Otra maravilla de la animación se
ha colado entre la mucha mediocridad magnificada que produce Netflix. En este
caso francesa, originalísima, cómica, romántica, intrigante, terrorífica… poética.
Con un estilo gráfico en 2d
aparentemente sencillo, pero muy afinado, lleno de encuadres bellos y
naturales, fondos urbanos con su punto exacto de cocción, luces y sombras,
color o blanco y negro… Todo preciso, bonito hasta donde debe y con un
movimiento que es soterradamente la estrella de la función.
Más allá de los que nos fijamos
en estas cosas, por deformación profesional, afición plástica o frikismo, se
despliega en pantalla una historia que no sólo es encantadora de ver, sino
interesantísima y hasta loable de tan alejada del patrón Oro (ya me entendéis,
Hollywood / Goliat en mallas heroicas).
Lo más chocante, en cualquier caso,
es que ese distanciamiento no se produce por buscado hermetismo, autorías mal
entendidas o incoherencias a lo Lynch (cuando Lynch se pone incoherente). Cada
situación mostrada es perfectamente entendible, a veces hasta graciosamente tópica,
es el encadenado desarrollo de todos sus elementos lo que convierte a esta
película en una joyita que se sale por completo de la norma. Y de la que muy poco puede
decirse sin que te corten la mano.
Búscala y clica. En cuanto a la
pregunta formulada en la versión española del título, Naoufel… Supongo que cada cual extraerá sus
propias conclusiones y encontrará una respuesta. La mía es que está con ella.
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