Largas, recargadas, estereotípicas, planas, monótonas y previsibles. Para ver a una pareja repartir hostias no hace falta tanto presupuesto, ni pagarse unos invitados de prestigio haciendo el malote y de paso el ridículo (Redford, por dios santo, Kate, hija de mi vida).
Pero es lo que tenemos en las aerolíneas de todo el mundo, incluidas las propias, como lo más potente de la oferta para proyectar en vuelo. Joder, parece que les programa las pelis TVE.
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