenes? Pues eso.

Al menos Mark Ruffalo (de un tiempo a esta parte anclado en el personaje Banner / Hulk), demuestra que es capaz de encarnar convincentemente la grisura con apenas engordar cinco kilos, calzarse un traje oscuro y peinarse a raya. Estaba cantado, pero bien por él.