Han pasado un par de días desde que murió Donald, pero resulta difícil hacerle una entrada a un actor de su calibre. ¿A quién no le caía bien Donald?
Donald Sutherland era un canadiense cuya sonrisa podía competir con la de Nicholson, contemporáneo suyo con sólo dos años menos. Jack se retiró mucho antes, el viejo Donald actuó en cambio hasta el último día, convirtiéndose en ese amigo fiel que sigues viendo de vez en cuando, le admiras su pelazo y lo pasas bien con él dure ese rato lo que dure.
Cuando el cine en la pequeña pantalla no iba por streaming, era imposible caer en una con Donald y no seguirla hasta el final. A Donald le bastaban unos pocos minutos para seducir: dando un repaso político en JFK, como padre acomodaticio y entrañable de Orgullo y prejuicio o abogado mentor sin licencia en Tiempo de matar... Eso cuando empezó a tirar de papeles secundarios en grandes producciones.
Antes había hecho de todo y todo lo hizo bien: Gente Corriente, Novecento, Casanova, Los violentos de Kelly, M.A.S.H., Camino a la guerra, Amenaza en la sombra, La invasión de los ultracuerpos, Klute, El gran robo del tren, Ha llegado el águila, Doce del patíbulo, Space Cowboys... La lista da la vuelta a Canadá, pasando por Hollywood, Gran Bretaña y Australia.
Era la versión canadiense de un Michael Caine, con quien -por cierto- trabajaría en más de una. ¿Con quién no trabajó Donald?. Caine se retira con la que estrenará este verano. Donald tiene otra pendiente de estreno. Los grandes golfos del último medio siglo, capaces de actuar convincentemente sin esfuerzo visible, nos dicen adiós.
Se echan de menos como los viejos amigos.
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