martes, 8 de octubre de 2024
Almas en pena en Inisherin
lunes, 30 de septiembre de 2024
Maggie Smith
Murió con 89 años, después de haberlo hecho todo en su larga y estupenda carrera: teatro, televisión, cine.
Series emblemáticas como Downton Abbey, sagas juveniles multimillonarias como Harry Potter, un par de Oscars y otras cuatro nominaciones (la última rozando la setentena). En las tablas, debutó en Broadway, trabajó asiduamente en el West End, triunfó con algunos de los grandes "Shakespeares" (Antonio y Cleopatra, Macbeth).
Maggie, de joven guapa a la inglesa, era una presencia fiable, que cuando se hizo mayor consiguió inspirarnos ternura y destilar inteligencia hasta en sus personajes más estirados y aparentemente detestables. Se le daban muy bien las señoras vigilantes que ponían sentido común a las veleidades juveniles de quienes la sucedían en la cabeza del cartel.
Luego se enredó en aquello de los magos y supongo que, como a la Dench su "M", le sirvió para saltarse mucho casting desde entonces. No tenía nada que demostrar, claro, pero pertenecía a una generación de mucho talento y media docena de las chicas pop seguían vivitas y coleando. Pero nadie como Maggie para alzar la nariz y bajar los ojos con el desprecio de una aristócrata.
Dios Salve a la Smith.
sábado, 21 de septiembre de 2024
Hasta el fin del mundo
jueves, 19 de septiembre de 2024
Asesino por casualidad
Curiosamente, el principal problema que tiene esta película de Richard Linklater (a veces deja a sus estupendos personajes conversadores, desubicados y en crecimiento, para demostrar que puede dirigir a gentes con pistola), es precisamente el relacionado con el género, su dificultad de encasillamiento. ¿Es esta película una comedia?, ¿es thriller?, ¿es romántica?, ¿es comedia romántica, es comedia-thriller,...? Pues hay un poco de todo, aunque el humor negro sería el común a cada idea que hace avanzar la narración, a veces fluida, a veces a trompicones.
Se notan -sin molestar mucho- algunos elementos meramente instrumentales (su ex, varias lecciones académicas, la voz en off) o escenas directamente prescindibles (alguna con los compañeros de trabajo encubierto, ese final fácilmente sustituible por tomas falsas). En fin, queda claro que Linklater brilla más y mejor en historias sin pistola.
Con todo y eso, la película es bastante diferente al mejunje habitual que otros realizadores cocinan sin sonrojo para su inmediato estreno en Netflix. Ésta la ofrece Prime, que de momento parece una fórmula de plataforma más ecléctica, mientras la mayoría se retratan como voces monocordes de su amo.
Los protas bien, guapos y solventes. A sueldo por casualidad.
miércoles, 18 de septiembre de 2024
Placeres viejos
Acabo de enterarme de que la película inaugural del inminente 72 Festival de San Sebastián, al que vuelvo a faltar, será la nueva versión de Emmanuelle, ya sabéis (los talluditos), aquella joven erotómana u objeto de deseo, según tocase o la tocasen.
Como director han recurrido a una directora (faltaría más) y razonablemente prestigiosa, que es lo que suelen cuando repescamos de forma vergonzante ideas de hace cincuenta años (joder, cincuenta ya). La que lleva la batuta y hará caja (porque el solo nombre de la ninfa retratada traerá voyeurs a la sala o al clic), es Audrey Diwan, en la cresta por su debut de 2021, El acontecimiento, y que antes de él, como guionista, abordó las líneas rojas traspasables, la posesividad, las adicciones, la cosita sexual... Todo "muy apañao", que diría un manchego.
La operación dinerín es, para la ocasión, de nacionalidad francesa. Pero no desesperemos. Cualquier día cocina Goliat un remake de Instinto básico, para que cruce las piernas sin bragas en la sala de interrogatorios una joven promesa que quiere ser portada y luego ya veremos.
Por cierto, Naomi, mujer ¡qué necesidad...!
viernes, 13 de septiembre de 2024
Fallen leaves
Anoche vi otro “David”: Fallen leaves.
El finlandés (Aki Kaurismäki) está zumbado, pero le salen
estupendas.
Es como un Bresson simpático y gamberro. Me parece el
anti-Almodóvar (enhorabuena por el León, por cierto) o más bien su reverso: le
gusta la misma paleta de color, salpicada de rojos, azules, amarillos y verdes, pero sin estilizar escenarios, él los filma sucios y en
apariencia realistas. Ahí consigue el máximo con el mínimo. Parece que los
actores ni siquiera sienten y sienten todo.
Es divertido y fascinante verlo.
Dudo que Finlandia sea así, tan cómicamente árida. Pero no
importa (ya sabéis: “¡mis amigos, los verosímiles…!).
Otro 7,5 .