España y
Latinoamérica han hecho intercambio cultural continuado desde que tengo
memoria, incluso antes, muuuucho antes.
La música va y
viene con una fluidez incuestionable desde aquellos cantes de ida y vuelta, los
de la otra orilla, pasando por las habaneras, los boleros, las rancheras,
tangos o milongas interpretados aquí y allá, como el pop y el rock una vez que
el idioma se apropió de esos géneros y les dio su propio toque, sin entrar en
compositores de zarzuelas y sinfonías que al margen del país de origen han
copado un ámbito cultural de 400 millones de fieles. Artistas colombianos,
argentinos, cubanos, portorriqueños, venezolanos, nicaragüenses, peruanos,
mexicanos o chilenos han triunfado en España década tras década, y lo mismo
hicieron los músicos españoles en todos esos países y varios más que
recibieron, aportaron y exportaron lo suyo.
Lo mismo
sucedió, aunque con un poco menos de continuidad, con la Literatura. Entre
exilios variopintos de "El siglo de los exilios" y
editoriales cosmopolitas a uno y otro lado del charco, se extendieron con la exuberancia
propia de América los del boom (García Márquez, Vargas Llosa, Carlos Fuentes,
Roa Bastos, José Donoso, Julio Cortázar), los anteriores al boom (Darío, Vallejo,
Neruda, Borges, Paz, Rulfo), el post boom (Isabel Allende, Antonio Skarmeta,
Cristina Peri Rossi, Laura Esquivel,…), los nietos del boom (Elsa Osorio,
Santiago Gamboa, Jorge Volpi…), y -por dejar el boom tranquilo- los
antiguos (El Inca Garcilaso, Sor Juana Inés), los decimonónicos (José Asunción
Silva o José Martí) o los inclasificables (Bryce Echenique, Carilda Oliver,
Luis Sepúlveda…), mientras los autores españoles se leían y reconocían allí del
mismo modo.
La gastronomía
se ha intercambiado, cruzado y triunfado con similar fortaleza: la cocina
peruana, el asado argentino, el picante mexicano, la coctelería cubana, el
marisco chileno y las casas españolas en cualquier país latinoamericano que
imaginemos rindiendo culto a los platos tradicionales que han entrado en otras
tradiciones aderezándose de yuca, malanga, patacón, maíz, fríjol, chile y
arepa.
También la
pintura, con el muralismo de Rivera y la rabiosa Frida como punta de lanza, o
la poesía, desde el salvadoreño Roque Dalton al uruguayo Benedetti, han
arraigado en el imaginario del español, como Lorca, Hernández, Machado,
Picasso, Dalí o Sorolla y más recientes artistas de aquí levantan pasiones en
el trópico americano, que ojalá hubieran pintado o cantado esos fieras para
todos nosotros.
La televisión,
cuyo valor cultural, aunque me pese, es imparable, ha hecho circular la
novelería de todo el continente y de España y sus tiempos revueltos sin barrera
idiomática, de acento o de esencia argumental.
Entonces… ¿Qué
demonios pasa con el cine? ¿Porqué cuesta tanto estrenar lo de allá aquí y allá
lo de aquí?
Seguiremos
informando.
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