lunes, 24 de julio de 2023

Decisiones acaloradas 4: La mujer del espía


Una elegante película japonesa, dirigida por Kiyoshi Kurosawa (que no es pariente del gran Akira). Sorprende en cierto modo el resultado, pues el autor de La mujer del espía es un cineasta al que se conoce sobre todo por sus títulos de terror.

Aquí el terror se sustituye por una realidad cada vez más inquietante. El terror -el auténtico- es más bien algo intuido que permanece fuera de campo, ya que la película está ambientada en los alrededores de la Segunda Guerra Mundial.

La narración discurre mientras Japón se apunta al Eje, se militariza y adquiere su cara más antipática. Por contraposición, un matrimonio acomodado de empresario cosmopolita y esposa entre algodones toma conciencia de las atrocidades que se avecinan y de la imposibilidad de permanecer al margen, pues ni unos ni otros se lo permitirían. 

En medio, un sacrificio inducido, unas pruebas que sacar del país, una potente sorpresa para el último tramo.

Bien, bien, muy lograda hasta que el director se empeña en añadir una coda absolutamente prescindible. Pero es un defecto usual y menor en el cine de época japonés, que el director tenga un momento de metraje en el que aspire a ser Mizoguchi. En vano, claro.



jueves, 20 de julio de 2023

Decisiones acaloradas 3: Gold run


Me gusta el cine noruego, Rasmus Bjørnson aparte.

Van al grano, escogen temas con empaque y los cuentan bien, sin dispersarse ni adornarse demasiado. Tanto es así que, a veces, les salen de un realista que tienen que acentuar su valor ficcional con música enfática en momentos cuya tensión, para un espectador de hoy, es limitada. Quiero decir que, si el coche no arranca, aunque haya peligro de que lleguen cazabombarderos, pocos se impresionan los espectadores mientras no suenen sus motores en el aire y caigan zambombazos alrededor del vehículo.


Pero los noruegos no inventan demasiado. Ponen a un malvado de manual tras la pista del puñado de héroes que salvaron las reservas de oro de Noruega y los ves recorriendo el país en camioneta, tren o barco, haciendo inventario, cargando cajas de un lado para otro, escondiéndose de explosiones y balaceras. Con eso basta, caen bien, importa lo que les pase. El nazi que les persigue es un poco ridículo, a lo mejor también por eso funciona.

Ya digo que no hacen filigranas, los noruegos. Hacen cine sólido, ameno, sobre hechos de interés nacional y, por extensión, de cualquiera con una mínima curiosidad histórica. Las cajas españolas del Museo del Prado, más valiosas que el oro, esperan en vano una película mejor. Quizá la rueden los noruegos cuando acaben con lo suyo.


martes, 18 de julio de 2023

Decisiones acaloradas 2: Lightyear

En medio de la segunda ola de calor y tras varios intentos desafortunados (Netflix cada vez defrauda menos en lo de defraudar), aterrizamos en otra plataforma llena de minas, pero dimos con la peripecia del joven astronauta que propició el juguete.

No hace mucho tiempo, Pixar encadenaba tal cantidad de obras maestras que ya es difícil que no sepa a poco cualquiera de sus nuevas películas, incluso si le salen buenas, como ésta. 

Podría mejorar en los secundarios y tener algunos puntos más de humor pixariano fino, eso es innegable, pero su premisa y desarrollo narrativos, amén del nivel artístico y el técnico llegan muy lejos.

Hasta el infinito y más allá, no, claro, ahí solo han llegado los juguetes.

lunes, 17 de julio de 2023

La miel de Jane Birkin

 

Tenía once años mal contados, uno más que Jorge, cuando la Birkin vino a rodar a mi barrio. La película se llamaba La miel y se resolvía en un guión del gran Azcona y de Pedro Masó, que también dirigió con el mejor olfato comercial de la Transición, contratando a una guapa extranjera que sazonara el guiso.

La película la protagonizaban José Luis López Vázquez como apocado maestro seglar en un colegio religioso, Jorge Sanz como alumno rebelde y Jane Birkin de madre soltera, profesional desinhibida de la Costa Fleming. También contaba con Agustín González de vecino cabreado, para momentos antológicos en ese rol que dominaba como nadie.

Rodaban a dos pasos del Corea y unos cuantos bares de alterne, en la calle General Gallegos (creo que aún se llama así, pero vaya usted a saber). El piso en el que vivían la Birkin y su retoño estaba allí, junto al desaparecido restaurante Shanghái.

Éramos demasiado niños para ir a ver a la estrella. Nos impresionaban más los camiones del cine, sus equipos, focos y gente ocupada, con atuendos y quehaceres en un registro más modernete que lo que estilaba el común de la época. Tardamos unos años en ver esa película y atar cabos, rastrear entonces la verdadera voz de Jane susurrando canciones que tenían en ella su valor máximo.

Jane Birkin era una hermosa chica europea que paseó su aplastante belleza, su estilazo y un moderado talento artístico por todo el continente. Tuvo por parejas a personajes inusuales (el compositor británico de bandas sonoras John Barry, el autor pop más feo de Francia, Serge Gainsbourg y el director de cine Jacques Doillon). Bueno, en realidad me parecen inusuales a mí, ella se hartaría de topárselos en estrenos y cócteles hasta casarse con unos u otros. Dudo que, durante décadas, nadie pensase que había otra miel más dulce en la habitación si ella asistía a la fiesta.

Debajo del piso de la calle General Gallegos no queda un solo restaurante de la época, ni bar de alterne. Pero si yo fuese hoy vecino de aquel portal, propondría en la próxima junta una placa a la entrada: En memoria de Jane Birkin, que rodó película aquí.


domingo, 16 de julio de 2023

Sin malos rollos

Perfecta para una tarde estival en la que el aire acondicionado, la sala oscura semivacía y una rubia deslenguada en pantalla bastan para sentir que no has tirado el dinero.

La película arranca flojona, pero cuaja en cuanto llega el chaval apocado (Andrew Barth Feldman), a quien Jennifer Lawrence tiene que enseñar a vivir fuera de su habitación, su smartphone y sus padres híper-protectores mega-pijos (el guión tiene el buen ojo de no demonizarlos).

La película crece y se asienta conforme avanza, aunque no aporte demasiados momentos para la risa liberadora (hay, eso sí, un gag impagable). Porque, aparte de la comedia moderada, al director y guionistas les importan sus personajes más allá de la premisa y por ahí asoma otro tono más melancólico que funciona bien gracias a los actores.

De todas maneras, ella y su mala leche desubicada en un mundo de hijos de papá que irán por primera vez a Princeton el curso que viene, es lo mejor de Sin malos rollos.

Ese tono agridulce y divertido del que la Lawrence es perfectamente capaz, se resume en verla abrir puertas en una fiesta y encontrar jovencitos sobre las camas mirando el móvil, para gruñir con indignación: "¿Pero es que ya nadie folla?”


 

viernes, 14 de julio de 2023

Decisiones acaloradas 1: Holy Spider

Holy Spider (Araña sagrada), de Ali Abbasi fue la primera que nos empaquetamos. Aunque el dinero lo pusiese Francia, esta clase de películas tan de Oriente Medio tienen un plus de partida: retratan una realidad a la que rara vez nos asomaríamos fuera del cine. Y suelen, por desgracia, arrastrar también un valor de denuncia muy mal digerida por los denunciados. 

La actriz principal, Zar Amir-Ebrahimi, iraní de nacionalidad francesa premiada en Cannes por este papel, ya tuvo que huir en su día de Irán por una campaña de desprestigio, pero después de esta película está directamente amenazada de muerte. En fin, supongo que en Irán no vive ni el último eléctrico, aunque no rodasen la película allí.

La cosa va de asesino en serie, pero no sólo de eso. Prostitución callejera, fanatismo malsano, enjuagues y componendas de la comunidad, su percepción deformada de las cosas, la religión metomentodo, la policía laxa... 

No es que Holy Spider invente nada que no se sepa o intuya a estas alturas. De hecho, hay cosas tan asimiladas por el común que por eso unos barrios con mucho hormigón sin jalbegar, cafetines desangelados, motos nocturnas y escasa luz eléctrica nos sobran para situar geográficamente la historia. Ni un sólo monumento o plaza emblemática es necesario para ser más verosmil. Con lo ya dicho, unas viviendas de mucha alfombra para sentarse en el suelo, cárceles peladas, la ropa de ellos y de ellas y poco más, la película remite perfectamente a una sociedad jodida.

Holy Spider tiene en ese retrato su principal baza, puesto que la intriga es leve, algunos fallos de guion visibles y el ritmo irregular. Pero la ventaja de no ser cine estadounidense es que no tienes la completa certeza de saber lo que va a pasar ni cuándo. De paso, su final resulta absolutamente demoledor.    



miércoles, 12 de julio de 2023

jueves, 6 de julio de 2023

Goliat contra Goliat

Hollywood está preocupado. Ya no le basta con su don de la ubicuidad, que cubre el globo terráqueo y supongo que hasta la Estación Espacial Internacional (¿sigue abierta…?). Ya no llega con su abrumadora promoción en cuanta superficie física o virtual imaginable se la admita. Ya no alcanza con su capacidad para ofrecer el gran espectáculo preferido del público en cada momento de nuestra era.

Batacazos taquilleros sonados, encadenados y recientes como la número diez de la franquicia Fast and Furious (cuánta "furious"), la del último súper héroe de DC cómics (un tal Flash), la enésima adaptación de un clásico Disney (creo que La Sirenita) y la tibia respuesta a la quinta entrega (¡la quinta…!) del arqueólogo más improbable y querido del mundo “han hecho saltar todas las alarmas”, que dicen los titulares de la prensa clic.

Como lo de la huelga debió arrancar con la preproducción ya encauzada, tengo entendido que sigue adelante lo de Gladiator 2. A veces no sé si los títulos los ponen los más codiciosos zoquetes del Estudio o los periodistas cinematográficos para que nos entendamos todos sobre lo que trata la peli. Lo único seguro en esa es que va de gladiadores. Pero teniendo en cuenta que ningún actor repite y sus personajes murieron en la primera (Máximo Meridio, Marco Aurelio, Cómodo…), me da por suponer que Ridley pondrá el foco en otra historia gladiatoria diferente. Aunque con los guionistas pre-huelga todo es posible: una resurrección arcana, un super-poder insospechado, una abducción extraterrestre al planeta peplum…

Si no es así de loco y la cosa va de otro gladiador, se agradecería un título nuevo, sin el 2 detrás, que esto es una película, amigos, no un coche. Qué sé yo, se me ocurre El campeón de la muerte, El romano, El luchador tracio… hasta Sangre y arena a despecho de los clásicos taurinos es mejor título que Gladiator 2.

Estáis en un bucle, tíos, con una gallina extenuada a la que pedís siempre el mismo huevo de oro macizo. Pero además de la sequía creativa evidente o el bloqueo ciego de los financistas que sólo quieren repetir la fórmula hasta que entre en pérdidas, la crisis de las salas tiene que ver con otras amenazas. Y no van a ser las plataformas de streaming las grandes enemigas, aunque las señale mi querido John Landis. Ellas hacen lo que antes la televisión, el video club, la colección de dvds.

El problema viene de un soporte cada vez más devorador. Es el Smartphone y ya está. Fomenta el individualismo hasta extremos que el aparato de tv por cada habitación de la casa no llegó a lograr. En el dormitorio miraba la pareja, en la cocina la familia en días laborables, en el salón cuantos no salieran a parrandear. Pero el teléfono móvil, ese que todo el mundo lleva en su bolsillo, es un espacio privado, absolutamente excluyente. 

Miren también las pantallas táctiles multiplicadas en las cabinas de los aviones, donde cada viajero escoge una película diferente y la ve y la escucha en solitario, como si lo hiciera en su móvil. Eso y el uso de la barra de tiempo, para saltarse las partes pesadas, para saber cuánto le queda.

El teléfono móvil ha arrasado con la necesidad colectiva de la sala oscura, del susto coreado, la risa contagiosa, el aplauso final, la película del tirón. Ya no importa si la pantalla es grande, el macro-espectáculo circula por pantallas micro. Y cualquier tipo de edición pierde ritmo antes de que termine la temporada.

Ya están tardando en componer una canción pop (¿aún se dice pop?), que titulen Smartphone killed the cinema star. Pueden usarla en un promocional exclusivo para redes de Gladiator 2.

martes, 4 de julio de 2023

La hoguera francesa

Algunos títulos francófonos (incluyo uno belga), que ayudan a entender el problemón que tiene Francia en este momento. Como puede verse, no es de ayer mismo.





sábado, 1 de julio de 2023

Alan Arkin

Era lo mejor de la película (o la serie), en la película (o serie) en la cual participara. 

Con eso basta para la inmortalidad. Buen viaje, señor Arkin.