En pocos días se estrenan dos películas que pasaron por el último Festival de San
Sebastián y obtuvieron entonces un tratamiento festivalero (la europea en
sección oficial, la iberomaericana en sección paralela), inversamente
proporcional a su calidad y encanto.
Inconvenientes de la globalización cinematográfica según
patrón imperante se reúnen en racimo en la película de Lasse Hallström que, con todo y ser sueco, ya hace tiempo que
piensa en gringo en la peor versión del término. Pareció que mejoraba con La pesca del salmón en Yemen, pero El hipnotista (estreno el 12 de julio) es
de lejos su peor película. Aunque el origen del desacierto sea absolutamente
local.
Desde que explotó el fenómeno Larsson, los suecos se han empeñado en desempolvar sus miserias
criminales y sacarles partido en papel y en pantalla. Pero ésta intriga bajo la
nieve, ni aun con su buen reparto hablándose en sueco tiene por donde cogerla.
Un poderoso comienzo a través de la puesta en escena que nos muestra el
asesinato múltiple deriva en una trama más tramposa según avanza. Al final,
solo falta que el asesino muera tres veces sucesivas, pero afortunadamente se
conforman con la primera. Supongo que, siendo sueco, siempre le queda a uno
algo de pudor narrativo.
Por el contrario, la rara y pequeña El último Elvis (estreno el 19 de julio) es inequívocamente
argentina aunque trate la cochambrosa pero conmovedora historia de un imitador
del rey. Ver cantar al protagonista con su propia voz los temas de Presley es
absolutamente asombroso, no solo por el parecido vocal, sino por el
planteamiento cinematográfico de las actuaciones que salpican la película. El
nuevo Armando Bo se saca una interesante
propuesta de la manga, con más poso autoral – e incluso su pizca de hermetismo sueco-
que Hallström en los nevados escenarios escandinavos.
¿A quién arropará la triste taquilla de julio? Hagan sus
apuestas.
jo, pues el trailer de El hipnotista da miedito
ResponderEliminary el de El último Elvis no se emite en ninguna parte, dicho sea de paso
El hipnotista es un horror.
ResponderEliminarSi Bergman levantara la cabeza