lunes, 23 de mayo de 2022

Chete Lera

 

Esa raya en medio de un cabello envidiable, siempre de plata. Esas barbas y chaquetas, de progre burgués con encanto casual casi argentino. Esa mirada limpia. La presencia justa, la dicción perfecta, el tono exacto.

Después de un par de décadas dedicado al teatro, cumplidos los cuarenta, el actor saltó al cine para participar en algunas de las mejores obras de Urbizu, Medem, León de Aranoa, Armendáriz, Uribe, Bollaín o Cortés. Hasta engrosa el apabullante reparto de esa joyita titulada Smoking Room, de hace 20 años (como casi todo).

Luego sigue apareciendo en películas, series y teatro, pero aquella temporada prodigiosa de 12 años no volverá. Ahora, cuando aún tenía cuerda de sobra y muchas tablas que pisar, un accidente se lo ha llevado.  

Chete Lera. Otro lujo perdido, para nuestra desgracia.


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