Un poli de pueblo que va a su bola pero no pierde detalle. Su madre acabándose. Unos traficantes peligrosos aunque con ideas. Un tipo del FBI, entre el manual del cuerpo y la improvisación valiente. Y un niño cabroncete.
No le ha hecho falta más a esta película para convertirse en una intriga solvente, simpática y de nervio. Porque hay un guión bien trabado, unos diálogos originales y una puesta en escena cuidada pero sutil.
Y Brendan Gleeson.
Durará poco en los cines. Id a verla.
martes, 7 de agosto de 2012
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