A lo largo del tiempo occidental
(tiempo cinéfilo), ver una película de Bond ha otorgado etiquetas de todo
signo. Ha identificado al espectador como “facha” o “modernuqui”, como machista
rancio o como eterno (y machista) peterpan, como pop o como snob, como triunfador
o como aspirante frustrado.
Hay gente con pasta que en lugar
de ver anuncios en la tele y en los catálogos se guía por estrenos de Bond y
pasarelas de los Oscar. Con eso está dicho todo. Así está el mundo.
La capacidad universal del
personaje, un modo de gestionar la vida, el amor, la política y los viajes muy
británico, viene a resumir quién manda y por qué, en el cine y en general. El
ciudadano espectador sólo necesita entretenimiento y la certeza de que gente
armada y competente mata en su nombre a quien nos toque los cojones.
Eso y contemplar chavalas.
Lo demás, ya se sabe: un arranque
exótico en lo visual, prodigioso en lo técnico, apabullante en lo
presupuestario y adrenalinico en lo bondiano. Un ir y venir de Londres a Roma,
los Alpes, Tánger y demás destinos hoteleros. Una pizca de sarcasmo. Una
persecución en coches caros. Una pelea contundente, preferiblemente en tren.
Una organización en la sombra que se descubre íntegra en dos minutillos de
ordenador. Una torturita desagradable. Un villano listo y tonto a la vez (aquí
mas tonto que listo). Unas instalaciones carísimas en algún lugar inhóspito,
que se van al garete con cuatro chufas bien dadas, buena puntería y un gadget
de Q.
Nada nuevo bajo James... Ah, sí,
las chavalas. Nuevas, para lo de siempre: la hispana prescindible (la inmunidad
erótica de 007 con esa raza merece estudio), y dos bellas europeas (vive la
France, forza Italia) con las que sólo nos deleitan en los preliminares.
A ver si nos vamos actualizando
en eso, puritanos de mierda.
Pues si,,,, eso es lo que hay
ResponderEliminarTe veo, Marañón, en plan crítico agresivo.
ResponderEliminarQué conste me me entretuvo (sólo faltaría), me divirtió en no pocos momentos y no me puse a fiscalizar. Es una más de Bond, con sus atractivos y sus flaquezas.
EliminarLo que menos me engancha es la parte femenina de la receta por lo que digo ahí. Todo lo enriquecen (o tratan de enriquecerlo), menos eso, que cada vez luce más mojigato. Y me parece un error, teniendo en cuenta lo que Bond representa en este aspecto para los espectadores.
Pensaba hacer yo una entrada en mi blog sobre "Spectre", pero tras leer esta me he quedado tan satisfecho que desisto. Genial reseña, Fercho.
ResponderEliminarAhora bien, yo lo que más disfruté fueron los rejostios, seguidos de los chuscamientos, supongo que de lo más dolientes, del tren. Aúpa el Bond canalla, vamos el Bond de siempre.
Hay momentos de cierta vacuidad que me dejan algo frío, auque yo también lo pasé bien con ella.
Y lo de las mujeres latinas es una verdad como un puño. Cuidado con la "Pérfida Albión"...
Conste, Marañón, que también hay gente sin pasta que se pirra por las pasarelas de los Oscars, los anuncios y las películas de James Bond. Tienen asumidas las tendencias.
ResponderEliminareso por descontado, pero me parece más significativo que lo hagan los que la tienen
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