Arturo Ripstein es un director de la vieja escuela que se crió aprendiendo cine en los estudios en los que ejercía de productor su padre y trabajaba Luis Buñuel. El de Calanda fue uno de los cineastas de los que Ripstein aprendió a dirigir y eso deja huella, pero supongo que también afirma el carácter. Ripstein tiene además una guionista de cabecera, Paz Alicia Garciadiego, que le tiene cogido el aire a su descarnado punto de vista. Con esos mimbres, un escenario único, un blanco y negro en digital que parece analógico y media docena de personajes, acaban de estrenar su particular visión de Madame Bovary y les ha salido precisa, tremebunda y mexicana.
Con algunas demoras innecesarias en el arranque, momentos de teatro filmado, humor oportuno y una interesante aunque discutible sucesión de desenlaces, Las razones del corazón es una película que apasionará o aburrirá, según el gusto o indiferencia hacia el melodrama sórdido iberoamericano que se tenga.
Lo que no se puede discutir es la interpretación de su actriz principal, Arcelia Ramírez, apabullante. Y hablando de discutir: ¡Qué bien discuten los mexicanos sus pasiones!
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