Esta chavala de 45 primaveras, buena comediante y con otros registros (Crash, Historia de un Crimen) que por lo visto rentan menos, vuelve por donde los estudios suelen sugerirle: una historia romántica con chispitas de humor, familia adoptiva en permanente estado navideño y un compañero que acabará besándola ante un puñado de norteamericanos conmovidos por una pública declaración de amor y matrimonio. ¿Os suena? Pues eso, lo de siempre, moderadamente divertido, fastuosamente previsible y perfecto para pasar con palomitas en sala refrigerada de julio.
A veces me pregunto, con lo apañadita que es la fórmula, por qué el cine español no se hace su adaptación estandarizable, tierras cántabras en lugar de Alaska o costa andaluza en lugar de Profundo Sur y a tirar millas. Otras cinematografías continentales han visto el filón hace tiempo y lo aprovechan con razonable éxito: revisad comedia romántica francesa, italiana, alemana, inglesa (de las de inglés estirado de visita en Irlanda...).
Y si la Bullock tiene todavía tirón para pegar taquillazos en USA y de paso el resto del mundo, a lo mejor podemos pensar que por aquí hay actrices sentimental y humorísticamente capaces y rentables, aún a nivel eminentemente local: Maribel Verdú, Ariadna Gil, Emma Suarez, Marta Etura, Toni Acosta...
Y tampoco faltan actores que les den la réplica tipo "hombre auténtico pero sensible". A bote pronto Pere Ponce, Luis Tosar, Jose Luis García Pérez, Fernando Tejero,...
¿Cine comercial? Vale, venga, abochornémonos treinta segundos. Y luego ¿quién se apunta?
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