lunes, 30 de septiembre de 2024

Goodbye, mister Kristofferson

Maggie Smith

Murió con 89 años, después de haberlo hecho todo en su larga y estupenda carrera: teatro, televisión, cine.

Series emblemáticas como Downton Abbey, sagas juveniles multimillonarias como Harry Potter, un par de Oscars y otras cuatro nominaciones (la última rozando la setentena). En las tablas, debutó en Broadway, trabajó asiduamente en el West End, triunfó con algunos de los grandes "Shakespeares" (Antonio y Cleopatra, Macbeth).

Maggie, de joven guapa a la inglesa, era una presencia fiable, que cuando se hizo mayor consiguió inspirarnos ternura y destilar inteligencia hasta en sus personajes más estirados y aparentemente detestables. Se le daban muy bien las señoras vigilantes que ponían sentido común a las veleidades juveniles de quienes la sucedían en la cabeza del cartel.

Luego se enredó en aquello de los magos y supongo que, como a la Dench su "M", le sirvió para saltarse mucho casting desde entonces. No tenía nada que demostrar, claro, pero pertenecía a una generación de mucho talento y media docena de las chicas pop seguían vivitas y coleando. Pero nadie como Maggie para alzar la nariz y bajar los ojos con el desprecio de una aristócrata.

Dios Salve a la Smith.  

sábado, 21 de septiembre de 2024

Hasta el fin del mundo


Viggo Mortensen escribe, dirige y protagoniza este western, regular comparado con los de los maestros vivos o muertos, pero notable en medio de los casposos refritos de todo género que hoy se perpetran en Hollywood. 

Allí triunfa ya el término "contenidos", imponiéndose a aquel mágico "películas". Es decir, que importan más las plataformas que los estudios y en las plataformas no se produce Cine, a las plataformas "se les echa de comer" contenido. Más allá, aplastado contra su diván, está el espectador-televidente-híbrido, saltando de streaming en streaming, huroneando cuánto dura lo que ve, avanzando, retrocediendo, parando, abandonando... Un poco como se hizo con el VHS en su declive; aunque nadie alquilaba una película en VHS (¿Beta, viejos?) o la compraba para no verla entera por mala que pintase. Con el DVD hasta nos tragábamos las escenas eliminadas de Alien resurrection, con lo prescindible que era toda ella, 

Pero vamos de la fábrica de sueños a la de pesadillas y luego ya veremos, el fin del mundo lo dirá. 

En fin, volvamos a Mortensen, sin meternos -os lo ruego- en politiqueos aleatorios, agotadores y hasta previsibles ¿A quién no le cae bien Viggo? vamos a empezar por ahí. ¡Si le cae bien hasta al blandito de David Trueba, a quien le levantó la esposa! Momento chisme: hablamos de Ariadna Gil, antaño la sonrisa más enloquecedora de nuestro cine y suponemos que ahora sonriente en privado (suerte tienes, truhan).

Aunque compartía graneros amish con Harrison Ford y Alexander Godunov en la ochentera maravilla de Peter Weir titulada Único testigo, lo cierto es que Viggo triunfó a lo mundial ya mayorcete, con 43 años. Entonces supimos que hablaba perfectamente inglés, español, danés y francés, que además era fotógrafo, poeta, editor y fan de Los santos inocentes, de Mario Camus. 

Administró bien esa fama tardía en los años posteriores a Aragorn, aún en la primera década del 2000, rodando como actor ya protagónico Océanos de fuego, Una historia de violencia, Alatriste, Promesas del este, Good, Appaloosa, La carretera... y acertando en la década siguiente con títulos tan distintos como Las dos caras de enero, Capitán fantastic o The green book. Se dio además el capricho de rodar una película hispano-argentina (sus segundas tierras afectivas) como Todos tenemos un plan y dirigir Falling en 2020, película que le salió bastante buena y que además escribió.

Viggo, aparte de polifacético, guapo y buen actor, es un tipo listo. Escribe bien sin inventar el agua caliente. Parte de ese agua que ya calentaron otros y trabaja en los terrenos que le son más afines: la emoción, la reflexión, el diálogo... el actor.  

Así pasa en Hasta el fin del mundo. La historia western que sostiene a los actores y, en especial, a la soberbia Vicky Krieaps, no es nada del otro mundo, ni del fin del mundo ni del principio del western. Mortensen la arma con oficio y poquísima originalidad y la usa para fijarse en algo mejor que unos caciques ambiciosos, un hijo de perra mimado y loco, una guerra en sordina, un pequeñuelo inocente, un ranchito humilde o una taberna con pianista y bronca. Lo que aquí importa de verdad son ellos, Vivienne y Olsen enamorándose, respetándose, equivocándose, reencontrándose y ayudándose a vivir y a morir. 

Ahí se nota a un director con talento, olfato fotográfico, sensibilidad para la atmósfera emocional de los protas. Es entonces cuando la película vuela y uno se quedaría en ella hasta el fin del mundo. ""De éste, sí", como dice Viggo.

Bien, a ver si le dejan hacer otra. 


 

jueves, 19 de septiembre de 2024

Asesino por casualidad


¡Qué manía tienen las distribuidoras de España con cambiar significantes y significados en los títulos de las películas anglosajonas! "Asesino a sueldo", que sería la traducción exacta del original, es un título mucho más irónico, pero alguien debe pensar que "casualidad" advierte mejor del género comedia. Como si les importara a estas alturas darnos gato por liebre.

Curiosamente, el principal problema que tiene esta película de Richard Linklater (a veces deja a sus estupendos personajes conversadores, desubicados y en crecimiento, para demostrar que puede dirigir a gentes con pistola), es precisamente el relacionado con el género, su dificultad de encasillamiento. ¿Es esta película una comedia?, ¿es thriller?, ¿es romántica?, ¿es comedia romántica, es comedia-thriller,...? Pues hay un poco de todo, aunque el humor negro sería el común a cada idea que hace avanzar la narración, a veces fluida, a veces a trompicones.

Se notan -sin molestar mucho- algunos elementos meramente instrumentales (su ex, varias lecciones académicas, la voz en off) o escenas  directamente prescindibles (alguna con los compañeros de trabajo encubierto, ese final fácilmente sustituible por tomas falsas). En fin, queda claro que Linklater brilla más y mejor en historias sin pistola. 

Con todo y eso, la película es bastante diferente al mejunje habitual que otros realizadores cocinan sin sonrojo para su inmediato estreno en Netflix. Ésta la ofrece Prime, que de momento parece una fórmula de plataforma más ecléctica, mientras la mayoría se retratan como voces monocordes de su amo.

Los protas bien, guapos y solventes. A sueldo por casualidad.   

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Placeres viejos

Acabo de enterarme de que la película inaugural del inminente 72 Festival de San Sebastián, al que vuelvo a faltar, será la nueva versión de Emmanuelle, ya sabéis (los talluditos), aquella joven erotómana u objeto de deseo, según tocase o la tocasen. 

Como director han recurrido a una directora (faltaría más) y razonablemente prestigiosa, que es lo que suelen cuando repescamos de forma vergonzante ideas de hace cincuenta años (joder, cincuenta ya). La que lleva la batuta y hará caja (porque el solo nombre de la ninfa retratada traerá voyeurs a la sala o al clic), es Audrey Diwan, en la cresta por su debut de 2021, El acontecimiento, y que antes de él, como guionista, abordó las líneas rojas traspasables, la posesividad, las adicciones, la cosita sexual... Todo "muy apañao", que diría un manchego.

La operación dinerín es, para la ocasión, de nacionalidad francesa. Pero no desesperemos. Cualquier día cocina Goliat un remake de Instinto básico, para que cruce las piernas sin bragas en la sala de interrogatorios una joven promesa que quiere ser portada y luego ya veremos. 

Por cierto, Naomi, mujer ¡qué necesidad...!

viernes, 13 de septiembre de 2024

Fallen leaves

 

Anoche vi otro “David”: Fallen leaves.

El finlandés (Aki Kaurismäki) está zumbado, pero le salen estupendas.

Es como un Bresson simpático y gamberro. Me parece el anti-Almodóvar (enhorabuena por el León, por cierto) o más bien su reverso: le gusta la misma paleta de color, salpicada de rojos, azules, amarillos y verdes, pero sin estilizar escenarios, él los filma sucios y en apariencia realistas. Ahí consigue el máximo con el mínimo. Parece que los actores ni siquiera sienten y sienten todo.

Es divertido y fascinante verlo.

Dudo que Finlandia sea así, tan cómicamente árida. Pero no importa (ya sabéis: “¡mis amigos, los verosímiles…!).

Otro 7,5 .

jueves, 12 de septiembre de 2024

Buffalo Kids

La película española de animación Buffalo Kids cuenta la historia de dos niños huérfanos irlandeses, Tom y Mary, que desembarcan en el Nueva York del siglo XIX y se cuelan en un tren camino del salvaje Oeste mientras conocen a Nick, el tercer chaval de la aventura.

El film comenzó este último verano su periplo internacional estrenándose en los cines de Rusia y debutando como la segunda película más vista, lo que equivalió a una recaudación de 250.000 dólares. En el momento presente, supera los cuatro millones de recaudación solo en España. No sé cuánto habrá crecido en la taquilla rusa a estas alturas.

Lo que si podemos asegurar es que, gracias a estos estupendos datos, el espectador ruso infantil acompañado de sus padres conocerá mucho más la “cultura española”… Y no digamos los niños españoles y sus padres, lo que disfrutarán reconociéndose en ella, que encima ha salido especialmente bonita, divertida y emocionante.

En fin, a la sección Las guerras perdidas porque no hay ninguna que se llame Pan para hoy, hambre para mañana. A lo mejor tengo que inaugurarla.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

Upon Entry


Nada comparable a un ratejo bueno frente a los agentes de inmigración de un aeropuerto estadounidense, y no digamos si eres venezolano. No hay película de terror que iguale la apuesta.

Una pareja en tránsito hacia Miami: la barcelonesa orgullosa de serlo que va arrugándose y el hispanoamericano que sabe lo que hay desde el minuto uno. Los agentes, por descontado, son muy pero que muy perros, en la saña y en el olfato. Lo demás son cuatro o cinco escenarios (una cabina de avión, una cola ante el mostrador, dos salas de interrogatorios, una de espera) y el ruido de un matasellos como el último clavo del ataúd.

Alberto Ammann vuelve a estar fantástico. Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vasqez debutan en la dirección con enorme brillantez. Les han salido 72 minutos de angustia y buen cine. 

Antes de los atroces estrenos de verano, parece que "David", bajo la sandalia de hierro del cine "Goliat", hizo bonitas películas casi invisibles. Y pienso vérmelas todas. 



Adiós, Mr Jones

 

domingo, 8 de septiembre de 2024

La estrella azul

La primera de las preseleccionadas por la academia española de cine para representarnos en la carrera hacia el Oscar es La estrella azul, de Javier Macipe, una película difícilmente oscarizable, pero deliciosa. Macipe encuentra una bonita historia, un gran personaje (y el actor perfecto para encarnarlo, Pepe Lorente), un perfume transoceánico, unas frases para el recuerdo -cortesía de Yupanqui-, una rara melancolía, un optimismo vital, una música imperecedera.

Es esta peli una ópera prima realizada con una solvencia inusual. Hasta el recurso al meta-cine le funciona a su director como un tiro. Hay que estar muy seguro de lo que se ha hecho hasta ese momento en la película y también de lo que resta por contar, para cargarse la cuarta pared y seguir manteniendo las emociones del espectador, no solo inalteradas sino hacia arriba, siempre hacia arriba.

He leído por ahí que la película tiene algunos momentos de ritmo encallado. No me lo parece, el personaje del músico Mauricio Aznar y muchos de los que le van saliendo al paso, especialmente en la Argentina profunda de la chacarera, son magnéticos, les basta con estar, con sonreír, con coger una guitarra.

De los muchos biopics musicales que se han ido cocinando últimamente, abanderados por la industria anglosajona y sus iconos (Elvis, Elton, Freddie, Bob), éste dedicado a Mauricio Aznar Müller, líder del grupo aragonés Más birras, es de largo el mejor. No necesita espectacularidad de estadio y lujosos despendoles para clavar a un artista musical interesante. Quizá la razón pueda ser que la película es más interesante que Mauricio, aunque lo dudo. 

Para ir terminando, la película entra de inmediato, como una melodía de rock´n´roll ligero, luego hipnotiza con ritmos de un folclore lleno de lirismo y enigma y arrastra hasta el final con emoción y la alegría de quien tenga estrella para disfrutar con humildad de la música, la danza o la vida.    


martes, 3 de septiembre de 2024

El sindicato

 Creíamos que se llamaba IA, pero se llama Netflix.