Alguien que conoce a alguien que conoce a alguien me envía fotos descubiertas al azar en la inmensidad de la red, pertenecientes a la página web de una australiana -o de por ahí cerca- que hizo un viaje a Moscú y se asomó por el Instituto Cervantes mientras mi exposición estaba allí, aunque yo ya me había marchado. Le debió gustar el rollo, porque se sacó dos foticos. Más de un año después aterrizan en mi blog. Este mundo global es raro de cojones...
jueves, 30 de julio de 2009
domingo, 26 de julio de 2009
UP: Lo de Pixar es de otro mundo
Ayer vi el último prodigio de los amos absolutos del cine de animación actual. Parece mucho decir, porque desde que el 2D se quedó en la cuneta no tardaron mucho otras factorías americanas en ponerse las pilas y ofrecer trabajos estimables como La Edad del Hielo o Shrek. El ogro se les acercó bastante en su primera aventura, hay que admitirlo. Pero los chicos de Lasseter ni se estremecieron. Debió ser un general “yo a lo mío” lo que corrió por los pasillos de Pixar. Y habiendo hecho ya las dos de Toy Story, Bichos y Monstruos S.A. se sacaron de la chistera Buscando a Nemo, Los Increíbles, Cars, Ratatouille y Wall-E.
A poco que hagamos memoria de las imágenes que nos han regalado todos estos títulos parece imposible superar semejante lista de joyas, y no meramente animadas, sino de Cine con mayúsculas aunque el Oscar jamás se lo reconozca.
Pues nada, ellos en su línea, estrenan Up para contar la historia de un viejo que se ayuda de un andador, que lleva mal su viudez y que decide echarse a volar y se encuentra como polizón a un pequeño boy-scout pasado de peso. Ver esa casa impulsada por un manojo multicolor de globos llenos de helio es una experiencia que podría darnos quizá otro estudio, pero uno tiene la certeza de que nadie es hoy capaz de recrearlo como Pixar. Y hablamos de la casa volante por quedarnos en un detalle hermoso. Pero todo lo que sucede es un alarde, desde la ya comentadísima historia de amor de los diez primeros minutos de la película, al Zeppelín de lujo, los perros habladores, el escurridizo pájaro gigante, las cataratas paraíso,…
Para que seguir. Tenéis que ir a verla. Con gafas o sin ellas, no os decepcionará.
A poco que hagamos memoria de las imágenes que nos han regalado todos estos títulos parece imposible superar semejante lista de joyas, y no meramente animadas, sino de Cine con mayúsculas aunque el Oscar jamás se lo reconozca.
Pues nada, ellos en su línea, estrenan Up para contar la historia de un viejo que se ayuda de un andador, que lleva mal su viudez y que decide echarse a volar y se encuentra como polizón a un pequeño boy-scout pasado de peso. Ver esa casa impulsada por un manojo multicolor de globos llenos de helio es una experiencia que podría darnos quizá otro estudio, pero uno tiene la certeza de que nadie es hoy capaz de recrearlo como Pixar. Y hablamos de la casa volante por quedarnos en un detalle hermoso. Pero todo lo que sucede es un alarde, desde la ya comentadísima historia de amor de los diez primeros minutos de la película, al Zeppelín de lujo, los perros habladores, el escurridizo pájaro gigante, las cataratas paraíso,…
Para que seguir. Tenéis que ir a verla. Con gafas o sin ellas, no os decepcionará.
viernes, 24 de julio de 2009
Imago mortis: La lección americana
El verano es una buena época para sentir escalofríos en la oscuridad. El cine “de miedito” tiene aquí y ahora su sentido, su espacio y su afición. El distribuidor de Imago Mortis lo sabe bien y estrena con su pequeño margen –lo poco que dejan libre Potter, los de la Edad del Hielo 3ª parte y los remakeros Washington y Travolta-, soltando un número de copias suficiente para cumplir el requisito del famoso primer fin de semana, que pone en marcha el boca a boca y te encauza al segundo finde, al altavoz crítico y quizás al éxito.
El reparto promete y cumple: Un Alberto Amarilla cada vez más cuajado en empaque físico y en registros a pesar del auto-doblaje, una Geraldine Chaplin que es Historia del Cine en carne mortal y, sobre todo, un Alex Angulo que no necesita escenas significativas para ofrecer un recital de “presencia” y que, como a Brando en el Kurtz de Apocalipsis Now, se contrata porque aprioriza –haga lo que haga- una entidad, un pasado, una inquietud.
Lo malo es que esto no es Apocalipisis Now, se entiende que sin Vietnam y en versión suspense gótico. Es una lástima, pues aunque se haya financiado en régimen de coproducción a tres bandas, reúne ingredientes ganadores en grado envidiable: el reparto ya mencionado, el guionista de REC, el escenario terrible y potente y la música que una cinta de miedo europea es capaz de exhibir con moderación y sentido.
Pero la cosa no termina de cuajar. Hay una historia que acojona (ese tanatoscopio que se tira directamente a los ojos), un escenario estremecedor y unos personajes coherentes. Pero el europeísmo de la propuesta, que salió redondo en El Orfanato, juega esta vez en contra.
Un gringo hubiera presentado esa escuela de cine en la primera secuencia, hubiera reforzado la motivación del único asesino no previsto (el brazo ejecutor) aún a riesgo de hacerlo también previsible, hubiera simplificado para bien la relación amorosa y, en fin, hubiera aprovechado al máximo a Geraldine y a Alex (esa escena final entre ellos, ¡cuánto sugiere demasiado tarde…!)
A eso le llamo yo “la lección americana”. Extraer de su técnica los resortes narrativos eficaces y luego ser europeos para poner “el toque”. A ser posible en latín.
El reparto promete y cumple: Un Alberto Amarilla cada vez más cuajado en empaque físico y en registros a pesar del auto-doblaje, una Geraldine Chaplin que es Historia del Cine en carne mortal y, sobre todo, un Alex Angulo que no necesita escenas significativas para ofrecer un recital de “presencia” y que, como a Brando en el Kurtz de Apocalipsis Now, se contrata porque aprioriza –haga lo que haga- una entidad, un pasado, una inquietud.
Lo malo es que esto no es Apocalipisis Now, se entiende que sin Vietnam y en versión suspense gótico. Es una lástima, pues aunque se haya financiado en régimen de coproducción a tres bandas, reúne ingredientes ganadores en grado envidiable: el reparto ya mencionado, el guionista de REC, el escenario terrible y potente y la música que una cinta de miedo europea es capaz de exhibir con moderación y sentido.
Pero la cosa no termina de cuajar. Hay una historia que acojona (ese tanatoscopio que se tira directamente a los ojos), un escenario estremecedor y unos personajes coherentes. Pero el europeísmo de la propuesta, que salió redondo en El Orfanato, juega esta vez en contra.
Un gringo hubiera presentado esa escuela de cine en la primera secuencia, hubiera reforzado la motivación del único asesino no previsto (el brazo ejecutor) aún a riesgo de hacerlo también previsible, hubiera simplificado para bien la relación amorosa y, en fin, hubiera aprovechado al máximo a Geraldine y a Alex (esa escena final entre ellos, ¡cuánto sugiere demasiado tarde…!)
A eso le llamo yo “la lección americana”. Extraer de su técnica los resortes narrativos eficaces y luego ser europeos para poner “el toque”. A ser posible en latín.
jueves, 16 de julio de 2009
miércoles, 15 de julio de 2009
La proposición: Mentirijillas de Sandra
Esta chavala de 45 primaveras, buena comediante y con otros registros (Crash, Historia de un Crimen) que por lo visto rentan menos, vuelve por donde los estudios suelen sugerirle: una historia romántica con chispitas de humor, familia adoptiva en permanente estado navideño y un compañero que acabará besándola ante un puñado de norteamericanos conmovidos por una pública declaración de amor y matrimonio. ¿Os suena? Pues eso, lo de siempre, moderadamente divertido, fastuosamente previsible y perfecto para pasar con palomitas en sala refrigerada de julio.
A veces me pregunto, con lo apañadita que es la fórmula, por qué el cine español no se hace su adaptación estandarizable, tierras cántabras en lugar de Alaska o costa andaluza en lugar de Profundo Sur y a tirar millas. Otras cinematografías continentales han visto el filón hace tiempo y lo aprovechan con razonable éxito: revisad comedia romántica francesa, italiana, alemana, inglesa (de las de inglés estirado de visita en Irlanda...).
Y si la Bullock tiene todavía tirón para pegar taquillazos en USA y de paso el resto del mundo, a lo mejor podemos pensar que por aquí hay actrices sentimental y humorísticamente capaces y rentables, aún a nivel eminentemente local: Maribel Verdú, Ariadna Gil, Emma Suarez, Marta Etura, Toni Acosta...
Y tampoco faltan actores que les den la réplica tipo "hombre auténtico pero sensible". A bote pronto Pere Ponce, Luis Tosar, Jose Luis García Pérez, Fernando Tejero,...
¿Cine comercial? Vale, venga, abochornémonos treinta segundos. Y luego ¿quién se apunta?
viernes, 10 de julio de 2009
Un novio para mi mujer
Juan Taratuto, el autor de "No sos vos, soy yo" sigue profundizando en la comicidad trágica de la vida en pareja y lo hace a través de otro personaje memorable, el Tenso, que esta vez viene especialmente bien arropado por su partenaire, la Tana (una mujer insoportable que no sabe lo maravillosa que puede ser cuando le sale), además de por un seductor que trabaja el donjuanismo como si fuera espionaje de alto nivel y un plantel de amigos que funcionan como un solo personaje –no en balde hacen equipo en la cancha-.
Recursos ya conocidos, como la confesión a cámara en una sesión de terapia, y originales, como la aceptación que recibe el discurso de ella en su aborrecimiento sistemático de todo y de todos, o el estilo del Cuervo Flores para recordarle a la Tana su condición de bella y adorable, adornan esta película agridulce y divertidísima.
Parece que únicamente los argentinos han dado en los últimos tiempos con la fórmula para poner en pie este estilo de historia y hacer que de verdad funcione, arranque la carcajada, sorprenda y conmueva. Con una credibilidad a prueba de inverosimilitudes. ¿Será el acento? ¿La apabullante calidad de los intérpretes…? No sé, pero si a alguien le queda lindo el pesimismo, es a ellos.
lunes, 6 de julio de 2009
Pagafantas: dos estrenos, doble ración de carcajadas
La ví en Málaga y la he visto en su preestreno en Madrid y lo más significativo a mi parecer es que las risas se percibían igual de contundentes en los dos escenarios. Risa genuina, agradecida y cómplice, de cuando la comedia se te mete dentro y te zarandea en su tio vivo sin marearte ni cansarte. De cuando recomiendas la película y estás dispuesto a acompañar al novato/a hasta el cine para repetir, porque sabes que la risa volverá a tus labios.
A Cobeaga no se le ha subido a la cabeza la reputación de cortometrajista de calidad a la hora de abordar su primer largo. Se ha metido con humildad y buen paso en una historia sencilla de la que se podía sacar partido y vaya si lo ha hecho. Le apoya, además del guión más fresquito de los últimos veranos patrios, un reparto de comediantes más o menos curtidos, pero sobre todo solventes: Gorka llega a un nivel que le expone al encasillamiento, Julian López le lleva el caso con patético donaire, Kity Manver se arrima con el texto menos torero de la función, Sabrina Garciarena es adorablemente injusta y Ladoire da una lección magistral de lo que un secundario hábil puede hacer por una película. Lo de María Asquerino -un talento salvaje- es aparte, una sola frase y toda la mala leche que una actitud ante la pantalla es capaz de comunicar la convierten en el pepito/ogro grillo perfecto del Pagafantas.
En fin, que no quiero seguir piropeando la peli a ver si luego váis y no os parece para tanto. Ésta no es de Billy Wilder ni de Apatow ni creo que lo pretenda, ni tampoco lo necesita. Eso sí, no me imagino a ningún espectador que no ría al menos por el doble del precio de la entrada.
Tres días con la familia
Hace demasiado calor para una nueva crítica. Copio y pego la escrita para el blog de Yuglo en el pase del Festival de Málaga, donde -por cierto- ganó los premios a mis tres menciones expresas, la dirección de la debutante Mar Coll y los intérpretes de la foto:
El cine de autor demuestra lo que vale
La mayor parte del tiempo, por los motivos expuestos en un post anterior, el crítico se siente tan popular como el tío de la hora poniendo multas de aparcamiento. Pero todo Festival tiene un momento cinematográfico que le hace sentirse un auténtico privilegiado. Creo –a falta de las sorpresas de última hora- que ese momento ha sido la proyección de esta película.La familia demuestra sus posibilidades como tema mayor cuando la mirada que la observa lo hace al límite. Y todo funciona aquí hasta el límite de lo posible: guión, puesta en escena, fotografía, intérpretes. Eduard Fernández, el actor más brillante de su generación, escucha como nadie. Y Nausicaa Bonnín puede prepararse para ver su nombre mal escrito en muchas notas de prensa.La joven Mar Coll aparca en la misma puerta para traernos “cine de autor” del bueno. Que se quede el tiempo que quiera, no creo que ningún colega llame a la grúa.
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