Universal, a través de la nueva Illumination Entertainment, se apunta al 3d animado con una historia que no pretende la acidez a toda costa de los títulos Dreamworks ni la perfección narrativa y emocional de Pixar. Ahí radica su fortaleza, porque Gru es otra cosa.
A partir de un diseño de personajes, escenarios y situaciones sobradamente rico y alocado, la película recicla algunas de las mejores ideas de sus competidores (desmitificación de estereotipos, revisión retro de los supervillanos y sus supervillanías, encanto valeroso de los personajes infantiles), y las cose sobre un nuevo traje pespunteado de clones amarillos que permiten resolver cualquier problema de ritmo o truco flojo de guión. Y que hacen reír tanto o más que los personajes centrales.
Rascando bajo la superficie colorista y refrescante tampoco hay mucha historia ni gran novedad: Un malvado dispuesto a ablandarse, unas huerfanitas en escalafón, una hijadeputa llevando el hospicio, la misión del “héroe” incompatible con su recién adquirida paternidad, el ayudante celoso, un malandrín hijo de las redes sociales y un final feliz inevitable y dulzote. Pero todo está contado con mucha gracia, virtuosismo gráfico, chistes visualmente eficaces y concesiones inteligentes a la imaginación infantil y su impenetrable lógica de juego.
Así que aprovechémoslo, que en cuanto se aproximen las navidades nos caerá encima una catarata de chorradas familiares donde el 99% será oportunismo estacional del peor.
¡Ay, quién fuera villano…!
A partir de un diseño de personajes, escenarios y situaciones sobradamente rico y alocado, la película recicla algunas de las mejores ideas de sus competidores (desmitificación de estereotipos, revisión retro de los supervillanos y sus supervillanías, encanto valeroso de los personajes infantiles), y las cose sobre un nuevo traje pespunteado de clones amarillos que permiten resolver cualquier problema de ritmo o truco flojo de guión. Y que hacen reír tanto o más que los personajes centrales.
Rascando bajo la superficie colorista y refrescante tampoco hay mucha historia ni gran novedad: Un malvado dispuesto a ablandarse, unas huerfanitas en escalafón, una hijadeputa llevando el hospicio, la misión del “héroe” incompatible con su recién adquirida paternidad, el ayudante celoso, un malandrín hijo de las redes sociales y un final feliz inevitable y dulzote. Pero todo está contado con mucha gracia, virtuosismo gráfico, chistes visualmente eficaces y concesiones inteligentes a la imaginación infantil y su impenetrable lógica de juego.
Así que aprovechémoslo, que en cuanto se aproximen las navidades nos caerá encima una catarata de chorradas familiares donde el 99% será oportunismo estacional del peor.
¡Ay, quién fuera villano…!
A mí me llama muchísimo la atención, mis grumetillos que la han visto, me la contaban y se tronchaban de risa, con esas carcajadas contagiosas que derrochan los niños.
ResponderEliminarVete a verla con ellos: No les importará repetir (¡menudos son los grumetillos con las pelis...!)
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