Le prohibieron asistir al estreno de Lo que el
viento se llevó, por negra. Fue la primera actriz de su raza en
ganar el Oscar, pero no pudo sentarse durante la cena de la ceremonia en la
misma mesa que sus compañeros de reparto (ver Green book,
muy ilustrativa con estas contradicciones). Estuvo relegada a papeles de criada
para los blancos y se ganó así el rechazo de los negros, irritados con el
estereotipo e intransigentes con quien lo interpretara. Pero ya lo dijo la
propia Hattie McDaniel: “Prefiero
interpretar a una criada por 700 dólares que ser una por 7”.
Anatemizar su mejor trabajo es, por cierto, hacerle un flaco favor
a Hattie.
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