Ahora va Garci y pega el pelotazo que el cine español necesita cada año para llegar a los 100 millones de recaudación en el mercado nacional. ¿Os imagináis?
Ya sé, ya sé, pero vamos a suponer que pasa. Mientras se comen los puños los que lo tachan de academicista (Garci no es academicista, es académico, hay una diferencia muy notable); los que dicen que su cine es lento, cuando una cosa es la velocidad y otra el ritmo; los que dicen que es un nostalgias pero se pirran por los mercadillos vintage de Tarantino; los que todavía le reprochan que la Comunidad de Madrid soltase 15 millones para Sangre de Mayo, que no hizo taquilla, como si eso fuera un retrato de la calidad del cineasta y no de la calidad que están demostrando los espectadores, a quienes Galdós o la Historia no les importa una higa y ya es lástima.
En fin, El Crack cero no alcanzará el éxito con el que especulo aquí, porque al margen de si la película es grandiosa, correcta o un patinazo, el mercado está en otras cosas. Aunque yo estoy deseando ver a Areta y al Moro en sus primeros pasos detectivescos por la Gran Vía, en blanco y negro.
Entre tanto, permaneced atentos a la pequeña pantalla: seguro que TVE pone un especial de El Crack, con pases de la 1 y la 2, las de Alfredo Landa y Miguel Rellán. Lo hace siempre que se dan estos raros pero felices casos del cine español, para calentar la taquilla en días de inminente estreno... (Sí, Sheldon, esto último es sarcasmo).