miércoles, 8 de diciembre de 2021

Las leyes de la frontera

Bonito homenaje a un género que tuvo su eclosión entre la muerte de Franco y mediados los años 80: el cine quinqui. Daniel Monzón sabe filmar muy bien cuando la historia tiene algo de nervio y ésta lo tiene. Menos del que debiera, pero quizá es que la nostalgia siempre dulcifica los dramas personales.

El trabajo de ambientación, sonido y música es primoroso, desde el piso del gafitas y el cine con destapes y mamporros, hasta el barrio chino, los billares, el bareto, la disco y el burdel. Todo eso, evidentemente, está también bañado de nostalgias.

Y luego tenemos a la chavalada y a la chavala. Los quinquis más atinados se situan entre lo descerebrado y lo agresivo. El líder es otra cosa, parece un personaje de Reverte. Y ella, la Tere (Begoña Vargas), gana por goleada en encantos, los visibles y los ocultos. 

Buen casting joven en cualquier caso, poco conocido (curiosamente es la popularizada por Merlí la que menos les renta). Frente a ellos, una decena escasa de adultos, entre policías de mala catadura, padres desnortados y las víctimas de los atracos con frase. 

Aquí no importa tanto la escalada criminal, el comercio y abuso de pastis y porros, la policía de mano y vaso largos o las motivaciones de la mayoría para ir de una cosa u otra por la vida. Vamos a por la nostalgia y a todo ritmo. No es cine quinqui, es su versión Disney con canciones de las Grecas.


2 comentarios:

  1. pues sí, frente al torete es puro Disney, así que gustará mucho más que el torete

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  2. Vivimos tiempos Dieney, anónimo.
    Te dejo, que tengo que cantar una canción!

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