Leo que el nuevo filme de Pedro Almodóvar, 'La piel que habito', ha sido la segunda película más vista durante el pasado fin de semana (su primero), y se sitúa solo por detrás de 'Cowboys contra Aliens' y por delante de otros títulos como 'Super 8', de J.J. Abrams y Spielberg, 'Phineas y Ferb' o 'Destino final 5'.
A ver, que sabemos que Almodóvar y su equipo son auténticos magos de la promoción. Y que esa promoción es cada vez más sencilla pues, publicidad aparte, todos los medios de comunicación se hacen eco de sus estrenos y quieren entrevistar al director o al reparto cuando llega la semana clave, la de su llegada a las salas (*Antes tenía más mérito aparecer en los papeles, pero ahora se trata de la figura internacional española más conocida del planeta que no se dedica al deporte. Lo que, dicho sea de paso, también es mérito suyo).
De lo que yo quería hablar aquí y ahora no es de su éxito, ni de la película en concreto (la dejaremos para un post aparte), sino de cómo se encarama a los puestos de cabeza en taquilla y frente a qué títulos. En definitiva, sobre la habilidad –que no sé en quién recae exactamente- de estrenar a primeros de septiembre, cuando la mayor parte de los blockbusters de verano llevan semanas en cartel y hace tiempo que han decaído en interés, y los que se estrenan para los últimos días sin cole tienen un público preferente de menores de 16 años. Cuando fuera del circuito de versión original no hay más que secuelas, precuelas y adaptaciones de cómic. Y para personas con alguna otra inquietud apenas sobrevive la de Woody Allen, una de bodas y amigas, una de cazanazis y la de los bomberos ligones.
En esa tesitura, Almodóvar propone otra cosa y tiene todo el espacio libre para hacerlo con éxito. El “nicho de mercado” que él ocupa está completamente vacío en este mes de reentré donde los cines parecen obstinarse en poner las últimas sombrillas playeras mientras cambia el tiempo y la gente deja de bañarse.
¿No hay ninguna película española lista para estrenar, que no sea la comedia romántica o burra (o ambas cosas) de turno, en la primera quincena de septiembre? ¿A qué esperan sus distribuidoras? Cuando las dos o tres que compiten en San Sebastián salgan a la palestra, el cine norteamericano las enterrará con una nueva oleada.
Para entonces, Almodóvar llevará medio millón largo de espectadores con La piel que habito. El Deseo debería dar cursos de marketing cinematográfico. Tendría –también- un éxito atroz.