Ha vuelto la pandilla que consiguió el tono exacto de lo que Marvel Cómics puede dar al cine. Porque Spiderman, siendo un prodigio técnico mejorado en cada película, se quedó demasiado Disney antes incluso de que Disney llegara con la chequera (imperdonable tener a William Dafoe como Duendecillo y ponerle una máscara de metal en lugar de pintarle de verde esa cara de duende que gasta). Los cuatro fantásticos van a reinventarse (no estaban nada mal los anteriores, pero parece que se olvidaron de la cuota racial o algo). Los X Men han dado de todo, pero el equilibrio entre espectáculo, humor y solemnidad no se consigue en demasiadas entregas y los spin offs (veáse Lobezno Inmortal) les están saliendo bastante erráticos. Daredevil, Elektra, El motorista fantasma quedaron muy lejos de lo que esos super-héroes han sido para la afición.
Y ya centrándonos en los que componen el super-grupo de hoy, ni Hulk ni Thor en solitario acaban de cuajar (ese Shakespeare barato de Asgard...) y Iron Man arrancó fuerte, pero va perdiendo en cada nueva entrega, igual que el Capitán América. Lo mejor de las secuelas de estos personajes es, de hecho, que asome en ellas algún otro miembro de los Vengadores a hacer un chistecillo o tocar un poco los cojones. La película, sea cual sea, despega entonces de inmediato, porque la química entre personajes establecida por Joss Whedon en la primera que los unió salpimenta cualquier guiso marveliano que imaginarse pueda, dotándolo de sabor a victoria, como el napalm del Coronel Kilgore.
Y ya centrándonos en los que componen el super-grupo de hoy, ni Hulk ni Thor en solitario acaban de cuajar (ese Shakespeare barato de Asgard...) y Iron Man arrancó fuerte, pero va perdiendo en cada nueva entrega, igual que el Capitán América. Lo mejor de las secuelas de estos personajes es, de hecho, que asome en ellas algún otro miembro de los Vengadores a hacer un chistecillo o tocar un poco los cojones. La película, sea cual sea, despega entonces de inmediato, porque la química entre personajes establecida por Joss Whedon en la primera que los unió salpimenta cualquier guiso marveliano que imaginarse pueda, dotándolo de sabor a victoria, como el napalm del Coronel Kilgore.
En fin, que Guardianes de la Galaxia aparte (su tono atípico los saca a mi juicio de la competición), Los Vengadores son los indiscutibles amos del género superheroíco que domina cada vez más claramente la cartelera mundial. Cualquier actor norteamericano de hoy mataría por estar en el reparto de la saga (lo de Woody Allen es solo para hacer bonito en el currículum, pero apenas cuenta en el negocio del Hollywood siglo XXI).
Los elegidos son guapos, ingeniosos y buenos intérpretes, tienen poderes variados y lucidos, pueden destrozar cualquier ciudad del mundo peleando entre ellos o contra sus enemigos, cuentan con Scarlett en sus filas,... Qué más se puede pedir.
En cuanto a la trama y Ultrón, importan relativamente. Los mcguffins de la Marvel cantan la traviata, pero qué más da, cuando el mal que se desata en cada historia es fruto de la presencia misma de los superhéroes en el mundo y no existiría sin ellos. Si no es el hermano del dios es el proyecto de Stark rebelándose. Es igual, el espectáculo está servido y las tiranteces o conexiones entre los miembros del equipo, tratadas con humor, lo hacen evolucionar con la pequeña dosis de humanidad necesaria.
Es una lástima que cada megabatalla tenga que apurarse al máximo, porque todas ellas se podían resolver en menos tiempo contando lo mismo e impactando más. La de Hulk contra la armadura reforzada de Iron Man es sin duda la mejor de las peleas (ante el poderío de ambos héroes uno se pregunta si verdaderamente Ultrón les puede aguantar medio piñazo). Aunque, si los responsables de la franquicia siguen cargando la suerte en la superviolencia metálica y el arrase arquitectónico, corren el riesgo de convertirse en algo muy parecido a Transformers.
Las incorporaciones, las despedidas, la reaparición de alguno que otro, enriquecen el cóctel que Marvel puede exhibir ya como el mayor triunfo comercial del año. A quién le importa si hay una gemas en la galaxia que tal y tal, mientras la pandilla se reúna de cuando en cuando a hacer gracietas y reventar algún barrio financiero. La era de Ultrón dura un suspiro. La de los Vengadores va para largo.
Me pregunto cuánto tardarán en joderla los de la calculadora, esos tipos que no han leído un cómic en toda su vida.
Estupendo análisis Fercho, aunque pienso q hay un único superhéroe que aún no ha perdido fuelle con su secuela, el Capitán América.
ResponderEliminarDe La Era de Ultron pienso q se han pasado tela, si ya se pasaron en la primera de Vengadores destruyendo New York aquí es la monda, aparte todo sucede a tal velocidad q no deja tiempo para pararte a pensar en algún por qué, supongo que esa será la idea, no pensar mucho.
Algo que me chocó fue ver como el metal facial del careto de Ultron se movia como si de carne y músculo se tratara, supongo q sos para darle un aspecto más "humano" e impactante.
Ese Hulk, qué cabreos más buenos se agarra el tío
ResponderEliminar¿No percibís cierto machismo en que la Viuda sea la encargada de relajarlo? ¿Algo así como el "descanso del guerrero" versión superhéroe?
ResponderEliminara ver si te ascienden, 006, porque estás fatal
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