Acabo de ver Graffiti, de Lluís
Quilez, cortometraje español seleccionado para competir en los Goya y los
Oscar. El corto, que apura su formato hasta los 30 minutos, es excelente desde
cualquier punto de vista. Ritmo, escenario, historia, intérprete… No se puede
hacer mejor.
Pero el mundo apocalíptico parece
que sólo es creíble en inglés.
Aquí también. Aunque me permito
señalar que cuando todo esto se vaya a la mierda, lo hará en las ciudades angloparlantes
y en las demás. Y para la cantidad de palabras que se utilizan en la película,
hubiese servido cualquier idioma, incluso el nuestro.
Le deseo buena suerte en las
finales. Perdón, good luck.
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