lunes, 21 de marzo de 2016

Tres davides


Las ovejas no pierden el tren

Con un buen reparto y un planteamiento medianamente interesante, aunque nada original, el regreso de Fernández Armero a la pantalla grande se queda en un film correcto pero poco inspirado sobre perdedores de trenes casi vocacionales.

El principal obstáculo para que esta película coral funcione mejor es que casi ningún personaje despierta la necesaria ternura o más simpatía. Quizá lo consigue el de la hostelera de éxito y fracasada sentimental Candela Peña, aunque su voluntarismo se estira hasta un punto en el que acaba resultando también algo irritante. Inma Cuesta pelea con el rol más antipático y cansino, pero tampoco son queribles su marido encarnado por Raul Arévalo, su peterpanesco cuñado Alberto San Juan ni el impresentable novio de la hermana enamorada. Kiti Manver y Miguel Rellán, padres de unos y otros, son capaces de levantar sus personajes simplemente con estar en cuadro, pero tampoco enriquecen la propuesta.

Todo queda, en fin, a medio gas. Hay tópicos factibles, personajes ciertos y anécdotas dispersas, pero nada se enreda o se resuelve de modo significativo y disfrutable. Con esos mimbres tan convencionales –lo que no es malo a priori- hay que aportar hallazgos, gags, emoción y melancolía para no perder el tren.

Quizá cuando pase el próximo.


Anacleto, agente secreto

Divertida parodia del cine de espionaje acrobático, hecha con menos pasta y más gracia que muchas de las verdaderas pelis de agentes y sus versiones cómicas anglosajonas.

Ruiz Caldera lo logra con un guión bien traído en el que se lucen unos personajes dibujados con claridad. Aquí cada cual hace lo que debe y lo hace bien. La estructura argumental es tópica hasta que te da la risa, pero muchos momentos del desarrollo consiguen trascender ese corsé sin complejo alguno por llevarlo puesto.

Su falta de pretensiones, un reparto perfecto, buenos gags (el zumo de la verdad, el megavillano en el bingo,…) y un ritmo adecuado hacen de ella lo que quiso ser: cine palomitero del bueno. Anacleto nunca falla.


Magical Girl

La originalidad a toda costa, la autoría por bandera y un reparto convencido y convincente le han llevado a Vermut a parir esta película en la que sobra ambición artística y faltan explicaciones a mansalva.

Para algunos, en eso radica su genio. Para otros, el asunto tiene pinta de pereza intelectual o pose descarada. En mi opinión, una cosa es dejar al espectador que encaje algunas piezas y otra es darle medio puzzle y sin imagen de referencia en la tapa de la caja.

Se le podría aplicar al director la misma advertencia con la que el abre su película. Por mucho que Vermut se empeñe, en el cine 2+2 también suman 4. 

miércoles, 16 de marzo de 2016

Cielo negro

Ayer, gracias al programa dedicado a nuestro cine que emite la 2 de Televisión Española, volví a ver Cielo negro, una película de Manuel Mur Oti realizada en 1951. Que empieza tranquila, costumbrista, aparentemente hasta ñoña, y va creciendo en interés, veneno, fiereza y drama hasta una secuencia final que debería ser mítica en el apasionado mundo de la cinefilia. 

De casualidad he encontrado un clip de ella en youtube, aunque la música no es la suya y la secuencia no está completa. Pero aquí lo dejo, porque aún recortado y con un sonido distinto del original, este final me sigue pareciendo fantástico.