El viernes que viene aterriza en los cines una de esas películas con prestigio que suelen asomar en el último trimestre para competir con garantías en los próximos Oscars.
La crítica que precede su estreno en España la pone por las nubes y supongo que en ello influyen el tema abordado, la potente producción, la dirección sólida de McQueen, el impecable reparto encabezado por Chiwetel Ejiofor y Michael Fassbender con aparición especial de Brad Pitt incluida (es productor de la película) y el siempre agradecido detalle de estar basada en una historia real.
La crítica que precede su estreno en España la pone por las nubes y supongo que en ello influyen el tema abordado, la potente producción, la dirección sólida de McQueen, el impecable reparto encabezado por Chiwetel Ejiofor y Michael Fassbender con aparición especial de Brad Pitt incluida (es productor de la película) y el siempre agradecido detalle de estar basada en una historia real.
Pero el espectador que haya leído
La
cabaña del tío Tom o visto la serie Raíces encontrará pocas
novedades en este nuevo repaso al horror cotidiano de la esclavitud en las
viejas plantaciones de algodón sureñas de antes de la Guerra.
Esas pocas novedades tienen parte
narrativa y parte estética: En la primera, la narrativa, se nos ofrece la
condición de hombre libre del protagonista, que no remite a un reciente pasado
africano sino a su vida de clase media alta newyorkina, en una época previa a
la secesión americana. Una circunstancia bastante original para esta clase
de relato, de la que se hubiese agradecido mayor información en el arranque e
influencia en el desarrollo.
En la parte estética, la novedad es que la violencia ejercida sobre los esclavos gana en realismo y en crudeza.
Por lo demás, la historia no se despega demasiado de las convenciones propias del género: un negro listo siempre cae mal a un blanco ignorante, un dueño de plantación blando es pronto sustituido por uno abyecto, las señoras de la casa combinan la indiferencia más escalofriante con los celos mal llevados, y así hasta reunir la docena.
Su contundente realizador extrae de todo ello algunos momentos muy poderosos. Quizá toda la película lo sea para el espectador muy joven, al que se dirige preferentemente la industria de Hollywood hoy día. Sin embargo, a mí me ha resultado una de esas narraciones correctas e interesantes en la que ser testigo otra vez de una verdad terrible, pero ya conocida.
Aunque, paradójicamente, en esta ocasión ni siquiera te permiten calcular el paso de los años.
No parece, pues, una película demasiado personal para el director de "Shame", que a mí me gustó mucho.
ResponderEliminarNo me lo ha parecido, no. Aunque está muy bien rodada, por descontado
EliminarPues tendras razon pero como dice Luis S. a mi me gustan los virtuososs aunque sean algo clasicos.
ResponderEliminarHablanos de la gran belleza, anda..
Atticus 444
Cada vez te apegas menos a la actualidad
ResponderEliminarY me parece bien