lunes, 5 de abril de 2010

Películas para niños


Viernes 26 de marzo: Llegamos al pueblo toledano al anochecer. La mami se ha quedado en la ciudad dando el callo y me toca hacer el papel adulto protagonista en esta película de "Vacaciones con papá", en la que las niñas se muestran eufóricas con lo de subir la leña, guardar su ropa, preparar la cena y ver una película de la inmensa colección VHS amontonada en la habitación de la hamaca. Es un ritual ir allí, al fondo de la casa, atravesando el patio helado, encendiendo la luz que cuelga de la viga central de esa estancia llena de objetos fantásticos como una mecedora, una vieja montura española o una máquina de escribir hispano olivetti de los años treinta. Pero el armario del cine siempre supone la mayor atracción, debe ser cosa hereditaria. El prisionero de Zenda de John Cromwell es la primera elegida. Tiene aventura, intriga cortesana, princesa, vals y un tipo como Ronald Colman por partida doble. El único capaz de reunirse con David Niven tras escapar de una emboscada y decir con natural soltura que trae “el regalo de una bella enemiga”. Supongo que ser inglés, pasarlas canutas en la Gran Guerra e intercambiar batallitas con colegas como Claude Rains o Basil Rathbone da cierta ventaja. Ese mismo año protagonizaría Horizontes perdidos, que puede ser la siguiente película a disfrutar.
Madeleine Carroll hace el papel de la princesa Flavia, y aunque a mí siempre me pareció inexpresiva y algo bizca hay que reconocerle prestancia para los trajes de corte europea en días de coronaciones y complots. Las niñas saborean cada escena y reaccionan con exactitud ante las interrupciones del vals y la desesperación del director de orquesta, ante el puñal clavado junto a la cabeza de Colman por el segundo de los Fairbanks, ante el duelo de espadas frente a la cuerda que baja el puente levadizo. Porque todo tiene un sabor puro: el encuentro de los dos Rudolfs, la facilidad con la que se explica su parecido físico (qué gran personaje la tataratataratatarabuela Amelia), la juerga en el pabellón de caza, el vino envenenado, el ensayo de la coronación, la coronación misma, los desprecios al despreciable hermano Michael, el flirteo con la princesa (hay que llamarlo flirteo, no cabe otra expresión en Zenda), la abnegación del consejero real, el malvado Rupert de Hentzau, la señal con el candelabro desde la ventana, el foso, la mazmorra y el duelo que empieza con un Shakespeare remozado para la ocasión: “La mitad de mi reino por una cerilla”.
Una niña de nueve años y una de cinco vibrando al unísono con una película de 1937. Pequeñas prisioneras de Zenda.


Sábado 27 de marzo: Indiana Jones y el templo maldito
Vistas la primera y la última un año antes, no quedaba otra que completar la trilogía del Indi joven. La peor quizá, pero también llena de humor, de sabiduría cinematográfica y cinéfila y la que más niños contiene. Y más terror. Esto no es Zenda, aquí hay sacrificios a Kali, bebedizos posesivos y maldad de primera plana. Pero mis hijas discriminan con soltura de televidentes, internautas y consumidoras de 3D y TDT. De hecho, lo que menos les divierte es el niño chino, como si fuesen críticos avezados. Y lo que más, la bailarina en permanente estado de histeria, cabreo o ánimos intermedios, como a Spielberg antes de pedirle matrimonio. Y una sobremesa toledana queda llena del tipo del sombrero, su látigo y sus medias sonrisas para todos los públicos.
Después de la sesión en la gruta azufrosa, salimos a campo abierto en busca de aventuras.


Sábado 27 de marzo (noche): Shakespeare in love
No será la mejor de Madden, aunque si la más brillante. Y la más asequible de las suyas para ciertas edades, la de nueve atraída por la palabra Shakespeare, la de cinco por la palabra Love. Además, Joseph Fiennes y Gwyneth Paltrow se transmiten electricidad auténtica mientras la apabullante nómina de secundarios (Geoffrey Rush, Tom Wilkinson, Steven O'Donnell, Ben Affleck, Judi Dench, Imelda Staunton, Colin Firth, Rupert Everett) se ocupa del trabajo sucio.
Y es el teatro del teatro, el fingimiento, el disfraz, el duelo, el recitado y la pasión. Apenas una escena resulta decididamente no apta (con la cortesana saltando de forma inequívoca sobre el jefe del teatro rival) y le damos al avance con el consiguiente regocijo inocente que produce en todo niño la cámara rápida. Y al final, la inmensa playa en la que se aleja por siempre Lady Viola para convertirse en la protagonista de Noche de Reyes, transmite a mis princesas su auténtica emoción.
Mañana llegan refuerzos infantiles. Esta vez se trata de un varón de diez años, futbolero y con Wii. Habrá que rebuscar viejas aventuras en el armario del cine, que me hace el mismo servicio que el baúl de un mago.
Domingo 28 de marzo: El temible burlón
Burt Lancaster y su compañero del circo, al que siempre llamaremos “Ojo”, se marcan una de piratas poco seria, pero infalible para todas las edades y todos los sexos, porque entre pirueta de proa a popa, rescate por la dama, motín pirata y rebelión libertaria, hay tiempo para el amor, para la ciencia y para la mímica de un comediante que se perdió el cine mudo. Sí, claro: Ojo.
Hasta mi hermano, que traía a los nuevos huéspedes, se engancha y la ve hasta el final disfrutando de los comentarios de sus sobrinas y el nuevo crío de nuestra improvisada filmoteca VHS.

Lunes 29 de marzo: Espartaco
"¿De verdad queréis ver ésta? Dura tres horas y termina mal". No les importa, la Semana Santa ha entrado de encargo a través de la videoteca familiar y la de romanos se impone. Supongo que por instinto atávico, porque ellos no han conocido aquellas épocas en las que programaban hasta la última, desde Quo Vadis y Ben Hur (aún vivas) hasta la terrible y pasoliniana El Evangelio según San Mateo, que a mí, quizá por el blanco y negro, me impresionaba más que ninguna, parecía más real.
Así que allá vamos: gladiadores, romanos decadentes pero ambiciosos, Charles Laughton repartiendo estopa y clase, la esclava, el líder musculado y las maravillosas voces de doblaje de aquellos tiempos de proyección sistemática de todo lo que acabara en crucifixión. Y la aguantan entera. Y saben quién es el malo entre los malos, y el rastrero y el noble. Y lo de que la dirija Kubrick tendrá algo que ver en que el resto de la semana, cada vez que hacen una pifia y preguntemos quién ha sido el artífice, los tres niños griten “¡Yo soy Espartaco!”. Han entendido la película.


Martes 3o de marzo: Los inmortales
Aunque llevamos ya dos consecutivas de espadas y batallas, me da un antojo ochentero al ver en la repisa Los Inmortales, una película del irregular (y con frecuencia pésimo) Russell Mulcahy: Christopher Lambert, con más bizquera que Madeleine Carroll, hace el papel de Connor McLeod, y Beatie Edney (qué chica más dulce ¿a dónde se fue?) el de su esposa escocesa. Pero sobre todo está Connery, a punto de iniciar lo mejor de la última etapa de su carrera (Los intocables, El nombre de la rosa, Indiana Jones y la última cruzada,…), demostrando que había alcanzado ese punto al que todo intérprete aspira, en el que para dominar cualquier escena le basta con estar en ella.
La película es de una futilidad casi cómica, aunque la banda sonora despierta una nostalgia benigna y los cambios de época siguen siendo sorprendentes y cuidadosos. Pero como dijeron los mayores de entre los pequeños: “¿Y todo esto para convertirse en mortal? ¡Vaya una cosa…!”

Miércoles 31 de marzo: La ventana indiscreta
Unas persianas de cañizo que se abren progresivamente, una panorámica del patio de vecindad, un tipo escayolado y su nombre sobre el yeso, una cámara rota, la foto que le costó la fractura, la revista para la que trabaja. Aún no ha empezado el diálogo pero el guión ha puesto todos los elementos de partida de una obra maestra absoluta ante los ojos puros de tres niños que no han visto una de Hitchcock jamás, porque ya no existe Sábado cine, ni ciclos retrospectivos en la 2, ni nada que se le parezca. Apenas han transcurrido unos pocos minutos y todo está ahí, salvo Grace, para que los pequeños se peguen a su butaca casera y disfruten de un cine que ya no se hace. Pero llega Grace, en el momento justo, luciendo una moda incapaz de envejecer sobre su piel, que las dos niñas del público admiran sin concesiones. Y Telma, esa masajista corrosiva que dice las cosas como son y despierta más de una risa infantil por lo crudo de sus pronósticos criminológicos. Y el perrito que muere, y la señorita corazón solitario que quiere morirse, y la señorita Torson bailando y “caminando entre lobos”, y la pareja en luna de miel maratoniana tras una cortina que lo hace todo absolutamente libre de censura oficial o paterna.
Por fin una de asesinatos que los menores contemplan sin terror, aún entendiendo plenamente lo que allí se cuenta. En fin, Hitchcok. Pleno en el video club semanasantero del pueblo con estufas.

Jueves 1 de abril: Vacaciones en Roma contra Golden Eye
Gran día de cocido para 10 en la cocina rústica, donde se prepara el litúrgico visionado de Vacaciones en Roma, que nunca falla cuando se juntan al fin todas las madres, hijas y titas de la casa en la casa de los VHS. ¿Una de romanos? Para ellas ésta. Audrey y Gregory en el apogeo de su belleza, contando una sencilla historia de amor principesco que termina casi como El tercer hombre, pero sin cítara.
Es el momento elegido por los varones (salvo el de diez, que tiene que verla porque no se ha traído la Wii), para escapar al pub del pueblo vecino. Me encanta la película, pero ya conozco de sobra la reacción de mis hijas en cada plano, en la pérdida del zapato (como Cenicienta, dice siempre la peque), en la fuga que acaba en la boardilla de Peck con su pijama y una exclusiva en ciernes, en la escena de la peluquería, en la de la vespa, en la de la boca de la verdad, en la pelea, en el coche, en la respuesta a la prensa, coreada en cada nuevo pase por mis hijas: ROMA. En el plano final, demoledor y a la vez hermoso.
El pequeño jugador de Wii se cobrará su venganza esa misma noche, porque ponemos Golden Eye. La primera de Bond con Brosnan haciendo el papel, tomando martinis y repartiendo besos y balas por medio mundo. Las chicas no se van al pub porque no son muy de barra, pero van dispersándose en corros y conversaciones cada vez más alejadas de 007 y sus variadas (y no muy amenas) persecuciones en tanque, avioneta, coche y patinete. La lujosa vaciedad de Bond sólo se llena con testosterona infantil o ganas de tenerla. Así que aguantamos a pie firme, como mandan los cánones, hasta el último morreo a la buena rusa.
Mañana tocarán otros riesgos.

Viernes 2 de abril: Billy Eliot
El último día, la primera película protagonizada por un niño y la menos infantil de todas. Pero mi pequeña está aprendiendo ballet y eso parece argumento suficiente para ver al hijo de los mineros tratando de abrirse camino en el mundo de la danza, frente a una comunidad que cree que eso es de nenas, pero que le quiere incondicionalmente.
Como yo suponía, a la pequeña le encantan las escenas de baile pero desconecta un poco de lo demás, mientras los de nueve y diez disfrutan del lenguaje subido, de la actitud inconformista de Billy y de la banda sonora super-inglesa.
Ese Billy saltando en su cama al son de la música justo antes de los créditos, resume esta semana de Cine en la que el mayor placer ha consistido en redescubrir su maravilla a través de otros ojos más limpios y asombrados que los míos.

4 comentarios:

  1. madre del amor hermoso!! si que habéis tenido una genial semana santa! envidia de no haber estado en la habitación de la hamaca. para mí el encanto reside no en la colección de VHS, si no en la colección de libros de Agatha Christie. no puedo evitar una sonrisa al recordar esos antiguos libros. llévame la próxima vez!

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  2. Del Prisionero de Zenda, yo recuerdo la versión de Stewart Granger, cine de sábado por la tarde, con caballeros, princesas y duelo de espadas, un buen duelo de espadas diría yo…no me extraña que las niñas estuvieran encantadas.

    Indiana Jones y el Templo maldito, tiene todos los elementos que les fascinan a los niños, una comida nauseabunda, bichos por todas partes, una heroína gritona, que dónde iba a parar era mucho más “guay” la relación varonil del dúo Indi-niño. Me quedo con la primera.

    Shakesperare in love. Me sorprende la capacidad de nuestros niños para comprender, entender, asimilar y disfrutar de películas que podríamos suponer les parecería un rollo. Bravo por ellos.

    El Temible burlón. Yo la quiero, ¿dónde se puede conseguir?, me encanta Burt and company, ni Fabrizio, ni nada, a mi me gusta haciendo piruetas por almenas y huyendo debajo de una barca. Y su sonrisa.

    Espartaco. Debo confesar que quizá la tercera vez, fue cuando pude o supe, apreciarla, al principio no podía entender esa fascinación que tenían todos por ella. Me parecía pesada, larga, no me gustaba el protagonista, no entendía porque tenía que acabar tan mal ni porqué no había más “amore”, ni por supuesto el baño de Tony Curtis….en fin, no sé si por los malos principios que tuvimos, pero no es una película que me acabe de llenar, supongo que siempre hay un grado de feeling que aquí no se produce, lo siento, por si alguien cambia de opinión sobre mi.

    Los inmortales. Toda la parte medieval me encanta, me gusta la chica, los paisajes, lo feliz que se le ve a Christopher Lambert, Sean e incluso el malo. (Y Queen) Después en el siglo XX, el malo, me parece muy grotesco, y la chica no me convence nada, y vamos que no me trago yo que deje todo y quiera ser mortal por esa chica con cara de mala uva y unos pendientes horrorosos.

    La Ventana indiscreta, me vuelve loca el apartamento del músico. Y Grace, y Telma. Luego tendrá todos los fallos que queramos verla, pero tiene un suspense intenso, nos hace mirarnos al ombligo, porque ¿a quién no le gusta cotillear? Ver qué ocurre enfrente, o como tiene decorada la casa el vecino.

    Vacaciones en Roma, una delicia, aquí entré en conflicto con nuestro amado Fabrizio, que me dijo que era una película de abuela, vamos que eran las que les gustaban a su abuela, así que, yo abuela de Nenuco, porque me encanta, ¿quién ha ido a Roma, y no ha recordado este película, ni ha hecho la broma de la mano en la boca de la verdad? Nadie. Además, yo sigo prendada de Gregory y de su amigo, y de esa buhardilla, y siempre pienso, que una vez al año, la princesa se hacía una escapadita de fin de semana para quedar con él. Oye, ¿por qué no? Yo lo haría desde luego.

    Billy Elliot, o el amor de un padre y su renuncia. Una pequeña joya inesperada.

    ¡Que bien os los habéis pasado!

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  3. Bravo por tu análisis!!!
    Yo no había reparado en lo de los pendientes, (que también serían muy "ochenteission", fijo). Pero ahí queda.
    Y no sé si el Burlón está en DVD.
    A mi me gustaría que estuviera El tren, que es mi favorita del granuja sonriente de Burt

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  4. “El tren”, ya son palabras mayores, otra cosa, dónde va a parar. Pero es que yo, no sé si me está entrando una morriña espantosa, o qué, pero voy a ver si puedo conseguir,”El temible burlón”, “El Halcón y la flecha”, “El mundo en sus manos” , “Los Vikingos” y “Scaramouche”, (esto para empezar) y me vuelvo pequeñita, y me doy un atracón de nostalgia pero de la buena, nada de lloros.

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