viernes, 13 de octubre de 2023

Predator: la presa

Algunos amigos cinéfilos, cuando me descuelgo con películas de esta catadura me preguntan abiertamente "¿por qué las ves?" Quizá porque en las chatarrerías aparecen de vez en cuando raras y valiosas piezas.

La chatarrería Predator lo es desde la segunda entrega del cazador deportivo intergaláctico, para el que los hombres son piezas mayores dignas de adornar con su osamenta la pared de la nave. 

La penúltima entrega, anterior a la que nos ocupa, tocaba fondo en todo lo que no se debe hacer con un personaje interesante: dejarlo sin premisa y rodearlo de amigos y enemigos entre lo absurdo, lo idiota y lo irritante, eliminar el misterio y sustituirlo por barullo de la peor estofa. En fin, un desastre total. 

Pero no hay sábado perezoso en el que no esté uno dispuesto a probar una tapita de Megalodón o una entrega depredadora que se va hasta el mil setecientos, el de llanuras americanas habitadas por guerreros comanches y tramperos mugrosos.

Que sea mujer (rastreadora y buena con los hierbajos sanadores) el guerrero que va a enfrentarse al cazador de los cielos es esta vez algo que juega a favor de la historia, no una imposición a la moda. Al menos el guion se toma sus molestias. 

Tampoco hace falta explicar de más, aquí importa la cacería, el intercambio de papeles entre las fieras de la propia naturaleza, la serpiente, el puma, el lobo y el oso, los guerreros y su rastreadora, los tramperos franceses y el depredador. Todos son en algún momento cazador o presa.

Con ritmo, sangre, paisaje y emociones primarias muy eficaces, la de la india atada a su hacha es la mejor desde que Arnold se cubrió de barro para matar al monstruo. Esta joven comanche (Amber Midthunder), tiene su propio método, digno de verse aunque se te haga tarde en el sofá.

2 comentarios:

  1. No era una guerrera, pero era quién mejor guerreaba, esas prácticas a escondidas con el hacha, la cuerda y el arco cundieron tela, mejor que el mejor guerrero. Una crack que no sólo le dió estopa al feo con muy mala leche del espacio, también a los mugrosos tramperos. Esto es de más ficción que la existencia del propio alienígena.
    Una película que se deja ver si te haces a la idea de lo que estás viendo y desde luego es lo mejor desde que Danny Glover tuvo su encuentro con el Predator, lo que ha habido enmedio mejor olvidarlo y aquella Aliens VS Predator, ohjú chiquillo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. sí, lo de que les dé cerita a los tramperos justifica el duelo final, puesto que muestra a las claras que es el mejor rival para el bichaco. Dentro de la suspensión de la realidad que la película pide, es muy coherente consigo misma, cosa que no se podría decir de las entregas anteriores, desde Glover.

      Eliminar