Estamos acostumbrados a la
intensidad y el fragor de la epopeya entendida como algo cada vez más cercano
al video juego. Lo que se susurra o se cuenta sin subrayados ni excesos de
banda sonora, con el diálogo justo y un ritmo sosegado y comtemplativo, queda
relegado en el mejor de los casos a la categoría de “agradable de ver”.
A ésta pertenece El
viaje de tu vida, una película que se estrenó hace unos meses sin
demasiado ruido ni éxito, tras pasar por la Mostra.
Es verdad que le faltan elementos
a la película que la hubieran elevado notablemente: los motivos de la
protagonista para emprender su viaje de 3.000 kilómetros por el desierto de
Australia hasta la costa del Índico quedan algo confusos (parece una "nini" de hoy más que una jovencita setentera). Su pasado traumático aporta
poca cosa y su misantropía es variable. Pero el viaje a calzón quitado con sus
camellos y su perro merece verse.
Tranquilamente, sin apenas descubrimientos ni personajes, con el calor y la soledad presidiendo la expedición, consigue
mantener el interés en todo momento por esta chica rubia de escaso atractivo
personal (ni siquiera es un personaje simpático), y emocionar en no pocos
momentos. No es que sea el viaje de nuestra
vida, pero uno concluye que sí debió ser el suyo.
Pues eso: “agradable de ver”. Lo que a muchos les parecerá poco y a mí por esta vez me basta.
Pues eso: “agradable de ver”. Lo que a muchos les parecerá poco y a mí por esta vez me basta.
Es verdad, ya está bien de tanta cosa desagradable (que suelen contar con mucho prestigio, dicho sea de paso...).
ResponderEliminar