miércoles, 8 de octubre de 2025

Dos veteranos que estrenan

Dos directores veteranos de nuestro cine acaban de sacar película. 
Antonio Hernández se marca un thriller bastante original, apoyado en un buen reparto, parajes hermosos y unas cuantas licencias ficcionales. Agustín Díaz Yanes, más autor, tira de realidad histórica reciente para hurgar en la ponzoña etarra y sus puntos débiles, con heroína interpuesta. 

Los dos cineastas demuestran estar en forma. Al barro: 


Parecido a un asesinato.

Con un reparto vistoso y ajustado, que encabezan Eduardo Noriega y Blanca Suarez, el fogueado Hernández, que realizó maravillas como Lisboa y En la ciudad sin límites y bajonazos como El gran marciano o Capitán trueno y el santo grial, adapta una novela de Juan Bolea y lo hace con ritmo y razonable originalidad en el modo de contarlo.

No sé cuanta promoción le habrán puesto al estreno, pero merecería algo de suerte en taquilla. Aunque la pareja protagonista (Suárez y Noriega), como quizá le pasa a todos los intérpretes españoles sin proyección americana, no son gancho suficiente para las entradas, a pesar de hacer muy bien sus papeles. 

Esta es una película pensada y de buena factura que puede sorprender y gustar. Apenas si resulta inverosímil esa clase de escritor "forrado" gracias a su éxito de ventas. Ni llamándole Arturo. Pero vale para dar lujo a los escenarios domésticos, a las fiestas mundanas, a la casa de montaña.

Aunque los finales felices siguen siendo nuestra asignatura pendiente.


Un fantasma en la batalla

Esta excelente película solo tiene dos peros: que la temática de la guardia civil infiltrada en la banda terrorista ETA ya se usó en nuestro cine hace menos de un año (La infiltrada) y que Carolina Yuste es más carismática que Susana Abaitua. La vasca, por lo demás, también lo hace de coña.

La intriga funciona como un reloj: Agustín Díaz Yanes es un gran director y guionista, aquí ejerce de ambos. Casi es esta segunda película sobre la misma historia más ilustrativa de los modos de aquel ambiente escalofriante de "gudaris y "txakurras". O de cómo fue desmantelándose gran parte del "aparato", secuestros, zulos... mientras los asesinatos continuaban y se "socializaba" el dolor. Esos eufemismos que gastan algunos...

Respecto a la protagonista, la dureza del trabajo en lo que a afectos se refiere queda bastante detrás de la misión, la búsqueda, el miedo o la huida. No se hecha demasiado de menos esa faceta de esta infiltrada, la mejor prueba de calidad de un apasionante relato de gatos y ratones.

Esperemos que ambos directores nos regalen alguna película más, con oficio y talento de veteranos. 

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