Pertenecía a una generación posterior a la de los grandes cómicos españoles, pero estaba hecho de la misma pasta. Versátil, convincente y entrañable, valía para protagonista y para completar repartos corales o dotar de profundidad a personajes que el guión hubiera descuidado. Cuando estaba en escena, robaba el plano. Basta con recordar su médico de El laberinto del fauno.
Le entrevisté una vez en la Ser. Promocionaba una coproducción de terror en la que actuaba con Geraldine Chaplin y Alberto Amarilla. Cuando le pregunté al más joven cómo era actuar ante semejantes compañeros de reparto dijo: "joder, ha sido lo más, ¡¡ yo trabajando con el prota de El día de la bestia!!"
Alex solo sonrió con discreción, mirándole como a un sobrino que aún no conoce el mundo. "Voy a hacer todo el mal que pueda" decía en aquella película el padre Ángel. Tengo la impresión de que Alex Angulo nunca le hizo mal a nadie. Por eso y por su talento, lamento doblemente su pérdida.
Voy a ponerme algo de heavy metal en tu honor.
Estupendo actor con pinta de buena gente.
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