Decía Peter O´Toole en Mi año favorito: “Morir es fácil, la comedia es difícil”. Necesitas por supuesto buenos comediantes. Y, si ya los tienes, un guión ágil, sorpresivo, que combine bien el romanticismo con el sarcasmo. Pero, sobre todo, un ritmo de hierro que emana de la puesta en escena y del montaje, más que de la música.
La última de las comedias de David Serrano adornadas con números musicales de variada finalidad y acierto, se plantea como una historia fresca y ligera como un tinto de verano, con guapos protagonistas, secundarios de lujo, canciones rescatadas del baúl de los recuerdos y escenarios tinerfeños muy fotogénicos.
En esta ocasión, la historia gana en acentos, porque la película es una coproducción con Colombia y sus protagonistas femeninas, Angie Cepeda y Juana Acosta, le ponen belleza y convicción a sus personajes, dos hermanas con distintas y poco corrientes formas de amar a un Quim Gutiérrez que compone con mucho talento a un pobre diablo. Además, está Eduardo Blanco en el reparto. Un argentino con facilidad para la comedia, la ternura y el sentimentalismo, capaz de cambiar de registro con una fluidez pasmosa.Para completar la galería, Miren Ibarguren, en el papel más descacharrante, el de la novia falsamente “dulce” e ingenua, y el dúo Isabel Ordaz-Kity Manver dando empaque a una madre y una tía atrabiliarias.
Pero algo falla, la gaseosa tiene poca fuerza, la mezcla anda corta de hielo, ha olvidado el toque de vermuth rojo… No sé. Se bebe y refresca (hace tanto calor), pero no acaba de funcionar a pesar de sus incuestionables bazas. Poco ayudan aquí los números de baile, en los que los personajes se pasean sin apenas participar. Y las canciones retro, que intentan contribuir al gag en alguna ocasión, pero entran siempre por la misma banda, lo que apaga rápidamente su éxito.
Al final, todo se reduce a poseer un guión que maneje con equilibrio la colección de buenas ideas que están presentes en él (la mujer que vuela, el falso padre que se cree el papel, la novia kamikaze,…), pero que aquí se encadenan una y otra vez con transiciones/soluciones burdas (esa pelea a platazo limpio, esa detención última) o secuencias demasiado estiradas (en especial las que enfrentan a Angie y Juana en gran parte de la película). El resultado, desigual, decepciona más por lo que pudo haber sido y no fue, que por su efecto refrescante sin más ambición.
La última de las comedias de David Serrano adornadas con números musicales de variada finalidad y acierto, se plantea como una historia fresca y ligera como un tinto de verano, con guapos protagonistas, secundarios de lujo, canciones rescatadas del baúl de los recuerdos y escenarios tinerfeños muy fotogénicos.
En esta ocasión, la historia gana en acentos, porque la película es una coproducción con Colombia y sus protagonistas femeninas, Angie Cepeda y Juana Acosta, le ponen belleza y convicción a sus personajes, dos hermanas con distintas y poco corrientes formas de amar a un Quim Gutiérrez que compone con mucho talento a un pobre diablo. Además, está Eduardo Blanco en el reparto. Un argentino con facilidad para la comedia, la ternura y el sentimentalismo, capaz de cambiar de registro con una fluidez pasmosa.Para completar la galería, Miren Ibarguren, en el papel más descacharrante, el de la novia falsamente “dulce” e ingenua, y el dúo Isabel Ordaz-Kity Manver dando empaque a una madre y una tía atrabiliarias.
Pero algo falla, la gaseosa tiene poca fuerza, la mezcla anda corta de hielo, ha olvidado el toque de vermuth rojo… No sé. Se bebe y refresca (hace tanto calor), pero no acaba de funcionar a pesar de sus incuestionables bazas. Poco ayudan aquí los números de baile, en los que los personajes se pasean sin apenas participar. Y las canciones retro, que intentan contribuir al gag en alguna ocasión, pero entran siempre por la misma banda, lo que apaga rápidamente su éxito.
Al final, todo se reduce a poseer un guión que maneje con equilibrio la colección de buenas ideas que están presentes en él (la mujer que vuela, el falso padre que se cree el papel, la novia kamikaze,…), pero que aquí se encadenan una y otra vez con transiciones/soluciones burdas (esa pelea a platazo limpio, esa detención última) o secuencias demasiado estiradas (en especial las que enfrentan a Angie y Juana en gran parte de la película). El resultado, desigual, decepciona más por lo que pudo haber sido y no fue, que por su efecto refrescante sin más ambición.
El tinto de verano tiene sus riesgos: por algo no figura en los libros de cócteles.
Pues sí que es refrescante el poder leer tus apreciaciones, sea de la película que sea, sea del acontecimiento que sea. Al igual que con toda la ternura se revisa un clásico, con toda agilidad y precisión se analiza un evento. Ese dardo astuto y ese sentido del humor mordaz y tan acertado,…mira que te echaba de menos. Supongo que la espera del dueto Thelma, se debe a mi, y no tiene nada que ver que Raimunda haya desaparecido en aguas caribeñas…. Y, lo que mueve el fútbol, que no he visto yo tanta entrada de adictos como con el tema de la selección. En fin, como siempre una delicia.
ResponderEliminarAy, será sin duda culpa mía pero para ver una comedia española que me guste... me tengo que ir a los años sesenta o, más cerca, a los años de la "movida".
ResponderEliminarQuizá pudiéramos aprender, en este caso, algo de los franceses (aunque con nuestros prejuicios respecto a "lo francés", no sé...), cuyas comedias (por ejemplo, de un H. Leconte) pueden ser refrescantes y a la vez poseer cierta enjundia.
En fin.
Buen verano, míster.
Luis
Igualmente se agradecen tus siempre inteligentes, hermosas y bien estructuradas palabras Luna.
ResponderEliminarEn cuanto a David Serrano yo le tenía en cierta estima por sus anteriores obras como guionista. Días de futbol y Días de cine son dos pelis que aparentan comedieta pero que tienen un trasfondo más dramático de lo que podría parecer. Hablan, desde el humor quizas no muy acertado, del miedo al cambio, del detereminismo y de las miserias del ser humano, empeñado en creerse una cosa y ser otra.
El público ha castigado este nuevo musical en taquilla y es que como apuntan las acertadas palabras de Fernando la cosa no cuaja. Una pena que una vez más el cine español se quede a medias.
¡Qué bonitas cosas me dices Juan! ¡Qué alegría que os asoméis por estos Lares! Fernando no se prodiga mucho, no sé yo, si está haciendo maletas, o se nos ha ido a vivir aventuras sin despedirse….
ResponderEliminarPero que generoso que eres, amigo Fernando: Lo mejor de Una Hora Más en Canarias - dejando monumentos como Angie Cepeda al margen - es el comentario que le has dedicado.
ResponderEliminarY tiene valor que lo hayas escrito porque yo lo pasé tan mal en el cine viendo esta película que no consiguió arrancarme ni una sola risa - miento, una: la que me provocó que el personaje de Angie Cepeda dijera de la novia de Quim Gutierrez que se parecía a Camilo Sesto, un fogonazo de surrealismo - y que me parecía munición abonada para todos los que demasiado a menudo sin motivo atacan al peor cine español, que ni siquiera me molesté en dedicarle unas líneas ni en mi blog ni en el de Oti.
No entiendo el proceso de David Serrano ¿como se puede pasar de ser un guionista con chispa y cierto talento para el dialogo - tal y como demostró en su primer guión para Emilio Martinez Lazaro y si me apuras en su primera peli Dias de Fútbol - a pegarse semejantes batacazos y no darse cuenta que su enredosa y aburridisima peli no tiene nada de gracia? Yo creo que es imposible, viendo el producto final, no darse cuenta del despropósito...
Y hay algo con lo que no estoy en absoluto de acuerdo contigo: Quim Gutierrez ha demostrado tener talento en las pelis de Sanchez Arevalo pero creo que como comediante es absolutamente nulo. No es lo suyo, no...
En fin, siempre puede uno imaginarse un trio/coctel colombiano con Angie Cepeda y Juani Acosta y quedarse con esa refreescante imagen para combatir los rigores veraniegos. Algo es algo ;-)
Querido David:
ResponderEliminarEfectivamente, la película no funciona y el Serrano guionista original ha dado paso a un Serrano director bastante plano. Martínez Lázaro hubiera metido este guión en cintura, especialmente en las partes más ramplonas de la intriga amorosa y ordenado y sacado jugo a las buenas ideas disponibles, rodando con oficio, que es lo que necesita una comedia para cumplir su cometido contundentemente.
Pero cuando voy a criticar una película, salvo que sea un truño de más de 100 millones de dólares (a partir de ciertos presupuestos los truños no tienen perdón), procuro empezar destacando lo que me parece interesante o, en el peor de los casos, salvable.
Y aparte de las ideas y personajes que enumero en el post, realmente creo que Quim tiene posibilidades como comediante si el guión le permite más de un tono, lo que aquí apenas sucede.
Abrazos desde el agosto madrileño, que sí, que no se lleva tan mal...