lunes, 8 de octubre de 2012

El fraude




Arbitrage (en el original), inauguró la sección oficial a concurso de la 60 edición de San Sebastián. Se titula para su estreno español El Fraude y es una idea arriesgada -la del título-, porque si defrauda, el titular se pone a huevo: el Fraude de El Fraude, y por ahí seguido.

Pero la pregunta es: ¿Quién se siente defaudado por una película de Richard Gere cuando decide ir al cine a ver a Richard Gere? ¿Somos los espectadores exigentes con nuestras estrellas? Yo creo que menos que con nuestras parejas, pero claro, será porque con IVA y todo, aún nos salen más baratas.

Esta película de Richard Gere (no es que la dirija, eso es cosa de Nicholas Jarecki, pero todo en ella se pone a su servicio), resulta bastante animada, intrigante y correcta. Gere ha lucido siempre más en papeles de villano (aquel poli de Asuntos sucios) y aquí lo es con todas las consecuencias. Quizá sea el mejor hallazgo del film en términos narrativos, que los protagonistas sean el malo y sus tejemanejes financieros, familiares, penales y de bragueta. A Gere la edad le ha ido moldeando la expresividad en el rostro. Tiene además una bonita voz. Y cuenta aquí con el apoyo de unos secundarios (incluida la gran Susan Sarandon), que arropan su desgaste y su tensión.

Convencional, no demasiado contundente en ninguno de los elementos que pone en juego, pero bien narrada y agradablemente entretenida, da lo justo: A Gere en un papel lucido y superficial, a la ciudad como escenario del dinero en movimiento, a las mujeres con olfato aguantando lo que aguantan siempre y a un chaval integro encarnado por Nate Parker apuntando maneras para el futuro, que quizá esté lleno de papeles en policiales, cine deportivo y cosas así.

(La versión original de este artículo apareció en experiensense.com, como parte de mis crónicas sobre el Festival de Cine de San Sebastián 2012).

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