Volver a nacer, película de Sergio Castellito con Penélope
Cruz como protagonista absoluta, es una coproducción entre Italia,
España y Croacia.
En ella, Castellito aborda una
historia compleja y terrible que mezcla amor, guerra y maternidad, sabiendo de
antemano que cuenta con una estrella (buena actriz además) y un presupuesto
potente. Sin embargo, estas seguridades han jugado en su contra. A veces pasa:
las cosas te van bien, como dicen en el póker “la mano está caliente”, haces
una apuesta demasiado alta y te quedas sin blanca. Castellito se emborrachó de
película y su drama se ha ido al garete.
Penélope Cruz es ya una actriz
capaz de echarse una película entera a la espalda, pero su director se olvida
de las espaldas del público. Ella hace su papel, atravesando
diferentes edades y demasiados registros, el optimismo juvenil, la frustración de la mujer yerma, el miedo y la furia en un
Sarajevo cada vez más infernal… Incluso la han nominado al Goya por su interpretación. Pero no sé si puede separarse a la actriz principal de un conjunto tan desafortunado, donde el guión se empeña en rizar el rizo, en
apurar misterios que se ven venir y en explicarlos todos hasta generar el
efecto contrario al que se busca. Lo que se pretendía conmovedor acaba
resultando ridículo en los momentos clave (20 minutos finales en los que la
historia naufraga clamorosamente).
Un montaje más económico habría
podido salvar los muebles, pero Castellito prefirió apostárselo todo. Y perder.
El muerto y ser feliz, la nueva de Javier Rebollo, es una coproducción hispano-franco-argentina según se va a mano izquierda. Rodada solo en Argentina (menos mal) con José Sacristán como protagonista, esta película propone una historia en clave de road-movie que promete sorprender, incluso divertir, y lo consigue menos a cada minuto que pasa.
Tener a un actor como Sacristán (siempre espléndido), y una riqueza de escenarios semejante a la que ofrece esta película (en especial las regiones de Salta y Jujuy), para a continuación dedicar la mitad del metraje a los jeringazos de morfina de su personaje central, es una temeridad. Convertir una voz en off, que cambia de sexo caprichosamente y que parece casi una audiodescripción para ciegos, en la columna vertebral de la película y su principal singularidad, se me antoja una decisión innecesariamente exótica. Aunque genere algunos de los mejores momentos de la película, los protagonistas, muy bien dibujados, y su peripecia, con posibilidades, acaban pagando la machaconería de esa voz.
Cuando terminó la proyección, otro off, a dos butacas de distancia, dijo “pues me ha dejado muerto, pero no feliz”. Y me pareció un implacable resumen. Aunque la calidad de Sacristán es punto y aparte, y su Goya está cantado.
Eso sí que me hará feliz.
Pues si que has acertado este fin de semana
ResponderEliminarJoder. Sacristán tenía que haber protagonizado Heat, haciendo cualquiera de los protas, el de Pacino o el de De Niro. Mira con que convicción tira de pipa.
ResponderEliminarRecomiendo a Urbizu que le meta en su próximo noir.
Me gustó Penélope en su anterior colaboración con Castellito, No te muevas. La peli como tal fue sobrevalorada, pero creo que lo fue porque ella se salía. Brutal interpretación la de Penélope.
ResponderEliminarAunque en el arranque de Carne trémula de Almodóvar ya había demostrado que podía con cualquier cosa.
Ésta no sé, me dejas dudando si verla o no.
(P.D. El domingo recogí el libro y el dvd, aunque usted estaba de pellas)
De Rebollo, "Lo que sé de Lola" me gustó dentro de su rareza. Pero "La mujer sin piano" no me gustó nada. De ésta última del muerto ya he oído varias opiniones poco favorables, aunque como en tu caso, todos separan a don Pepe.
ResponderEliminarPero si te parece discutible que el esfuerzo de Penélope Cruz pueda disociarse de una mala película de cara a los Goya, deberíamos aplicarle el mismo rasero a Sacristán. ¿No os parece?
Pues algo de razón tienes, Toni.
EliminarLo que pasa es que la película protagonizada por Penélope es un desastre, desde el punto de vista de la crítica al menos, unánimemente juzgado como tal. Y en la de Rebollo (otra vez ciñéndonos a la crítica), hay división de opiniones.
Castellito ha querido hacer una gran película sobre grandes temas universales y por ello su fracaso es mucho más notorio.
Rebollo, en cambio, se lo ha montado de autor con nuevo experimento y eso en cierto modo le protege.
Respecto a Sacristán frente a Penélope Cruz. Pues hombre, no hay comparación. A Sacristán podrían haberle dado el Goya en cualquiera de las que ha hecho desde que existen los premios. Y a Penélope ya le han dado tres, por interpretaciones mejores que ésta última, en películas mejores que ésta última.
Bueno, bueno. OK a Sacristán versus Penélope.
EliminarEn cuanto a Castellito versus Rebollo, pareces insinuar que Rebollo se escuda en una peli experimental, cuando mi opinión es que sólo sabe hacerlas así. No por premeditación "festivalera", sino porque ese es su estilo.
No es que él se escude. No me refería a la actitud de Rebollo. Hablaba de la actitud del público, que frente a cine "no convencional" suele valorar la película "no convencionalmente". Vamos, que aun de forma inconsciente, ante ese tipo de propuestas el espectador tiende a matizar sus juicios.
EliminarEn cambio, si le ofrecen una película convencional (con vocación de gran melodrama además) y no funciona, la crítica tiene todas las papeletas para ser feroz.
Desde que hablamos de cine, esto se está volviendo un coñazo
ResponderEliminarBueno, Marañón, confiamos en que mañana irás al cine...
ResponderEliminarHe visto la de Penélope. Lástima de esfuerzo. Media película hace aguas y el americano pone de los nervios. Ella pasa raspando.
ResponderEliminarHe visto El muerto y ser feliz. Muy bien Sacristán, es verdad, pero ¿qué cuenta la película? ¿A qué viene decirnos constantemente lo que ya sabemos? ¿Qué hace Jorge Jellinek apareciendo ridículamente en ella? Y, sobre todo, ¿cómo consigue la financiación Rebollo?
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