Una gamberrada gore muy británica, hecha para más coña en Canadá por 2 directores estadounidenses.
Con laberíntica, exquisita y espeluznante mansión de ricos rancios de oscura fortuna como tablero de juego. Con un ramillete tradicional de jugadores: el novio predestinado, un padre terrible y cobardón, su primogénito borrachín, el cuñado imbécil, la metepatas (y mete flechas) de la familia, la arribista diabólica, la madre tarántula, la conversa sádica, los niños traviesillos, el mayordomo hijoputa, las sirvientas prescindibles.
Lugar y jugadores conforman un nuevo vistazo (tan corrosivo como los que le precedieron), a los mitos anglosajones relacionados con la codicia, el sexismo, el clasismo y el satanismo que tanto les luce, en especial cuando se ponen socarrones la canana de balas de elefante.
La novia es Samara Weaving, que nos angustia, nos divierte y nos horroriza según toca, para acabar cubierta de vísceras, haciendo una declaración que lo resume todo.
El "estilo inglés", aun si es adoptado, viste el terror nupcial y cómico como ninguno. Si quieres terror "a la americana", apúntate a una acampada o a una lunas de miel.