Agosto es un mes cabrón. Parece que los grandes se mueren
más. O es el periódico, adelgazado de tragedias colectivas, el que destaca
estas pérdidas.
Ahora es la de Sancho Gracia. Le recuerdo desde que yo era
un crío. En verano iba con los suyos al mismo cine al que nos llevaba mi padre.
Humilde -para ser actor-, generoso y cordial. Creo que le faltó en cine un
papel a la altura del que tuvo en la televisión. Aunque siempre cumplía
sobradamente. Su trono como héroe de ficción nacional sigue vacante. Y así nos
va.
Le echaré de menos.
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