jueves, 30 de diciembre de 2010

penúltimo cartucho 2010


Dice un titular de los de fin de año que lo más comentado en twiter durante el 2010 ha sido el Mundial de fútbol, Justin Bieber y la película Origen.
No vamos a entrar en que sería más esperanzador que hirviesen las redes por Haití tras el terremoto, por los mineros de Chile o por el nivel de paro juvenil de los países en crisis.
Pasemos por alto que no tengo la menor idea de quien es Justin Bieber, lo que debe significar que después de los cuarenta la mayoría de las celebridades nuevas dejan prácticamente de importarte.
Y reconozcamos la trascendencia del Mundial como catalizador de pasiones patrióticas y espectáculo total que aúna publicidad, música, carnaval, mitomanía y deporte globalizados. Más aún si gana la Roja, je.
Pero lo de Origen escapa a mi comprensión. Nolan tiene mucho talento, de eso no hay duda. Y nunca hace películas que se salten el sagrado principio de entretener. Además, las concibe casi siempre como un rompecabezas en acción, lo que fomenta el debate sobre sus detalles más significativos. Pero Origen se limita a ser un suntuoso espectáculo de demolición urbana, persecuciones y tiros barnizado de metafísica palomitera. Conseguir el récord de comentarios en twiter –a costa, supongo, de cuánto hay de sueño y cuánto de real en cada “capa” de la película- dice no pocas cosas del mercado cultural en que vivimos.

¿Habrá alguna vez una película española con ese nivel de penetración "internetera"? ¿Será tan vacua y vistosa como Origen?

1 comentario:

  1. Coincido hundred per cent, que diría un gringo, o un español superespecial. La peli se sostiene sobre trampas tan evidentes que aunque no mires a la pantalla (cosa que en mi caso sucedió desde el minuto 30) las ves venir sin catalejo. Lo malo no son las trampas (hay grandes películas tramposas), lo malo es que se noten taaaanto.

    Y sobre tus últimas preguntas: (i) espero que no y (ii) si alguna vez la hay, no dudes que será incluso más vacua que Origen. Y que la protagonizará Justin Bieber (a quien yo tampoco conocía hasta que un amiguete tuvo que hacerle de intérprete oficial en su última visita a Estepaís).

    Recuernos.

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