lunes, 25 de noviembre de 2024

Jurado número 2

Clint ha visto por fin en pantalla lo que nadie se atrevió a decirle mientras rodaba y protagonizaba Cry Macho: que su condición de estrella (actoral) ya pertenece a la historia del séptimo arte, no al cine de estreno.

Bueno, tampoco tiene de qué quejarse: los protagónicos le duraron hasta Mula en 2018 (¡con 88 años!). Incluso el gruñón ojeador de béisbol que se está quedando ciego y hace mofa de su decrepitud funcionaba en Golpe de efecto, ya con 82. De hecho, la aventura romántica Amy-Justin en aquella película menor se dejaba ver porque Clint hacía de padre de ella. 

Con 94, esta leyenda viva ha decido dirigir sin aparecer en escena (ni como juez, que era el único papel posible para Eastwood en El jurado número 2). Sabia decisión, viejo amigo. La película funciona espectacularmente sin necesidad de ver a Clint en pantalla. Es una intriga judicial magnífica, con un reparto muy inspirado y un grandioso final. 

Hasta los guiños a títulos mayores de épocas doradas (12 hombres sin piedad, Yo confieso), le sientan bien al guion, que lleva a su terreno cualquiera de las ideas ya utilizadas en aquellos clásicos. Y que tiene en la dirección del viejo Eastwood una garantía absoluta de elegancia y fluidez sin adornos. Como dice un amigo mío: Clint ya deja la película "en el hueso". ¡Pero qué hueso!

No sé si está preparando otra, porque Warner ha sido muy cicatera en su estreno, promoción y mantenimiento en salas. Cualquiera sabe a estas alturas, pero aún puede dar la sorpresa en los Oscars y decirle al Estudio lo que ha dejado en la cuneta. A lo mejor Warner pensaba que era un ciervo. Y es nada menos que Clint Eastwood, el grande, llamando una vez más a su puerta.

 

martes, 19 de noviembre de 2024

Justicia Artifical

Tiene un plus esta película de Simón Casal, al abordar algo de temática tan distinta a las que suele nuestro cine. Justicia Artificial está fuera del cine de época, de la comedia cañí, del policiaco desabrido y la animación copista.

De pronto, una película española – moderadamente futurista y con intriga criminal como armazón- ofrece verdadera enjundia, dilemas morales, debate público y claridad expositiva para desarrollar esa trama quizá demasiado convencional, pero con premisa revolucionaria:

Justicia algorítmica fría y rapidísima frente a justica humana, con sus virtudes y demoras. Multinacional (con tarifas a la carta para según qué), frente al tercer poder abrumado de casos y también corruptible. La supuesta infalibilidad del algoritmo (que ya sabemos todos que no es tal), frente al sesgado pero humano diagnóstico de una persona profesionalizada en leyes, jurisprudencia y mentirosos de banquillo.  

Como thriller cifi, Justicia Artificial funciona maravillosamente en sus dos primeros tercios y se atropella un poco en el último. Tiene a huevo un giro final a lo Shyamalan (al que supongo renuncia por simple coherencia), pero apuesta como debe ser en estos casos por un desenlace mezcla de pesimismo y esperanza.

En una atmósfera milímetrada para funcionar (Gatacca gallega), Verónica Echegui cumple, algo envarada en su interpretación de esa juez autoexigente y emocionalmente esquiva. Los demás lo clavan en roles más confortables. Incluyendo el de Alberto Ammann, que sigue sorprendiendo en la construcción de una carrera fascinante, nada artificial. 


sábado, 16 de noviembre de 2024

XIX FCIMérida

 


Como ya dice El Periódico de Extremadura: 

"Garrido informó de que la programación incluye «de todo un poco», pues habrá propuestas musicales como ‘La Guitarra Flamenca de Yerai Cortés’, la ópera prima de C. Tangana; otro debut en gran pantalla con ‘La marsellesa de los borrachos’, que habla del pasado y presente; cine indie con ‘A different man’; la evolución de China como país a través de ‘Black dog’; una apuesta arriesgada con ‘El jockey’; animación con ‘Memorias de un caracol’; gastronomía con ‘Mi postre favorito’; y la imprescindible ‘Emilia Pérez’. También se proyectará el cortometraje ‘O estado de alma’.

Y una película sorpresa, claro, la sección Cine y Escuela (que ya está en marcha), el Jurado joven, la revista, el Jazz y lo que se tercie. 

Briz, Garrido y su grupo de irreductibles lo han vuelto a hacer. Gracias por resistir.


sábado, 9 de noviembre de 2024

Anora

 

Anora ganó la Palma de Oro en el último Festival de Cannes.

A estas alturas, las decisiones de los jurados festivaleros clase A son tan engañosas como el algoritmo. En fin, que no es para tanto, con lo que han sido las Palmas durante décadas y lo que van siendo de un tiempo a esta parte.

Ojo: a mí, que no seré jurado de Cannes jamás, Anora me gustó mucho, por una parte. Por otra, no tanto. Cuenta con interpretaciones portentosas y una premisa golosísima: darle la vuelta al calcetín de Pretty Woman, que naturalmente está sudado y con tomates.

El principal inconveniente que le veo a Anora es un mal que no le corresponde en exclusiva: ¿por qué demonios el estándar comercial norteamericano actual, hasta en el "indie", es llegar a las 2 horas 15, o rebasarlas? Esta película ganaría en una versión más breve, en la que el “autor” Sean Baker (director-guionista) no engatusase al productor (ah, espera, que también es Sean Baker). 

Porque Sean en Anora abunda en la idea muy estadounidense de que lo más europeo consiste en incluir escenas o prolongaciones insustanciales. Como que eso le diese a las películas un toque más desaliñado y realista. Cuando el gran valor del cine norteamericano fue (al menos en tiempos), su capacidad para la concreción, el ir al grano durante todo el metraje.

Bueno, digresiones (europeas) aparte: un buen "indie" y ya. Con unos cuantos personajes muy convincentes y  curiosos, en especial el más inesperado.

sábado, 2 de noviembre de 2024

Casa en llamas

Astutamente, la decisión de guion más extrema de Casa en llamas se toma al principio. 

Parece una lección aprendida del gran Alfred, que incorporaba la violencia en el primer tramo, de modo que el resto del film, hasta casi su desenlace, lo presidiera la tensión por cuándo tendría lugar el nuevo estallido, del que los personajes se han demostrado capaces y hasta proclives.

Aquí tenemos a una madre extrema, que ha movido todos los resortes para reunir en la casa de verano a los que le importan. Nada le impedirá celebrar ese encuentro: NADA. La actriz que la encarna, Emma Vilarasau, está impecable e implacable.

En dicha reunión se añaden parejas de los hijos (marido harto, novia de tanteo), la nueva del padre (interesante personaje, el de Clara Segura), pero básicamente esto es un exorcismo privado que airea las carencias de una familia pija y catalana, el combinado ideal para la sátira. 

El padre parece originario de otro lugar de España, a juzgar por el uso solo puntual de la lengua en la que se expresan los demás casi todo el tiempo. No importa, Alberto San Juan es un especialista en esta clase de papeles de tipo detestable que hace sonreír con sus aspavientos y victimismos. 

Y es que el egoísmo campa a sus anchas en esta casa, poblada por intérpretes muy bien escogidos para manifestarlo en todas sus versiones: la mentira, la cerrazón, el infantilismo, el capricho descerebrado, el ansia de dominio, la autocomplacencia, las trampas, los chantajes sentimentales y hasta los pufos. 

Todo descarnadamente cómico, aunque tiene su trasfondo y es un acierto que director y guionistas sean catalanes también. Hay risas que solo tienen un pase si son a costa de uno mismo.

Bastantes llamas tenemos ya en la casa de todos.

viernes, 1 de noviembre de 2024

La infiltrada

Carolina Yuste es una actriz salvaje. La descubrí en 2018, en una de Vermut (Quien te cantará, creo que la mejor de las suyas) y la primera de Arantxa Echevarría, Carmen y Lola. Esta directora, que no hace más que progresar a cada película que rueda con ella, la puede nombrar su fetiche. Echevarría ha hecho otras, demostrando de paso su solvencia para comedias facilonas. Pero con la Yuste vuela, pareciera que la actriz le hubiese dicho: "a mí, para mierdas, no me llames".

Y eso que Carolina Yuste también ha tenido que rodar películas muy discretas, alguna hasta con Arantxa. Pero siempre le basta un papel mínimamente bien armado, para convertir su personaje en alguien de verdad. Hasta en birrias como Sevillanas de Brooklyn, donde solo Estefanía de los Santos y Manolo Solo pueden aguantarle el plano. 

Luego se ha marcado dos con Arantxa (una mala y otra buena), la de Jaime Rosales, el gran personaje como esposa de Eugenio en Saben aquell (la mejor de David Trueba, de lejos) y, de esa, directamente ha llegado a esta infiltrada poderosa, frágil, valiente, llena de matices; comiéndose a Luis Tosar crudo, al también ascendente Anido y al que le pongan por delante. Momentos con el etarra Kepa, cortando filetes en la pollería, leyendo cartas familiares o compadreando con los borroqueros a los que detesta y teme, son menciones aisladas de su recital. 

La película tiene nervio e interés de principio a fin, pero se aguanta sobre los hombros de la Yuste, para lo terrible y para lo incómodo, lo férreo y lo humano. Si fuera un director seguro de un nuevo guion con un buen personaje femenino en él, llamaría a la Yuste sin dudarlo. Claro, que a lo mejor en ese momento esté rodando otra con Arantxa. 

Estaríamos de suerte.

miércoles, 30 de octubre de 2024

Teri Garr

Tenía más de treinta cuando le llegaron los grandes momentos de lucimiento. Había pasado una década haciendo seriales de TV, como Batman y Star Trek, saliendo en películas sin frase o sin acreditar, hasta de Elvis. Pero en 1974 se cruzó en el camino de Coppola, con el que hizo La conversación primero y Corazonada después.

El jovencito Frankenstein, de Mel Brooks, la puso para siempre en el salón de la fama cómica, gracias a la ayudante Inga y su "par de aldabas". Además, trabajó para Spielberg (Encuentros en la tercera fase), Pollack (Tootsie) y Scorsese (After hours), demostrando distintos registros, para ser incómoda, tronchante, peligrosa o todo a la vez. 

Después siguió en el ajo, inexplicablemente apartada de las grandes producciones de los cineastas más talentosos de aquella generación, aunque su ritmo para la comedia seguía intacto. Volvió a demostrarlo haciendo de la madre de Phoebe en Friends. Era perfecta para el papel.

Teri Garr lució siempre como una de esas figuras entrañables, cuya presencia bastaba para enriquecer una escena, valorar una réplica, endulzar una carcajada. 

Ha muerto a los 79. Descansa en paz, "Inga". 

Fin de viaje, Sahara


La película figura como producción de 2023 por algún tecnicismo que actualiza la producción si se restaura material, se añaden minutos de metraje, etc. Porque en realidad se rodó en 1983 y se estrenó en el 85, distribuida entonces por Warner. Recorrió festivales de la época y se vendió a 25 países, incluida China, cosa impensable por aquellos días.

Maru Valdivieso, la chica de la peli, inició su carrera en ella (casi todo el equipo se estrenaba en realidad) y aunque no le duró mucho el "estrellato" (si ese concepto vale para estas tierras), sí la carrera de actriz, que llega a nuestros días. Lo mismo pasó con Enrique Simón. O con el director de foto Javier Salmones, que acaba de estrenar La infiltrada. Con el productor Carlos Taillefer, que ya había trabajado en Cary Cooper que estás en los cielos y seguiría en funciones de jefe de producción, director de producción o productor ejecutivo en títulos tan renombrados como El sol del membrillo, de Víctor Erice o El camino de los ingleses, de Antonio Banderas.

Otra suerte corrió el director de la película, Antonio R. Cabal, que inexplicablemente no dirigió más.

La película original se estrenó con menos de 100 minutos y lo ha hecho ahora con más de 120, reordenada, restaurada, remasterizada y todas esas cosas que hacen en otros lares. Tengo un recuerdo difuso de la versión del 85, así que me resulta difícil juzgar la mejora o no de la narración. El material, eso sí, luce nuevo, como recién hecho.

Su problema, como casi siempre en nuestro cine de un tiempo a esta parte, recae en el guion. Evidentemente, el género "de aventuras" y la aventura misma de rodar en el Sahara lo acaparó todo. Y la propuesta, fresca y natural, se queda un poco en eso, en una historia fresca y natural, donde los dos jóvenes aventureros no son ni demasiado empáticos, ni divertidos, ni templados. Nada sabemos de sus motivos, de la preparación del viaje o de la solidez de esa amistad y la elección de ambos para compartir con el otro semejante reto. Se entiende mejor a Maru, ella tiene motivos para enrolarse con los franceses y jugar a novieta de quien convenga en cada momento.

A pesar de que el sentido narrativo y dramático de la Aventura en una película española de los ochenta no es el que practicaría Hollywood, la historia (aderezada de escenarios de espectacular belleza), se ve con interés, incluso amenidad, prácticamente de principio a fin. Merecería atención en este 2024 por parte de la Academia de Cine, más allá de organizar el pase gratuito al que tuvimos el placer de asistir. 

Buena suerte en los Goya, vieja tropa valiente.


    

lunes, 28 de octubre de 2024

Robot Salvaje

Una buena propuesta, que rescata ideas repartidas por títulos pasados (Wall-E, El Gigante de Hierro, Finch) con un desarrollo que logra varios momentos de honda emoción y otros de estándares a la moda innecesarios. 

Cuanto más íntimo el momento, más lograda. La épica colectiva contra el malvado más obvio es lo menos interesante de la película. Lo Salvaje no está ahí.

De la calidad de la animación que Dreamworks gasta a estas alturas, nada qué decir. Apabullante calidad. Salvaje, casi.



martes, 8 de octubre de 2024

Almas en pena en Inisherin


Desoladora y magnífica, roza la obra maestra aunque se queda a dos dedos (literal) de conseguirlo. La premisa es tan potente y el desarrollo tan ajustado, que su último tramo deja un leve poso de decepción. Y eso que termina del mejor modo posible, quizá no haya otro de acabar con tanta elegancia.

Los intérpretes están realmente impresionantes. Colin Farrell y Brendan Gleeson ya protagonizaron otra estupenda rareza de Martin McDonagh (Escondidos en Brujas), pero en ésta de Inisherin van mas allá y Farrell se inventa lo que en él parecía imposible: un pobre diablo cortito de entendederas y sin atractivos de ninguna especie, apenas un tipo plomizo pero amable.

Los complementan las mascotas más o menos convencionales, esa hermana furibunda, el tabernero y su gemelo, la vieja agorera, el joven retrasado, el policía execrable. Todos con su justa parcela de relevancia y representación.

Y el paisaje y la música irlandeses, claro. Bella y espiritual en toda su pena honda. Ideal para días y ánimos nublados. 


lunes, 30 de septiembre de 2024

Goodbye, mister Kristofferson

Maggie Smith

Murió con 89 años, después de haberlo hecho todo en su larga y estupenda carrera: teatro, televisión, cine.

Series emblemáticas como Downton Abbey, sagas juveniles multimillonarias como Harry Potter, un par de Oscars y otras cuatro nominaciones (la última rozando la setentena). En las tablas, debutó en Broadway, trabajó asiduamente en el West End, triunfó con algunos de los grandes "Shakespeares" (Antonio y Cleopatra, Macbeth).

Maggie, de joven guapa a la inglesa, era una presencia fiable, que cuando se hizo mayor consiguió inspirarnos ternura y destilar inteligencia hasta en sus personajes más estirados y aparentemente detestables. Se le daban muy bien las señoras vigilantes que ponían sentido común a las veleidades juveniles de quienes la sucedían en la cabeza del cartel.

Luego se enredó en aquello de los magos y supongo que, como a la Dench su "M", le sirvió para saltarse mucho casting desde entonces. No tenía nada que demostrar, claro, pero pertenecía a una generación de mucho talento y media docena de las chicas pop seguían vivitas y coleando. Pero nadie como Maggie para alzar la nariz y bajar los ojos con el desprecio de una aristócrata.

Dios Salve a la Smith.  

sábado, 21 de septiembre de 2024

Hasta el fin del mundo


Viggo Mortensen escribe, dirige y protagoniza este western, regular comparado con los de los maestros vivos o muertos, pero notable en medio de los casposos refritos de todo género que hoy se perpetran en Hollywood. 

Allí triunfa ya el término "contenidos", imponiéndose a aquel mágico "películas". Es decir, que importan más las plataformas que los estudios y en las plataformas no se produce Cine, a las plataformas "se les echa de comer" contenido. Más allá, aplastado contra su diván, está el espectador-televidente-híbrido, saltando de streaming en streaming, huroneando cuánto dura lo que ve, avanzando, retrocediendo, parando, abandonando... Un poco como se hizo con el VHS en su declive; aunque nadie alquilaba una película en VHS (¿Beta, viejos?) o la compraba para no verla entera por mala que pintase. Con el DVD hasta nos tragábamos las escenas eliminadas de Alien resurrection, con lo prescindible que era toda ella, 

Pero vamos de la fábrica de sueños a la de pesadillas y luego ya veremos, el fin del mundo lo dirá. 

En fin, volvamos a Mortensen, sin meternos -os lo ruego- en politiqueos aleatorios, agotadores y hasta previsibles ¿A quién no le cae bien Viggo? vamos a empezar por ahí. ¡Si le cae bien hasta al blandito de David Trueba, a quien le levantó la esposa! Momento chisme: hablamos de Ariadna Gil, antaño la sonrisa más enloquecedora de nuestro cine y suponemos que ahora sonriente en privado (suerte tienes, truhan).

Aunque compartía graneros amish con Harrison Ford y Alexander Godunov en la ochentera maravilla de Peter Weir titulada Único testigo, lo cierto es que Viggo triunfó a lo mundial ya mayorcete, con 43 años. Entonces supimos que hablaba perfectamente inglés, español, danés y francés, que además era fotógrafo, poeta, editor y fan de Los santos inocentes, de Mario Camus. 

Administró bien esa fama tardía en los años posteriores a Aragorn, aún en la primera década del 2000, rodando como actor ya protagónico Océanos de fuego, Una historia de violencia, Alatriste, Promesas del este, Good, Appaloosa, La carretera... y acertando en la década siguiente con títulos tan distintos como Las dos caras de enero, Capitán fantastic o The green book. Se dio además el capricho de rodar una película hispano-argentina (sus segundas tierras afectivas) como Todos tenemos un plan y dirigir Falling en 2020, película que le salió bastante buena y que además escribió.

Viggo, aparte de polifacético, guapo y buen actor, es un tipo listo. Escribe bien sin inventar el agua caliente. Parte de ese agua que ya calentaron otros y trabaja en los terrenos que le son más afines: la emoción, la reflexión, el diálogo... el actor.  

Así pasa en Hasta el fin del mundo. La historia western que sostiene a los actores y, en especial, a la soberbia Vicky Krieaps, no es nada del otro mundo, ni del fin del mundo ni del principio del western. Mortensen la arma con oficio y poquísima originalidad y la usa para fijarse en algo mejor que unos caciques ambiciosos, un hijo de perra mimado y loco, una guerra en sordina, un pequeñuelo inocente, un ranchito humilde o una taberna con pianista y bronca. Lo que aquí importa de verdad son ellos, Vivienne y Olsen enamorándose, respetándose, equivocándose, reencontrándose y ayudándose a vivir y a morir. 

Ahí se nota a un director con talento, olfato fotográfico, sensibilidad para la atmósfera emocional de los protas. Es entonces cuando la película vuela y uno se quedaría en ella hasta el fin del mundo. ""De éste, sí", como dice Viggo.

Bien, a ver si le dejan hacer otra. 


 

jueves, 19 de septiembre de 2024

Asesino por casualidad


¡Qué manía tienen las distribuidoras de España con cambiar significantes y significados en los títulos de las películas anglosajonas! "Asesino a sueldo", que sería la traducción exacta del original, es un título mucho más irónico, pero alguien debe pensar que "casualidad" advierte mejor del género comedia. Como si les importara a estas alturas darnos gato por liebre.

Curiosamente, el principal problema que tiene esta película de Richard Linklater (a veces deja a sus estupendos personajes conversadores, desubicados y en crecimiento, para demostrar que puede dirigir a gentes con pistola), es precisamente el relacionado con el género, su dificultad de encasillamiento. ¿Es esta película una comedia?, ¿es thriller?, ¿es romántica?, ¿es comedia romántica, es comedia-thriller,...? Pues hay un poco de todo, aunque el humor negro sería el común a cada idea que hace avanzar la narración, a veces fluida, a veces a trompicones.

Se notan -sin molestar mucho- algunos elementos meramente instrumentales (su ex, varias lecciones académicas, la voz en off) o escenas  directamente prescindibles (alguna con los compañeros de trabajo encubierto, ese final fácilmente sustituible por tomas falsas). En fin, queda claro que Linklater brilla más y mejor en historias sin pistola. 

Con todo y eso, la película es bastante diferente al mejunje habitual que otros realizadores cocinan sin sonrojo para su inmediato estreno en Netflix. Ésta la ofrece Prime, que de momento parece una fórmula de plataforma más ecléctica, mientras la mayoría se retratan como voces monocordes de su amo.

Los protas bien, guapos y solventes. A sueldo por casualidad.   

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Placeres viejos

Acabo de enterarme de que la película inaugural del inminente 72 Festival de San Sebastián, al que vuelvo a faltar, será la nueva versión de Emmanuelle, ya sabéis (los talluditos), aquella joven erotómana u objeto de deseo, según tocase o la tocasen. 

Como director han recurrido a una directora (faltaría más) y razonablemente prestigiosa, que es lo que suelen cuando repescamos de forma vergonzante ideas de hace cincuenta años (joder, cincuenta ya). La que lleva la batuta y hará caja (porque el solo nombre de la ninfa retratada traerá voyeurs a la sala o al clic), es Audrey Diwan, en la cresta por su debut de 2021, El acontecimiento, y que antes de él, como guionista, abordó las líneas rojas traspasables, la posesividad, las adicciones, la cosita sexual... Todo "muy apañao", que diría un manchego.

La operación dinerín es, para la ocasión, de nacionalidad francesa. Pero no desesperemos. Cualquier día cocina Goliat un remake de Instinto básico, para que cruce las piernas sin bragas en la sala de interrogatorios una joven promesa que quiere ser portada y luego ya veremos. 

Por cierto, Naomi, mujer ¡qué necesidad...!

viernes, 13 de septiembre de 2024

Fallen leaves

 

Anoche vi otro “David”: Fallen leaves.

El finlandés (Aki Kaurismäki) está zumbado, pero le salen estupendas.

Es como un Bresson simpático y gamberro. Me parece el anti-Almodóvar (enhorabuena por el León, por cierto) o más bien su reverso: le gusta la misma paleta de color, salpicada de rojos, azules, amarillos y verdes, pero sin estilizar escenarios, él los filma sucios y en apariencia realistas. Ahí consigue el máximo con el mínimo. Parece que los actores ni siquiera sienten y sienten todo.

Es divertido y fascinante verlo.

Dudo que Finlandia sea así, tan cómicamente árida. Pero no importa (ya sabéis: “¡mis amigos, los verosímiles…!).

Otro 7,5 .

jueves, 12 de septiembre de 2024

Buffalo Kids

La película española de animación Buffalo Kids cuenta la historia de dos niños huérfanos irlandeses, Tom y Mary, que desembarcan en el Nueva York del siglo XIX y se cuelan en un tren camino del salvaje Oeste mientras conocen a Nick, el tercer chaval de la aventura.

El film comenzó este último verano su periplo internacional estrenándose en los cines de Rusia y debutando como la segunda película más vista, lo que equivalió a una recaudación de 250.000 dólares. En el momento presente, supera los cuatro millones de recaudación solo en España. No sé cuánto habrá crecido en la taquilla rusa a estas alturas.

Lo que si podemos asegurar es que, gracias a estos estupendos datos, el espectador ruso infantil acompañado de sus padres conocerá mucho más la “cultura española”… Y no digamos los niños españoles y sus padres, lo que disfrutarán reconociéndose en ella, que encima ha salido especialmente bonita, divertida y emocionante.

En fin, a la sección Las guerras perdidas porque no hay ninguna que se llame Pan para hoy, hambre para mañana. A lo mejor tengo que inaugurarla.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Upon Entry


Nada comparable a un ratejo bueno frente a los agentes de inmigración de un aeropuerto estadounidense, y no digamos si eres venezolano. No hay película de terror que iguale la apuesta.

Una pareja en tránsito hacia Miami: la barcelonesa orgullosa de serlo que va arrugándose y el hispanoamericano que sabe lo que hay desde el minuto uno. Los agentes, por descontado, son muy pero que muy perros, en la saña y en el olfato. Lo demás son cuatro o cinco escenarios (una cabina de avión, una cola ante el mostrador, dos salas de interrogatorios, una de espera) y el ruido de un matasellos como el último clavo del ataúd.

Alberto Ammann vuelve a estar fantástico. Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vasqez debutan en la dirección con enorme brillantez. Les han salido 72 minutos de angustia y buen cine. 

Antes de los atroces estrenos de verano, parece que "David", bajo la sandalia de hierro del cine "Goliat", hizo bonitas películas casi invisibles. Y pienso vérmelas todas. 



Adiós, Mr Jones

 

domingo, 8 de septiembre de 2024

La estrella azul

La primera de las preseleccionadas por la academia española de cine para representarnos en la carrera hacia el Oscar es La estrella azul, de Javier Macipe, una película difícilmente oscarizable, pero deliciosa. Macipe encuentra una bonita historia, un gran personaje (y el actor perfecto para encarnarlo, Pepe Lorente), un perfume transoceánico, unas frases para el recuerdo -cortesía de Yupanqui-, una rara melancolía, un optimismo vital, una música imperecedera.

Es esta peli una ópera prima realizada con una solvencia inusual. Hasta el recurso al meta-cine le funciona a su director como un tiro. Hay que estar muy seguro de lo que se ha hecho hasta ese momento en la película y también de lo que resta por contar, para cargarse la cuarta pared y seguir manteniendo las emociones del espectador, no solo inalteradas sino hacia arriba, siempre hacia arriba.

He leído por ahí que la película tiene algunos momentos de ritmo encallado. No me lo parece, el personaje del músico Mauricio Aznar y muchos de los que le van saliendo al paso, especialmente en la Argentina profunda de la chacarera, son magnéticos, les basta con estar, con sonreír, con coger una guitarra.

De los muchos biopics musicales que se han ido cocinando últimamente, abanderados por la industria anglosajona y sus iconos (Elvis, Elton, Freddie, Bob), éste dedicado a Mauricio Aznar Müller, líder del grupo aragonés Más birras, es de largo el mejor. No necesita espectacularidad de estadio y lujosos despendoles para clavar a un artista musical interesante. Quizá la razón pueda ser que la película es más interesante que Mauricio, aunque lo dudo. 

Para ir terminando, la película entra de inmediato, como una melodía de rock´n´roll ligero, luego hipnotiza con ritmos de un folclore lleno de lirismo y enigma y arrastra hasta el final con emoción y la alegría de quien tenga estrella para disfrutar con humildad de la música, la danza o la vida.    


martes, 3 de septiembre de 2024

El sindicato

 Creíamos que se llamaba IA, pero se llama Netflix.

martes, 27 de agosto de 2024

Conclusiones de agosto

A falta de ver Longless y la pequeña epopeya animada de Buffalo Kids, sin reseñar Cuerpo escombro y Odio el verano (sus títulos y trailers hablan casi por sí solos), me parece que puedo ir haciendo balance.

España es a las comedias televisivas lo que Estados Unidos a los blockbusters desaforados.

El resultado -cinematográficamente hablando- es similarmente malo. Pero ellos tienen de mercado el mundo.

Ni uno ni otro sale de su carril. Todos perdemos.


viernes, 23 de agosto de 2024

El conde de Montecristo

 

El conde de Montecristo es la novela favorita de los torcedores de tabaco de Cuba, que se la escuchaban día tras día al lector en galera, como quien sigue una telenovela adictiva (antes radionovela, antes novela por entregas). Tanta aceptación tuvo la obra, que dio nombre a una nueva marca para la que entonces se torcían los habanos destinados a convertirse en los más vendidos del mundo: los Montecristo.

Algún día en Cuba se escribirá y rodará esa historia, entre tabaqueros, lectores, novelería francesa y venganzas tropicales. Mientras ese momento llega, la industria gala ha retomado los clásicos del gran Dumas para llevarlos a pantalla, sacando músculo de producción y acertando con el ritmo narrativo. Tanto es así que los responsables de la enésima versión cinematográfica del conde son los mismos Matthieu Laporte y Alexandre de La Patellière que han dirigido Los tres mosqueteros: Milady.

Desde luego, parece imposible en el cine caro que se inventen nada nuevo. Para muestras la cartelera del verano: Alien: Romulus -séptima secuela del xenomorfo-, Gru 4, Del Revés 2, Deadpool y Lobezno -o Deadpool 3 with Friends- y, por supuesto, El conde de Montecristo.

En nuestra representación, más barata, Padre no hay más que uno 4 y Cuerpo escombro. Para qué hablar. El cine español va dando tumbos de comedieta en comedieta, con todo el espacio disponible y vacío para una épica propia y unas adaptaciones literarias inexplicablemente desterradas de los planes de producción.

Los franceses parecen contar con otras premisas. La primera y más importante, una convicción de hierro en que su público más próximo, el de la República, es aún fiel a lo que engrandece la historia patria, su arte y artistas, palacios y buques, soldados y aventureros… Esa inolvidable literatura decimonónica de folletín, repleta de héroes y villanos, presidios y riquezas, amor y venganza.

El conde de Montecristo es una historia tan buena que nadie ha sido capaz de estropearla (¡y mira que hay adaptaciones en las que se han hecho méritos!). Todas y cada una de las versiones para el cine han introducido modificaciones al desarrollo original de Dumas, por distinguirse, por aportar… En esta versión también. Aunque esas novedades son innecesarias, como suelen, tampoco le estorban a la película. Los actores, con Pierre Niney a la cabeza, están bien escogidos, la historia avanza muy bien contada, los escenarios lucen espectaculares... En resumen, una gran producción europea, la única que ha tenido el coraje de caer en verano sobre la cartelera española. Ni la nuestra, ni la italiana (¡ay, la italiana!), ni la inglesa están ni se las espera.

Sólo he echado en falta algo más de mimo en el papel clave del abate Faria que, en mi opinión, siempre fue el gran personaje de la obra. Y, por el contrario, me ha sobrado ese tic que parece irrenunciable en la Francia de hoy: la persona gay aunque aparezca como personaje tangencial. No hace falta incluir una representación por mínima y sutil que sea del “colectivo” en absolutamente TODO, majos.

Me parecería más rompedora esa versión en la que el Conde se lee, mientras un montón de torcedores cubanos manufacturan los puros que terminarán llamándose Montecristo. Ahí lo dejo, mes amis



lunes, 19 de agosto de 2024

Adiós, Delon

Ha muerto Alain Delon. El Polar se está derritiendo de pena.

Todo ahora es, por descontado, notablemente peor sin él.


sábado, 17 de agosto de 2024

Alien: Romulus

Creo que solo me he saltado una de la saga que, junto a la de Indiana Jones, se agarra a mis querencias como ninguna otra en la historia del cine anglosajón moderno.

La primera de Alien (el octavo pasajero) es el referente, claro, uno de los mejores cifis terroríficos, si no el mejor, de la historia del cine. Y la revelación de esa actriz que ya figura en la orla como una de las más grandes (y altas) de su generación.

Cameron con Aliens hizo otra cosa, muy Cameron, enérgica, trepidante pero fiel al espíritu de las pelis con xenomorfo. Fincher se marcó un Fincher, cuidado, aparentemente rompedor y un poco vacuo, pero aún así atinado. El más marciano invitado a la fiesta fue el director de Delicatessen, y se dio una vuelta por donde le vino en gana, pero seguía teniendo a Sigourney, más guapa que nunca.

Luego vinieron Prometeus, con buena actriz sustituta y notable sintético, aunque metafísicas sobrantes (si explicas el monolito lo jodes), y Covenant, que me salté. De lo de Predator contra Alien ya hablamos otro día.

Ésta de Romulus es la más reciente, se acaba de estrenar en cines con el run run de que está en el grupo de las buenas. Lo cierto es que lo está, se toma su tiempo en construir contexto espacial, personajes y motivos, demora inteligentemente la aparición del monstruo y cuando empieza el baile lo lleva con ritmo. Sólo dos decisiones a pantalla son patinazos (opinables), pero a una te habitúas pronto y la otra llega muy al final. Para entonces has visto un tour de forcé al más puro estilo Alien, que bebe de todas lo poco que necesita y añade algunas ideas propias muy brillantes.  

Supongo que habrá más. Seguiremos salivando ácido.

Gena Rowlands

Gena tuvo mucho aguante. Supongo que ayuda nacer en Madison, Wisconsin, tener una madre de Arkansas y pasar la adolescencia en Milwaukee en los años cuarenta. Todo tan cinematográficamente norteamericano.

A los 24 se casó con John Casavettes, ese tipo raro, actor-director cuando nadie era ambas cosas, al que Garci ubicaba entre Godard y Bogart. Con él en la batuta y a veces en los repartos Gena hizo muchos de sus grandes papeles para el cine, en mi opinión Una mujer bajo la influencia, Opening night y Gloria sobre todos los demás, que fueron muchos y excelentes.

Cuando se hizo mayor y viuda, le pasó un poco lo que a la Bacall: empezaron a llamarla para dar empaque a señoras con pasado, agallas y arrugas bien llevadas. Paradójicamente, fueron esas secundarias lujosas por las que el gran público empezó a reconocerla, convirtiéndola en una presencia agradecida, donde su sapiencia y atractivo se atemperaban por obra y gracia de la edad, frente a la mujer-furia que había encarnado de joven.

Gena Rowlands, como cualquier gran actriz que se precie, fue muchas Genas y varias Rowlands distintas. En todas derrochaba talento y estilo, aunque ella muriese sin poder recordarlo. Lo haremos por ti, reina.  


lunes, 12 de agosto de 2024

La trampa (del verano)


Ayer fuimos a ver La Trampa en el cine del puerto.

Por qué.


martes, 30 de julio de 2024

El último viaje del Demeter

El diario de a bordo del carguero Demeter es probablemente el tramo más logrado y aterrador de la novela que hizo a Bram Stoker definitivamente inmortal: Drácula. Realizar una película centrada en ese viaje tremendo es una idea cinematográfica buenísima, que llevaron a cabo el año pasado con una producción muy solvente y ambientada. 

La película sólo incorpora una licencia innecesaria y gruesa al hilo de los tiempos que corren, aunque la parchea para que "cante" menos: ese médico negro formado en el Cambridge del siglo XIX. El actor es solvente, así que la bola pasa sin indigestión, porque la narración funciona en sus primeros compases, ágil, cuidadosa y marinera. 

Todo va bien, hasta el niño y la joven que el vampiro lleva como kit de barritas energéticas son aportes atinados para el buen desarrollo del material. Podrían haber rentabilizado más la visita guiada del nieto del capitán al médico, excelente recurso para saber cuántos rincones tiene el barco y dónde está cada uno respecto a los otros. Aunque, en líneas generales, las sucesivas situaciones que componen el inicio de la aventura cumplen sobradamente.

Por desgracia, la película naufraga en lo único en lo que no debe hacerlo. Pero es que en esas mismas páginas del diario está la clave de lo que inspira más terror que ninguna otra cosa: lo no visible, lo presentido, lo oculto, algo que golpea sin testigos y desaparece dejando la muerte tras de sí.   

En fin, que el problema viene cuando se empeñan en mostrar al monstruo sin necesidad y mucho antes de tiempo. Podían haberle preguntado a Spielberg, caramba, o revisar sus clásicos (Tiburón, Encuentros en la 3ª fase, El arca perdida...), para entender lo que conviene demorar la imagen explícita. Y ya de paso, decidir mejor lo que se muestra al llegar ese momento crucial. 

Vaya, otro inexplicable naufragio.