La familia norteamericana repentinamente reunida ofrece, cuando la
obra aspira al prestigio, un territorio minado de secretos, rencores y
reproches de largo alcance. De eso va Agosto, la película que le ha proporcionado a Meryl Streep
su décimo octava nominación al Oscar, adaptación de un drama teatral de
los que piden premios a gritos, representado por un grupo de actores y
actrices imponentes y dispuestos a todo.
Meryl Streep,
algo pasada de rosca, dirige una catarsis de mesa y mantel en la que
todos y cada uno de los miembros de esta familia tan del Medio Oeste
versión literaria, van dándole la réplica –ora Miller, ora Williams- y brilla especialmente una Julia Roberts tan precisa como gratamente madura (visto lo visto en los Oscars, ojalá nunca se opere).
Minuto
a minuto, escena a escena, los diálogos y su encarnación por los
diferentes protagonistas del drama son espléndidos y eso,
paradójicamente, acaba lastrando el conjunto: Ésta es una película que
se gusta a sí misma y no sabe o no quiere renunciar a un solo toque de
desgarro, a una sola revelación traumática o tremenda. En fin, que acaba
saturando al espectador por acumulación, porque la familia de Agosto se
diría un compendio de todas las familias teatrales norteamericanas que
han pasado por las tablas con tufillo a Pulitzer antes incluso de
que suba el telón. El alcohol y demás adicciones, la brecha
generacional, las carencias emotivas, los amores prohibidos, las crisis
matrimoniales, la cita de T.S Eliot y hasta el calor opresivo del verano, acuden a la cita sin novedad o disimulo, encadenándose hasta el empacho.
Aún
así, la película es disfrutable también por eso. Como pasa con esas
comidas fuertes a las que a veces hay que regresar a pesar del riesgo,
sólo hace falta acudir a la sala con un protector de estómago o un
digestivo para disfrutar plenamente del festín dramático de Agosto.
Meryl pone el ajo.
No le falta de ná
ResponderEliminarLe sobra ajo
ResponderEliminarbastante
pues a mi me parece que todos están sobrebios, hasta el soseras del mulroney
ResponderEliminarsoberbios, quería decir, que si no parece una coña con desprecio encubierto
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