lunes, 30 de junio de 2014
jueves, 26 de junio de 2014
miércoles, 25 de junio de 2014
Eli Wallach
Longevo, malévolo, divertido, solvente.
Uno del Actor´s que nunca se puso pedante ni divo. Se ciñó a lo esencial, hacer bien sus papeles frente a Gable, Clift, Monroe, McQueen, Brynner, Pacino, Eastwood, O´Toole, Hepburn, Streisand, Nicholson, Banderas, De Niro, McGregor...
Le bastaba una sonrisilla, un chispazo de fuego en la mirada y un gesto de manos. El último, para decir adiós.
Adiós, Calvera.
martes, 24 de junio de 2014
domingo, 22 de junio de 2014
Las dos caras de enero
Elegante, fotogénica y bien contada, esta intriga dramática de norteamericanos en Grecia descubre enseguida sus fuentes de inspiración y es fácil imaginarla en blanco y negro con reparto alternativo, años 40 o 50 del hollywoodiense siglo pasado.
En ella, Viggo Mortensen y Kirsten Dunst encarnan a una pareja de viajeros adinerados de turbio currículum y Oscar Isaac a un guía turístico algo ratero. Los tres se encontrarán ante un homicidio imprevisto y una huida bajo el sol mediterráneo. Lo demás lo aporta a partir de ese momento la indefinición de la mujer entre los dos hombres, la exasperación creciente de su esposo y una actitud del guía más moderada que calculadora, que no parece a la altura de las circunstancias. Quizá porque al personaje femenino le faltan unas gotas de veneno o porque Kirsten Dunst es una actriz correcta, pero de magnetismo escaso.
Aunque la historia discurre con fluidez y coherencia y la puesta en escena ofrece algunos momentos brillantes (también inspirados en el viejo modelo de la época dorada), algo le falta a esta película, un punto de malicia o de perversidad. Quizá es solo la pátina del tiempo o ese carisma que adquieren los intérpretes también con pátina, lo que ofrecería un resultado mejor. Pero estoy seguro de que la película hubiera ganado en intensidad si la mujer en discordia fuese, pongamos por caso, Lana Turner.
Creo que Oscar Isaac también lo piensa.
miércoles, 11 de junio de 2014
Foxfire
Foxfire, basada en la novela de Joyce Carol Oates “Puro fuego: confesiones de una banda de chicas”, era lo nuevo de Laurent Cantet en el Festival de San Sebastián de 2012 y dentro de unos días se estrena por fin en España.
Cantet es un director con ideas y pulso (La clase, Recursos Humanos), de los que genera expectativa y su película sobre jóvenes airadas en la Norteamérica de los cincuenta se toma el tiempo justo para mostrarnos cada pieza que va a mover, cuenta con el reparto adecuado, es escrupulosa en la recreación de época… pero no funciona.
Cantet es un director con ideas y pulso (La clase, Recursos Humanos), de los que genera expectativa y su película sobre jóvenes airadas en la Norteamérica de los cincuenta se toma el tiempo justo para mostrarnos cada pieza que va a mover, cuenta con el reparto adecuado, es escrupulosa en la recreación de época… pero no funciona.
Ni el dogmatismo de la chica líder, ni lo que son gamberradas primero y delitos después, ni los bandazos de la banda, aportan información relevante que de verdad “interese”. Y comete un error indigno de Cantet: la brocha gorda en el dibujo de los personajes masculinos (todos impresentables), que parece obligatoria en los films protagonizados por mujeres en busca de su liberación.
Así las cosas, en este subgénero de chicas que van quemando naves hacia el vacío, Thelma y Louise me parece mucho más mentirosa, pero también infinitamente más eficaz.
domingo, 1 de junio de 2014
Maléfica
En medio de un fastuoso poderío en la
taquilla, impulsado por la apropiación lenta pero implacable de toda la cadena
de explotación de las películas en el mercado internacional, el cine de
Hollywood gobierna en su reino y en los de los demás invirtiendo sus mayores
presupuestos en naderías que oscilan del fantástico a la hecatombe, del spot de
tecnología armamentística al video juego unisex. Entre lo que exportan y llega
a España, lo demás se resume en un par de historias oscarizables por estudio,
algún sleeper indie, varias comedias románticas tirando a bobas y las mierdas
de Adam Sandler.
Pero desde hace un tiempo, la semilla que germinó con El señor de los anillos ha abierto otro frente narrativo con el que chapotear en nuevas e insospechadas mediocridades. Los cuentos clásicos de la literatura, algunos ya adaptados por Disney con sobrado talento, han regresado para pasarse por el turmix de la espectacularidad y el star system estilo siglo XXI.
Maléfica es
la más resplandeciente demostración de lo que Hollywood puede o quiere
ofrecernos en esta etapa de su negocio. La película es un refrito
fanta-medieval que trata sin mucho éxito de contar La bella
durmiente desde un punto de vista inédito. Que -exceptuando a la
bruja protagonista- cuenta con una reata de personajes penosos, una princesa y
un príncipe sin sustancia y el salpimentado habitual de batallas épico-mágicas,
despliegue del departamento artístico e incongruencias de guión a
cascaporro.
Vistosa de trailer, aburrida cada cinco minutos y basiquita de ideas, tira de recursos de probada eficacia (el ya mencionado Señor de los anillos, Harry Potter y hasta La jungla de cristal), para salir del paso con la buena factura que habitualmente reservan a las oportunidades perdidas.
Contar con una belleza tan carismática como la de Angelina Jolie y no saber qué hacer con ella es algo que deberían hacerse mirar. Pero en cuanto tengan ante sus ojos la cuenta de resultados, lo que harán será planear Maléfica 2.
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