Algo va mal en la industria del Cine Goliat y entre los espectadores de este convulso y súper-expuesto y conectado mundo, si nos ponemos a hacerle la ola a una película como ésta, cuya principal virtud es que se demora sus más de dos horas largas contando los motivos de Joker para ser como es.
Aparte de que yo prefiera un loco "de plenos poderes", o sea, sin razones fundamentadas para comportarse locamente (me parece mucho más aterrador), lo de Joaquín Phoenix no deja de ser un tour de force interpretativo.
Es fantástico, como siempre en este actor, pero tiene un material que permite el lucimiento, un hombro deforme que esta vez explota descaradamente, una palidez enfermiza con ojos claros y una mirada desolada y compadecible.
Gotham a la luz del día es otro de los puntos a favor: indeterminada, decadente, febril, viva. No se ha ido a ficciones neogóticas de Burton ni a lujos variados como El caballero oscuro. Ésta es de apartamentos de mierda, oficinas que parecen el cuarto de la limpieza, escalinatas tristes, ladrillo pintarrajeado... Bien por el jefe de localizaciones.
La música está muy bien elegida, por su calidad y por lo oportuno de sus letras, pero había catálogo sin bucear en rarezas exquisitas o frikies de Tarantino. El recurso final a Sinatra es una muestra de lo que os digo, que merecéis morir por vuestra ignorancia musical (quién no, vendría a decir este Joker).
Pero no he pasado por aquí a hacerle la ola a esta película que destaca, sobre todo, por cómo está el patio de Estudio hollywoodiense.
¿Cuántas escenas magnéticas pueden transmitir la misma idea de guión sin que el montador se ponga de los nervios? Un director y un actor, enamorados de su criatura, parecen incapaces de seleccionar lo necesario y hasta lo molón que debe quedar en pantalla. El epílogo es un buen ejemplo, pero podríamos detenernos en las escenas domésticas, las de pasillo y las de calle, las de danza.
Tanto se desmenuza el personaje, que estás deseando ver esos estallidos de brutalidad que se demoran más y más. Aunque puede que esto sea intencionado, para despertar nuestro "lado perverso" o algo. Si es así, gran idea, Todd, nos falta veneno en la vida cotidiana del televisor y los tumultos.
Y ya que hablamos de tumultos. Un sólo hecho significativo, de los que crispa una ciudad, es por lo visto suficiente para generar la adhesión ciega de la masa desfavorecida y lanzarla al caos de gran voltaje. Miles de motivos minuciosamente acumulados para la ofuscación del Joker, que no puede sufrir más putadas en unos pocos días de su vida, y tanta incapacidad para poner -con verosimilitud- a los ciudadanos al borde del hartazgo.
A los guionistas que quedan en Hollywood, si la película es de primera división DC o Marvel, y no se expande en secuelas, precuelas y spin offs, les pides desarrollar más de cuatro personajes y les da la risa nerviosa.
Luego escriben Joker de tirón, mientras ríen aún sin motivo y sin poder evitarlo.
(8,5 en filmaffinity. Ni que fuera El padrino...!)