martes, 29 de abril de 2014

The Congress: Robin para la eternidad


Con su nueva película, Ari Folman, el creador de Vals con Bashir, ha hecho algo mejor, todavía más depurado, más envolvente y desolador que en aquella, apuntándose al metacine: Nos inventa un futuro que casi ha llegado en el que los actores consagrados de la más poderosa industria del entertainment (Hollywood alias Goliat), pueden vender su versión digital para que interprete los papeles en su lugar, a cambio de un montón de pasta y el compromiso de no volver a actuar jamás en carne y hueso.

Para ilustrarlo usa a Robin Wright, la princesa prometida, retocando su peripecia vital y profesional al servicio de la trama (aunque sin llegar a cortar el vínculo entre actriz-personaje del film y actriz real que se interpreta a sí misma). Una Robin madura y espléndida que nunca ha estado más hermosa que aquí.

Después, inhalar fuerte para que irrumpa el sueño, la alucinación, el engaño químico representado en dibujos deliciosos, elegantes, divertidos y terribles, que nos hablan de nuestra necesidad de inventarnos lo que no somos, de evadirnos hasta el delirio y de lo rentable que es para algunos esa debilidad colectiva propia del Primer Mundo, tan embrutecido de gadgets tecnológicos como falto de aplomo o entereza, de principios morales o ilusiones esforzadas. En una sociedad para la que un congreso freak puede ser el no va más de la realización personal.

The Congress ha tenido varias fechas tentativas de estreno en España después de asomarse por Sitges, pero sigue sin fecha definitiva. Quizá por lo rara y triste. Pero ya os anticipo que también es hipnótica, compleja y hermosa. Y contiene una de las mejores escenas cinematográficas del año, a cargo del gran Harvey Keitel y la bella Robin Wrigth. 

Una joyita.


miércoles, 23 de abril de 2014

Día del libro

Animaos a celebrarlo.
Hay un libro para cada lector. 
Incluso para el que no se siente capaz de leer más de una frase...


lunes, 21 de abril de 2014

Argumentos regalados: segunda entrega



Esta semana de vacaciones he visto mucho cine en pantalla pequeña –sí, Ben Hur también- y me he topado con unos cuantos policiales hollywoodienses de los que ya hace tiempo se denominan simplemente “películas de acción”.

En casi todas existe un momento en el cual el protagonista, para continuar la persecución del villano y aduciendo que es policía, obliga a un conductor a salir de su coche, se lo toma “prestado”, conduce quemando rueda calle arriba y deja al propietario con un palmo de narices en mitad de la calle. La cámara, por supuesto, sigue al policía. Al dueño del coche no volvemos a verle. Nunca sabemos cómo recuperó el vehículo (o sus restos).

Y ya es lástima, porque he ahí un personaje cinematográfico interesante al que jamás se ha sacado provecho, aunque su potencial es tanto como el del padre de Ladrón de bicicletas.

¿Qué hizo aquel conductor descabalgado? ¿Le creyeron cuando llamó a la oficina y dijo que un policía le había arrebatado el coche? ¿Le dijeron al otro lado de la línea que aquella era una excusa de mierda para llegar tarde a trabajar? ¿Se dirigió a comisaría? ¿Tuvo que rellenar algún formulario? ¿Les entró la risa al saber qué poli se había apropiado de su coche? ¿Aquel policía incluyó en su informe –ese que le exige siempre un capitán furibundo y que nunca le vemos redactar- dónde y cómo abandonó el vehículo? ¿Estas cosas las cubre el seguro? ¿A la esposa del automovilista le pareció bien que se persiguiese a un delincuente con el coche de su pareja o le cubrió de reproches cuando volvió a casa en autobús? ¿A los niños les resultó una anécdota emocionante o una cagada de papá?

¿Cómo enfrentaron las rutinas familiares desde ese momento? ¿Pidieron un coche de sustitución al concesionario y éste se lo denegó después de hacer unos cuantos chistes sobre el caso? ¿Les prestó algún viejo Mustang el suegro de él o la madre de ella? Si el coche quedó malparado ¿cómo consiguieron cobrar los daños? ¿Adelantó aquel hombre el dinero en el taller y luego persiguió a la administración durante meses? ¿Consiguió un coche nuevo, lo dejó en el garaje y decidió ir al trabajo en bicicleta? ¿Se la requisó otro policía en una nueva persecución?

Voy a escribir a Alexander Payne. Creo que es el único norteamericano en activo que de aquí podría sacar petróleo. 


martes, 8 de abril de 2014

Pixar: 25 años de reinado.



Caixa Forum tiene ahora mismo en sus salas dos de las exposiciones que están arrasando en la capital de España. Una es la de Sebastiao Salgado, por supuesto, 250 fotos prodigiosas fruto de su contrastada curiosidad naturalista y antropológica repartidas por la segunda planta hasta apabullar.

Pero la que aquí nos interesa es la que lleva unos días instalada una planta más arriba y que está generando colas de niños y adultos, tales que hacen creer que la televisión aún no ha acabado con nosotros. Se trata de Pixar, 25 años de animación, un recorrido por la historia de esta factoría que revolucionó el mundo de los dibujos animados a partir de una división informática de Lucasfilm reinventada por Steve Jobs. 

Nada menos que George Lucas pasándole la pelota al genio de Apple, que la puso en el campo de John Lasseter. Éste empezó a jugar fuerte, escoltado por Andrew Stanton, Brad Bird, Lee Unkrich y Pete Docter y el resultado ya es historia del cine: el triunfo absoluto de la animación en 3D y una obra maestra tras otra, pulverizando récords comerciales y artísticos sin apenas desfallecer.

La exposición cuenta cómo lo hacen, ni más ni menos. Desde el guión hasta la película acabada. Con storys, bocetos de personajes y escenarios, estudios de color, modelaje y aplicación de texturas, sonido, animación y render. Un proceso bestial que desborda talento (y recursos), en el que muchos de los trabajos preparatorios, de una calidad inmensa, se desestiman en algún recodo del camino por amor al resultado.

En cuanto a la puesta en escena, las figuras en resina de los personajes centrales de todas sus películas (salvo las dos últimas), marcan el recorrido y acotan el espacio de cada título. Allí esperan los dibujos en técnica tradicional (para llevárselos todos y empapelar la casa con ellos) y diferentes aspectos del proceso de producción mostrados en piezas audiovisuales a cual más interesante.

De postre, los primeros cortometrajes de Pixar, rudimentarios en técnica como lo era el Mickey Mouse de blanco y negro. En algunos de ellos ya aparecen apuntadas las ideas de sus títulos mayores y, sobre todo, late el talento de la firma para el humor y la melancolía. La exposición también irá a Zaragoza y Barcelona. Así que tres son las oportunidades para disfrutarla.

Cuando sales de ella, dan ganas de ver todas las películas de nuevo. Yo voy a empezar hoy con Ratatouille...




lunes, 7 de abril de 2014

No llores por mí, Argentina

Porque gracias a mi amigo Raúl Pose González, Tiene Delito también se ha dado su garbeo porteño, empezando en el lugar donde Evita dio su último discurso antes de morir.

Teniendo en cuenta que el ejemplar lleva un apunte rápido del mito en la dedicatoria, no podía ser de otro modo. Y luego el Obelisco y otras paradas obligatorias. ¡Ay, mi Buenos Aires querido!

Gracias, compadre.






sábado, 5 de abril de 2014

Noé



Un principio grimosito (esa tipografía...), así como un neomedievo, con un inmediato tufillo a La carretera, pero sin lata de Coca Cola para nadie. Luego, una ligera remontada entre premoniciones sombrías y lecciones hinduistas algo forzadas sobre las flores y el consumo de carne en según qué casos.

Y, de pronto, los comerrocas. O transformers petrificados. O Ents en versión neolítico, que no lo dejan muy claro para no resquebrajar nuestra fe en el "entertainment". Porque además, luego los gigantes tienen alma de Campanilla y tal. No los busquéis en google: No han tenido huevos de poner sus fotos. Y perdonadme el tono, es que no se sufren dos horas y cuarto como éstas todos los días.

 Entre la absurda necesidad de engordar el entorno de violencia social a lo Mad Max (sólo falta la cúpula del trueno); el uso sibilino de las frases más célebres del Génesis (ese malvado seduciendo al mediano de los muchachos de Noé, a punto de decir "únete a mí y dominaremos la galaxia"); la extraña deriva de las pelambres o rapados que van atizándole a Russell (a partir de la tercera la cosa directamente mueve a risa); la planta de chulazo de catálogo que gasta su hijo mayor y la papeleta de su novia "Hermione Potter"; la austeridad aramea que le han endosado a la Connelly; la obsesión de Matusalén-Hopkins por las frutas del bosque mientras pega un par de pases a lo Gandalf... En fin, entre tanto desmierde, que diría un buen amigo, asoman varios fogonazos de rara e inteligente intensidad y la sospecha de que la historia bíblica sin aderezos funcionaría infinitamente mejor.

Resumiendo: el Creador se ha vengado en nosotros a través de Aronofsky por caer en la tentación pecaminosa del marketing.

En cuanto a lo de la camisa de serpiente, es asunto que pide una segunda parte. Nuestros muchos pecados no se merecen menos.



jueves, 3 de abril de 2014

La Cámara Indiscreta


Sala de exposiciones del Canal de Isabel II en la calle Santa Engracia de Madrid. Un espacio magnífico y doce reportajes excepcionales de los fotógrafos de Magnum que a partir de los 50 se colaron en el mundillo del cine y sus rodajes para la eternidad.“La Cámara indiscreta”.

Tikhomiroff y Jean Gaumy captando a Romy Schneider, Orson Welles, Anthony Perkins o Klaus Kinski. Dennis Stock cazando a Dean el rebelde, a John Wayne, a los actores enmascarados de El planeta de los simios. Erich Lessing siguiendo a Peck en su lucha con la ballena de Moby Dick. Burt Glinn capturando a la Taylor en De repente el último verano; Bruce Davidson reencuadrando el cine de Antonioni. Eugene Smith siguiendo a Chaplin hasta su camerino. Ernst Haas frente a la hermosa tristeza de Marilyn en mitad del desierto.

Aunque casi todas sus películas las hizo en México y Francia, no enviaron a nadie a los rodajes de Buñuel, el único mito mundial de nuestro cine. Del resto, para que hablar.

El fundador de Magnum vino a nuestra guerra, pero no regresó. Para los tiempos de paz, la imagen subyugante estaba en otro lugar. Ficticio, cosmopolita, fotogénico, propenso a ser leyenda. La que ahora se anuncia en un muro de Madrid esta semana de lluvia.



miércoles, 2 de abril de 2014