domingo, 19 de agosto de 2012

Otra tanda de frases maravillosas


Ese es mi bistec, Valance.
John Wayne. El hombre que mató a Liberty Valance

- Mac ¿Nunca has estado enamorado?
- No. He sido camarero toda mi vida.
Henry Fonda. Pasión de los fuertes

Si los ha visto, es que no eran apaches. 
Jhon Wayne. Fort Apache

Nunca le doy la mano a un pistolero zurdo.
Johnny Guitar

-El mío ha caído primero.
-El mío era más alto.
Lomax (Kirk Douglas) y Taw Jackson (John Wayne). Asalto al carro blindado. 

- ¡No se puede comprar a una mujer con dinero!
- ¡Pues inténtelo usted sin dinero, je, je! ¡Yo ofrezco 250 dólares por ella!
Lee Marvin. La leyenda de la ciudad sin nombre. 

- Señor Rumson, ¿es que cree usted que todo lo que produce la tierra debe usarse para hacer licor?
- Sí, siempre que sea posible.
- Debería leer la Biblia, señor Rumson.
- Ya he leído la Biblia, señora Fenty.
- ¿Y no le animó a dejar la bebida?
- No, pero frenó mi interés por la lectura.

Lee Marvin. La leyenda de la ciudad sin nombre. 

El Mundo se divide en dos categorías, los que tienen el revólver cargado y los que cavan, y tu cavas.
Clint Eastwood. El bueno, el feo y el malo.

Soy William Munny, de Missouri, el asesino de mujeres y niños. He matado cualquier cosa que tuviese vida o se moviese y hoy he venido a matarte a tí.
Clint Eastwood. Sin perdón.

sábado, 18 de agosto de 2012

¿Qué pasa con el cine en nuestro idioma? (2ª parte)


Por no remontarnos a los encantadores tiempos del blanco y negro deslumbrante del Indio Fernández, en plena Edad de Oro del cine mexicano, y a las idas y venidas de intérpretes de un país a otro (Sara Montiel a México, Jorge Negrete a España); o remitirnos al poderoso Cinema Novo brasileño de los 50 y 60,  que al fin y al cabo se hablaba en portugués y no en español, adelantaremos unas décadas hasta llegar a finales del siglo pasado para que el cine iberoamericano vuelva a trascender por penúltima vez los mercados eminentemente locales.


Después de un tiempo de inexplicable incomunicación transoceánica (exceptuando el interés puntual propiciado por el Oscar a Argentina con La historia oficial), apenas hubo intercambios cinematográficos exitosos hasta que a principios de la década de los noventa surgieron desde cuatro países muy distintos otras tantas películas que conquistaron el corazón de los espectadores de todo el mundo y, en especial, de los de habla hispana: Como agua para chocolate de Alfonso Arau (México), Un lugar en el mundo de Adolfo Aristarain (Argentina), La estrategia del caracol de Sergio Cabrera (Colombia) y Fresa y chocolate de Tomás Gutiérrez Alea (Cuba).

Colombia como gran sorpresa y Cuba, México y Argentina desde cinematografías consolidadas y mantenidas en el tiempo, incluyendo reconocimientos internacionales y figuras de gran prestigio, volvían a colocar en taquilla al cine del sur de Rio Grande cosechando premios, nominaciones, fantásticas críticas y contundentes recaudaciones.

España también se rindió ante el talentazo y originalidad de estas cuatro historias humanísimas que le redescubrían un México exacerbadamente romántico, la hermosa y estancada Habana, la Argentina profunda y la palpitante Bogotá del ingenio cotidiano.

Los acentos y expresiones propias de cada país no fueron ningún obstáculo para que el espectador español siguiese las películas con facilidad y agrado. Dicen en América que los peninsulares hablamos a toda leche y que eso hace más difícil comprender los diálogos del cine español, pero tampoco resulta fácil la velocidad argentina ni la forma cubana de frasear para un español que ve la mayoría de las películas dobladas por profesionales que vocalizan a la perfección. Como sucederá igualmente entre los de América con películas de naciones que parecen vecinas, pero pueden serlo tanto o tan poco como España.

Lo que sucede es que cuando las películas llegan y emocionan, todas las diferencias resultan irrelevantes. Y así sucedió con éstas cuatro: La maravillosa historia de amor y magia gastronómica en el México de la Revolución; el cuarteto de titulados (maestro, doctora, monja y geólogo), tratando de hacer digno al pampero pobre frente al cacique local; la comunidad de vecinos llevándose en secreto la casa a cuestas antes del desahucio y el homosexual desahuciado por el régimen de Castro enseñando al castrista -y de paso al espectador- a vivir desde el respeto, son cuatro triunfos del cine latinoamericano que perdurarán en el tiempo.  

Parecía el comienzo de un diálogo renovado a través del cine, pero pocas películas iberoamericanas posteriores pudieron aterrizar en las salas españolas, con la esperanza de repetir aquel éxito, hasta que llegaron dos nuevos trallazos con los que empezó la década del 2000: Amores perros de Iñarritu y El hijo de la novia de Campanella.

Continuará...

jueves, 16 de agosto de 2012

¿Qué pasa con el cine en nuestro idioma? (1ª parte)




España y Latinoamérica han hecho intercambio cultural continuado desde que tengo memoria, incluso antes, muuuucho antes.

La música va y viene con una fluidez incuestionable desde aquellos cantes de ida y vuelta, los de la otra orilla, pasando por las habaneras, los boleros, las rancheras, tangos o milongas interpretados aquí y allá, como el pop y el rock una vez que el idioma se apropió de esos géneros y les dio su propio toque, sin entrar en compositores de zarzuelas y sinfonías que al margen del país de origen han copado un ámbito cultural de 400 millones de fieles. Artistas colombianos, argentinos, cubanos, portorriqueños, venezolanos, nicaragüenses, peruanos, mexicanos o chilenos han triunfado en España década tras década, y lo mismo hicieron los músicos españoles en todos esos países y varios más que recibieron, aportaron y exportaron lo suyo.

Lo mismo sucedió, aunque con un poco menos de continuidad, con la Literatura. Entre exilios variopintos de "El siglo de los exilios" y editoriales cosmopolitas a uno y otro lado del charco, se extendieron con la exuberancia propia de América los del boom (García Márquez, Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Roa Bastos, José Donoso, Julio Cortázar), los anteriores al boom (Darío, Vallejo, Neruda, Borges, Paz, Rulfo), el post boom (Isabel Allende, Antonio Skarmeta, Cristina Peri Rossi, Laura Esquivel,…), los nietos del boom (Elsa Osorio, Santiago Gamboa, Jorge Volpi…), y -por dejar el boom tranquilo- los antiguos (El Inca Garcilaso, Sor Juana Inés), los decimonónicos (José Asunción Silva o José Martí) o los inclasificables (Bryce Echenique, Carilda Oliver, Luis Sepúlveda…), mientras los autores españoles se leían y reconocían allí del mismo modo.

La gastronomía se ha intercambiado, cruzado y triunfado con similar fortaleza: la cocina peruana, el asado argentino, el picante mexicano, la coctelería cubana, el marisco chileno y las casas españolas en cualquier país latinoamericano que imaginemos rindiendo culto a los platos tradicionales que han entrado en otras tradiciones aderezándose de yuca, malanga, patacón, maíz, fríjol, chile y arepa.

También la pintura, con el muralismo de Rivera y la rabiosa Frida como punta de lanza, o la poesía, desde el salvadoreño Roque Dalton al uruguayo Benedetti, han arraigado en el imaginario del español, como Lorca, Hernández, Machado, Picasso, Dalí o Sorolla y más recientes artistas de aquí levantan pasiones en el trópico americano, que ojalá hubieran pintado o cantado esos fieras para todos nosotros.

La televisión, cuyo valor cultural, aunque me pese, es imparable, ha hecho circular la novelería de todo el continente y de España y sus tiempos revueltos sin barrera idiomática, de acento o de esencia argumental.

Entonces… ¿Qué demonios pasa con el cine? ¿Porqué cuesta tanto estrenar lo de allá aquí y allá lo de aquí?

Seguiremos informando.

miércoles, 15 de agosto de 2012

frases inteligentes en un agosto tonto



“La escena de cama también fuera. Quiero besos y no polvos, ¡besos!… Besos como las películas de antes, es que no estáis al día!… la gente ahora se besa más que nunca… En las películas españolas ya no se besa, sólo se jode. Bueno, pues en Balboa Films Producciones cinematográficas de ahora en adelante se va a besar… quiero besos en primer plano… quiero besos de alta precisión”. 
José Bódalo. Sesión Continua (de José Luis Garci).

"Mira, hace 1500 años todo el mundo SABÍA que la Tierra era el centro del universo; hace 500 años, todo el mundo SABÍA que la Tierra era plana; y hace 5 minutos tú sabías que estamos solos en este planeta. Imagina lo que sabrás mañana". 
Tommy Lee Jones. Hombres de negro.

"Venga, juguemos y mantened las cartas bien altas, si no no veo dónde las marqué". 
Walter Matthau. La extraña pareja.

"Déjale ganar, no conviene soliviantar a un wookiee". 
Harrison Ford. La guerra de las galaxias.

"El mundo está lleno de pervertidos, y todos tienen teléfono". 
Candela Peña. Boca a boca.

"Tranquilícese, que no abofeteo muy bien a estas horas de la noche". 
Humphrey Bogart. El sueño eterno.

"¡Qué montón de libros!. ¿Son todos diferentes? ". 
Barbara Stanwyck. Bola de Fuego.

"Soy rico al respirar aire fresco y sentir el suelo". 
Joel McCrea. Juntos hasta la muerte.

"Me olvidaba decirte que, que tengo unas ganas de hacerte el amor que no te puedes imaginar, pero esto no se lo diré a nadie, sobre todo a ti. Deberían torturarme para obligarme a decirlo. Que quiero hacer el amor contigo, no una vez sólo, sino cientos de veces, pero a ti no te lo diré nunca, solo si me volviera loco te diría que haría el amor contigo aquí, delante de tu casa, toda la vida". 
Roberto Benigni. La vida es bella.

"Los viejos sueños eran buenos sueños. No se cumplieron, pero me alegro de haberlos tenido". 
Meryl Streep. Los puentes de Madison.

Espero cruzar la frontera, espero ver a mi amigo y darle un abrazo, y que el Océano Pacífico sea tan azul como siempre he soñado. Y espero nunca más perder la esperanza".
 Morgan Freeman. Cadena Perpetua.


lunes, 13 de agosto de 2012

Prometheus


Hace tiempo que Ridley dejó de ser el genio que filmó Los duelistas, Alien y Blade Runner, una detrás de otra. Que hizo a continuación Legend, La sombra del testigo, Black Rain y Thelma y Louise, iniciando un declive por el que muchos matarían.  

Que luego vivió un bache de tres pelis, sin paliativos, rematado por La teniente O´Neil (qué gafe el de la Demi, por cierto). Y una notable remontada con Gladiator y, en general, las que ha hecho con Russell, salvo la del vino, qué daba un poco de penita.

En lineas generales, aunque sus obras maestras quedaron atrás (tres y grandísimas, a mí me vale), es un tío solvente que siempre ofrece historias dignas de pasar por taquilla. Pero la nostalgia, esa mala consejera, le ha tentado con una precuela de su criatura más icónica y se ha metido en otra nave espacial para explicarnos unas cosas que no necesitan explicación. Y es que un mal guionista no lleva a ninguna parte. No hay potencia visual que lo arregle.

Prometheus es un fiasco de lujo. Carece de lógica en cada uno de sus detalles, salvo los de dirección artística, y apenas cuenta con un par de personajes mínimamente trazados, que dan para que se luzcan los mejores actores del reparto. Lo demás es humo.

No es tan grave. Ridley aún puede regalarnos alguna buena película más. Ésta nunca pudo ser una de ellas.

domingo, 12 de agosto de 2012

Silencio de hielo




Los alemanes tienen un cine sólido y variado que, no sé muy bien porqué, a España llega poco y tarde. Es el caso de esta película terrible y concisa de 2010, que hace con una trama criminal lo contrario a lo que haría el Hollywood de últimamente: tratarla con calma, realismo y respeto.

Aquí no hay un policía atractivo y asocial que empieza el caso con resaca, que se salta las normas, que dispara rápido y bien, que persigue con físicidad improbable y mucha gasolina de coche requisado sobre la marcha a psicópatas manieristas y también acrobáticos si el guión lo demanda, mientras la banda sonora atruena para destacar qué tipo de emoción debemos sentir en cada secuencia.

Aquí, en el Silencio de hielo, hay un hombre roto por el dolor de la pérdida que intenta enjugar el dolor de los otros, un jubilado que echó a perder su matrimonio tratando de encontrar respuestas a lo que no las tiene y tres madres aguantando el tipo ante la muerte y la vida. Aquí hay dos malvados desoladores que se excitan con lo innombrable, que son capaces de matar lo que desean, que rezuman tristeza y ponzoña.

Silencio de hielo es una película terrible, donde la intensidad se consigue con la mera exposición de los hechos, sin apenas subrayados. Que se desliza como una sombra por los rincones soleados de una comunidad demasiado tranquila, en la que los vecinos tocados por la tragedia aprenden a convivir con el sufrimiento más extremo, tratan de hacer lo adecuado, aciertan y fracasan. 

Una película excelente, de las que producen un miedo profundo y auténtico. 
Y para los que son padres o madres de familia, un tormento que no recomiendo.

viernes, 10 de agosto de 2012

Para quitarnos la pena

La segunda parte, también en youtube. La buscáis vosotros, que aún estoy llorando de risa.

jueves, 9 de agosto de 2012

El último héroe


Agosto es un mes cabrón. Parece que los grandes se mueren más. O es el periódico, adelgazado de tragedias colectivas, el que destaca estas pérdidas.
Ahora es la de Sancho Gracia. Le recuerdo desde que yo era un crío. En verano iba con los suyos al mismo cine al que nos llevaba mi padre. Humilde -para ser actor-, generoso y cordial. Creo que le faltó en cine un papel a la altura del que tuvo en la televisión. Aunque siempre cumplía sobradamente. Su trono como héroe de ficción nacional sigue vacante. Y así nos va.
Le echaré de menos.


martes, 7 de agosto de 2012

Adiós, volcán

Se ha ido Chavela Vargas. Su voz inspiró escenas tan bellas como ésta.

El irlandés

Un  poli de pueblo que va a su bola pero no pierde detalle. Su madre acabándose. Unos traficantes peligrosos aunque con ideas. Un tipo del FBI, entre el manual del cuerpo y la improvisación valiente. Y un niño cabroncete.

No le ha hecho falta más a esta película para convertirse en una intriga solvente, simpática y de nervio. Porque hay un guión bien trabado, unos diálogos originales y una puesta en escena cuidada pero sutil.
Y Brendan Gleeson.

Durará poco en los cines. Id a verla.