Bestias del sur salvaje, es
una película de Benh Zeitlin que llega precedida de premios en Cannes y Sundance y que se sumerge en el reciente desastre de Nueva Orleans. Pero lo hace sin héroes
convencionales, ni vidas superficialmente cruzadas al estilo del cine de
catástrofes. Ésta propone otra mirada, recorriendo una comunidad
chabolista de pantano a través de la voz en off y la estupenda presencia de una
pequeña niña silvestre, la hija del más militante entre los vecinos. Una
curiosa militancia, la del padre y su pandilla, reivindicando el derecho a una
vida semi-salvaje dedicada a la pesca, el aguardiente y la anarquía organizada,
que casi mola. Incluso después de que la tormenta lo anegue todo.
La película, cámara al hombro
cuando conviene, pretende ofrecer autenticidad en sus imágenes, pero tiene una
estupenda textura lomográfica, poco casual a
mi juicio para retratar entornos mugrientos, casas de chapa y vegetación
corrompida. Como historia, da unos cuantos tumbos y ofrece también
momentos interesantes o hermosos, pero no acaba de mantenerse sobre el
alambre. Y va picoteando de los aromas del cortometraje fresco, de la
excentricidad con buena música a lo Wes
Anderson, del realismo mágico en su variante afro y del onirismo bizarro
versión burdel flotante.
Dicho así parece un cóctel un
poco bestia, pero es que de eso va la cosa, de bestias reales e imaginadas.
Afortunadamente, ahí está la niña, que se pasea por todo ello pura y magnética,
como una princesita del sur salvaje.
El cuarteto es la película que presentó Dustin
Hoffman fuera de concurso en la 60 edición del Festival de San
Sebastián, aprovechando que venía a por su premio Donosti.
El cuarteto narra con oficio de
gringo (en la mejor versión del término), el ir y venir de unos cuantos
veteranos en torno a un concierto que celebra la residencia en la que pasan sus
últimos días. Un lugar reservado en exclusiva para viejas glorias de las
filarmónicas y el bell canto, al que llega una gran diva encarnada por Maggie
Smith cargada de arrugas y talento.
Habrá quien tache la película
como cosa para abuelos, pero es que a los abuelos, que por cierto abundan,
también les gusta ver cine y reconocerse agradablemente en él.
Hoffman tiene el buen criterio de
no aparecer en pantalla y cuida de sus actores para darles todo el espacio y
tiempo que precisan. Diálogos divertidos, emoción bien medida y Giuseppe
Verdi.
Extraordinario debut, Bestias del sur salvaje, un territorio real más poderoso que el más allá imaginado: bestias, entre las que se encuentra el hombre, de la mano de la naturaleza. ¡No os la perdáis!
ResponderEliminar"Textura lomográfica".
ResponderEliminarNunca te levantarás sin aprender una cosa más. Hablo de mí, claro. Bárbara palabra, Mr. Marañón.
Cuánto cine no estoy viendo, ay.
Saludos.
Un festival al año no hace daño.
EliminarSan Sebastián sin ir más lejos.
Textura lomográfica: foto con mucho grano, de inmediatez aparente, pero artística a más no poder.
Razón tienes, Luis:
ResponderEliminarMarañón se ha tirado el moco.
Sí que es un poco cajón de sastre (y desastre, por aquello del huracán), la de las Bestias del sur. Pero visualmente le ha salido poderosa.
ResponderEliminarEso suena a lo que se decía en tiempos de La Codorniz cuando la película era incomprensible o desafortunada: "tiene muy bonita fotografía..." (lomográfica, por supuesto)
ResponderEliminarEstoy esperando el sermón marañoniano sobre The Master. Antes de pronunciarme.
ResponderEliminarSe te acumulan las nominadas, fotógrafo de lápiz: Lincoln, El lado bueno de las cosas, Los miserables, The master...
A ver cuándo pías.