La red social recupera el gran cine norteamericano, el que de verdad no tiene competidores: Ese de los diálogos acerados y rapidísimos entre intérpretes precisos que se funden a los personajes y a los ambientes con una veracidad asombrosa, arropados por un montaje pleno de ritmo y variantes. El de las historias de amistad, ambiciones, poder, traición y abogados. El de los escenarios exquisitos que gracias a una puesta en escena invisible y sinuosa nos resultan extrañamente próximos (Harvard, Palo Alto, New York), donde se reconstruye la sociedad del primer mundo con el punto exacto de avance y putrefacción en que se encuentra hoy.
La red social pone sobre pantalla todo el clasismo de los campus donde se forjan los “estúpidos hombres blancos” de Moore, que ni son tan blancos ni tan estúpidos, porque al final dinamizan la economía, lideran la comunicación moderna y nos alimentan con la adormidera de ese producto infalible en el nuevo siglo, cuya esencia es una frivolidad extrema que pasa por libertad individual.
La red social retrata toda la misoginia de ese clasismo, donde la mujer apenas es carne que adorna al poder y te identifica con un éxito que al final se reduce a ser millonario y follar con la más guapa, o mejor una sucesión de las más guapas, sin sombra de duda americana sobre la relación directa entre ambas cosas.
La red social recoge los distintos grados de interés por los que se comprometen, se substituyen o se despedazan las alianzas entre jóvenes con ganas de triunfar y la fragilidad que desprenden cuando se quedan solos frente a su ordenador y recuerdan su “rosebud”.
En fin, un vistazo por microscopio a la condición humana y sus contradicciones, atrapada con brillantez en el corazón de Occidente, el único modelo cultural que parece seguir importando mientras el cine chino –por consejo gubernativo- exporte exclusivamente epopeyas históricas y leyendas de combatientes voladores. O sea, de momento.
Por qué no lo publicas en facebook
ResponderEliminarPues es verdad que, también, son todos (además de estúpidos) hombres blancos. Curioso. Y las chicas (esto que voy a escribir es impopular), que en teoría son más comunicativas... ¿cómo no se le ocurrió a ninguna el facebook o similar?
ResponderEliminarLuis S.
El cine en que vivimos