domingo, 8 de septiembre de 2024

La estrella azul

La primera de las preseleccionadas por la academia española de cine para representarnos en la carrera hacia el Oscar es La estrella azul, de Javier Macipe, una película difícilmente oscarizable, pero deliciosa. Macipe encuentra una bonita historia, un gran personaje (y el actor perfecto para encarnarlo, Pepe Lorente), un perfume transoceánico, unas frases para el recuerdo -cortesía de Yupanqui-, una rara melancolía, un optimismo vital, una música imperecedera.

Es esta peli una ópera prima realizada con una solvencia inusual. Hasta el recurso al meta-cine le funciona a su director como un tiro. Hay que estar muy seguro de lo que se ha hecho hasta ese momento en la película y también de lo que resta por contar, para cargarse la cuarta pared y seguir manteniendo las emociones del espectador, no solo inalteradas sino hacia arriba, siempre hacia arriba.

He leído por ahí que la película tiene algunos momentos de ritmo encallado. No me lo parece, el personaje del músico Mauricio Aznar y muchos de los que le van saliendo al paso, especialmente en la Argentina profunda de la chacarera, son magnéticos, les basta con estar, con sonreír, con coger una guitarra.

De los muchos biopics musicales que se han ido cocinando últimamente, abanderados por la industria anglosajona y sus iconos (Elvis, Elton, Freddie, Bob), éste dedicado a Mauricio Aznar Müller, líder del grupo aragonés Más birras, es de largo el mejor. No necesita espectacularidad de estadio y lujosos despendoles para clavar a un artista musical interesante. Quizá la razón pueda ser que la película es más interesante que Mauricio, aunque lo dudo. 

Para ir terminando, la película entra de inmediato, como una melodía de rock´n´roll ligero, luego hipnotiza con ritmos de un folclore lleno de lirismo y enigma y arrastra hasta el final con emoción y la alegría de quien tenga estrella para disfrutar con humildad de la música, la danza o la vida.    


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