Podría titularse Las favoritas, porque son dos las mujeres en las que se apoya la insegura y caprichosa versión de la reina Ana de Gran Bretaña (Olivia Colman) en esta película de Yorgos Lanthimos, al que en mi tertulia cinéfila llamamos cortésmente "el griego desagradable".
Rachel Weitz y Emma Stone, a cual más bella y calculadora, van tirando de recursos, desde los obvios a los sibilinos, para ser la favorita de la reina. Una aspira a mantenerse como consejera política todopoderosa, la otra sólo quiere subir escalones hasta donde la miseria no regrese a su vida. Y sólo una de las dos siente por su valedora verdadero amor.
La película, comprensible en todo momento, palaciega, malévola y con su pizca de romanticismo genuino y fracasos vitales, está estupendamente rodada, montada y servida.
Supongo que la temática y un guión en el que Yorgos no ha metido la cuchara ni por delegación, tienen mucho que ver en que ésta sea la obra más accesible del griego. Además de ese bello reparto vestido de corte, que imposibilita para ponerse tan desagradable como a Yorgos y a sus Festivales de cabecera les gustaría.
Curiosamente, esta vez Cannes le premió el guión. Y el director también levantó el Bafta a la mejor película británica. En fin, que el tiempo dirá si La Favorita es una excepción en la carrera del griego, o un giro que haga su cine más agradable de ver, por mucho desencanto que fluya al fondo.