"Con la reacción química, ese metal líquido se convierte en un mecanismo de ingeniería que hace que se junten las dos pirámides electromagnéticas, generando una onda de choque anti-gravitatoria, pero solo por unos pocos minutos. Eso debería mantener a esas cosas lejos de los portales, después todo lo que esté arriba se desplomará"
He aquí la explicación -transcrita palabra por palabra- del meollo del asunto de las chufas de los titanes Godzi y Kong, entre otros primates, lagartos, serpientes y megamaripositas.
Esta imprescindible disertación científica la ponen en boca del bloguero conspiranoico que baja a "la tierra hueca" con el equipo de rescate planetario-sísmico-eco-étnico. Se supone que el tipo es un personaje cómico, debe ser por eso que es el único capaz de soltar esa parrafada del tirón sin descojonarse.
Entre tanto, un Kong reforzado con un guante transformer (hasta es amarillo) y un Godzilla con radiación rosa barbie, siguen destrozando esas ciudades milenarias que dan grima a la industria estadounidense del cine, para esta entrega Roma, Cádiz y El Cairo. Queda la Esfinge en pie de pura chiripa.
Al de rest is rugidos y rejostios. Habrá secuela.
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